Mazda 323 1.6 Sportive

El Mazda 323F es un gran fichaje. Cumple en todos los apartados: prestaciones, consumo, etc; y encima es atractivo, estéticamente hablando. Si tenemos que ponerle algún pero, ese es el precio, quizás algo elevado.

Mazda 323 1.6 Sportive
Mazda 323 1.6 Sportive

En el fútbol, hay jugadores que no brillan por su depurada técnica ni por su derroche físico. Nadie sabe a ciencia cierta lo que aportan al equipo, pero sin ellos ni el sistema funcionaría ni se ganarían los encuentros. Algo parecido pasa con el protagonista de nuestra prueba, el Mazda 323F. No es un coche brillantísimo en prestaciones, pero cumple con creces cuando así se lo pedimos; no es el más completo del terreno de juego, el que siempre pide el balón cuando las cosas van mal, pero su aportación es notable tanto en espacio como en diseño como en algo para lo que no ha sido entrenado, la deportividad. Lo menos bueno, quizás, es el precio… pero ya todo el mundo sabe como está el mercado de fichajes.

El Mazda 323F no es un coche de relumbrón, es decir, no tiene, a priori, ganado un reconocimiento por parte de los clientes, algo que achacamos al desconocimiento de la marca. Otros compatriotas suyos tienen ganado, en estos momentos, este partido, pero con la tutela de Ford (que posee un gran paquete accionarial de Mazda) y con la renovación de modelos que se está produciendo, se prevé que Mazda pueda subir a la división de honor en cuanto a ventas, con opciones de jugar algún campeonato internacional.

Como se diría, futbolísticamente hablando, equipo tiene. Posee veloces extremos, como el MX5; centrales de peso, como el Tribute e incluso mediocampistas como el 626 o Premacy. Por tener, tiene hasta delanteros de lujo como el Xedos 9.