Kia Opirus 3.5 V6 EX

Ya no hace falta recurrir a las marcas alemanas para disfrutar de una berlina de lujo adaptada a los gustos europeos más clásicos. Kia da el salto y propone su Opirus.

Kia Opirus 3.5 V6 EX
Kia Opirus 3.5 V6 EX

Animado por un colosal motor de 3,5 litros y seis cilindros en V, el Opirus no tiene ningún problema para moverse. Los 203 CV y los 30,4 mkg de par máximo que ha dictaminado nuestro banco de rodillos son argumentos suficientes para que nadie ponga en entredicho el potencial de este coche.Bajo el acelerador se agita un verdadero torrente de fuerza que está presto a desbordarse apenas se lo pidamos. La forma en que ese torrente se relaciona con el cauce del bastidor ya es otro cantar... Pero vayamos por partes.

El espectacular V6, que, por lo general, se muestra noble, dulce y progresivo, va gestionado por una caja de cambios automática de convertidor de par que admite manejo secuencial. Es una transmisión muy moderna y sofisticada, que trabaja muy rápido y casi no deja que se perciban los saltos de marcha. En la modalidad de automática total, no nos ha gustado mucho lo estricta que es para reducir. Cuando necesitamos más empuje, en general, es suficiente con dar un “zapatazo" para que la caja meta una marcha menos. Sin embargo, si vamos a regímenes muy bajos, es posible que no lo haga y que no nos quede más remedio que aguardar la recuperación en la marcha que vayamos. Afortunadamente, el V6 recupera bastante bien. También tarda demasiado en autorizar la entrada de una marcha menor cuando necesitamos retener, algo que nos obliga a castigar los frenos (por cierto, muy sólidos) cuando vamos rápido en zonas complicadas. Esto se puede mitigar pasando al modo manual, que deja algo más de decisión para el conductor. Sin embargo, tampoco permite utilizar demasiado el motor como freno.
Todo esto, claro, no es más que un rasgo inevitable del carácter netamente burgués de esta caja de cambios. Donde realmente trabaja bien es en carreteras cómodas, terreno en que puede elegir desarrollos largos, como la quinta marcha, que ahorren combustible y sostengan cruceros muy altos sin ningún apuro. Ideal para una conducción relajada y tranquila. Y lo mismo cabe decir del carácter del bastidor. Condicionado de partida por los 1.860 kg que ha pesado nuestro protagonista en la báscula, el chasis no parece el idóneo para tanta potencia. Al menos, no lo parece si se quiere exprimir a fondo ese potencial, porque, si lo que se quiere es viajar cómodamente y sin agobios, entonces es la combinación perfecta.Decimos esto porque el bastidor va acompañado por unas suspensiones que, en principio, son muy blandas. Este tarado tan “comodón" está pensado para ahorrar cualquier incomodidad a los ocupantes y neutralizar hasta la más violenta de las sacudidas que pueda trasmitir el suelo hacia el interior. Y a fe que lo hace.

Pero, ya puestos a exigir, nos hubiera gustado algo más de firmeza para arrancar del Opirus algo más que una imbatible sensación de comodidad. Pero la carrocería, mal contenida por unos muelles tan blandos, oscila demasiado y eso resta mucha confianza en las curvas.
Se puede optar por seleccionar la suspensión deportiva, que lleva control electrónico y se activa con un botón situado al lado de la palanca de cambio. Oprimiéndolo, los amortiguadores ofrecen un tacto algo más firme, pero tampoco es que se haga del coche una tabla. Las oscilaciones, si bien menores, siguen ahí, molestando. Es verdad que, una vez acostumbrados a ellas, podemos disfrutar dejando que el Opirus se apoye con firmeza y trace a toda velocidad sin ninguna complicación. Superado ese primer titubeo, este Kia se muestra de lo más noble, sin dejarse llevar por más vicio que un modesto subviraje y, si acaso, algún “latigazo" trasero al soltar el pie en los apoyos más fuertes. Todo esto, claro, con el control de estabilidad conectado. Sin él, se acusan más algunos defectos, como el subviraje, que se hace más acusado y nos avisa de su llegada a través de los constantes chillidos de los neumáticos. También, claro, se nota más el peso, que se manifiesta mucho y somete al chasis a un esfuerzo muy alto para poder digerir la fuerza del motor. Esto provoca que, en ocasiones, el bastidor se retuerza mucho y, otras veces, las menos, que nos encontramos con pérdidas de motricidad. Todo arreglado si se conecta el muy eficaz control de estabilidad.

Además, están los frenos, que, si bien son resistentes y muy eficaces, ofrecen un tacto extraño, con poca mordiente en el primer tramo, lo que obliga a pisar muy fuerte. Aún así, se hacen bien con los muchos kilos del Opirus. Sólo es criticable lo mucho que se deja sentir el ABS apenas apuramos un poco las frenadas. Al margen de estos afanes deportivos que no son naturales en las aspiraciones del Opirus, el resto del comportamiento del coche es muy agradable. Destaca el magnífico trabajo de la dirección, que no se deja apabullar por el peso del vehículo y trabaja de maravilla guiando un sobrecargado eje delantero como si no llevase apenas carga. Es precisa y rápida y, gracias a la asistencia variable, permite maniobrar este “monstruo" girando el volante casi con un dedo. Esta buena dirección hace que el Opirus sea más manejable en ciudad de lo que cabría esperar ante su envergadura. No es un utilitario, pero, como gira tan bien, no se desenvuelve nada mal.

Por lo demás, queda claro que su terreno favorito son las carreteras cómodas y rápidas, donde puede moverse a sus anchas y ser, al antojo del usuario, una tranquila berlina de paseo o un rapidísimo coche de lujo que alcanza, con todo a favor, velocidades realmente altas. Las marcas automovilísticas coreanas (Hyundai, Daewoo y Kia) están ya al nivel de fiabilidad de las europeas, estadounidenses o niponas, sino a un nivel mejor. Esta es una de las principales conclusiones que se desprenden del estudio publicado por J.D. Power and Associates.
El informe se realiza sobre los datos procedentes de los pasos por taller de los vehículos nuevos durante sus 90 primeros días de vida. Según este análisis, Hyundai –la firma que mayor evolución ha registrado- tenía 272 problemas por cada 100 vehículos en el periodo de tiempo estudiado en 1998; ahora, se sitúa en 102 averías por cada 100 unidades, lo que supone un importante descenso. Si esto lo comparamos con los porcentajes de las marcas europeas, que están en una media que ronda las 120 problemas por cada 100 coches, podremos comprobar lo mucho que han avanzado los coreanos.
Kia también ha evolucionado notablemente y parece seguro que lo hará más deprisa con sus nuevos modelos, mucho mejor terminados y mecánicamente más modernos que los anteriores.