A principios del verano teníamos ocasión de tener una brevísima toma de contacto con el Hyundai i30 N. Era sólo un aperitivo, ya que apenas se pudo rodar una decena de kilómetros con una unidad completamente camuflada. El coche se dejaba ver, por fin, en el Salón de Frankfurt y unas semanas después hemos tenido ocasión de conducirlo tanto por carretera, como en el circuito italiano de Vallelunga.
El Hyundai i30 N es un coche bastante atractivo que se diferencia principalmente del resto de sus hermanos de gama por los paragolpes delantero y trasero, los aditamentos aerodinámicos, las dobles salidas del escape y por un calzado específico. También hay colores especiales y algún detalle de menor importancia. Las diferencias con el resto de los modelos de la gama son evidentes, pero se trata de un coche relativamente discreto, que no llama excesivamente la atención, algo que muchos clientes agradecerán.
Interiormente los principales cambios se centran en los asientos delanteros de diseño deportivo, lo mismo ocurre con el volante, el pedalier y palanca de cambios. El cuadro de instrumentos también cambia, mientras que el equipamiento es completísimo, prácticamente full equipe, contando incluso la pantalla multifunción con un programa de telemetría para ver la evolución del coche en pista, los tiempos por vuelta, la aceleración lateral y longitudinal, etc.
N: la nueva familia deportiva
Con este modelo, la firma coreana estrena además una familia de versiones deportivas con el apellido N, que en un futuro irá en aumento y que llegará a la mayoría de los modelos de la gama. Todo parece indicar que el próximo será el i20 y más adelante se habla de los modelos de la gama SUV.
El Hyundai i30 N es, por tanto, capaz de ofrecer prestaciones de primera y un comportamiento netamente deportivo, pero también se ha intentado construir un coche práctico y confortable, apto para todos los días. Para ello el i30N dispone de cinco modos de conducción Confort, Sport, Eco, N Mode y Custom y dependiendo del programa que se escoja, varía la respuesta del motor, el tarado de la dirección, el funcionamiento de las ayudas a la conducción, el sonido del escape, el reglaje del diferencial autoblocante, o el tarado de los amortiguadores que dispone de tres modos de actuación diferentes.
El Hyundai i30 N emplea un nuevo motor 2 litros turboalimentado que desarrolla 250 CV y 275 CV con el kit Performance, mientras que el valor máximo de par, en ambos casos, alcanza 36,02 mkg y 38,57 mkg con la función overboost. Con el kit Performance también se montan discos y pinzas de freno de mayor tamaño delante, diferencial autoblocante, muelles de suspensión que rebajan la altura 1 cm y el escape deportivo, entre otras cosas. De igual manera las llantas son de 19 pulgadas en lugar de 18” y neumáticos 235/35/19 Pirlli PZero, en lugar de los Michelin Pilot Super Sport 225/40/18. Curiosamente ambos neumáticos se han desarrollado especialmente para este automóvil.
Hyundai i30 N: su chasis
El motor va asociado a un cambio manual de seis marchas y relaciones bastante ajustadas, es posible que en el futuro llegue también un doble embrague, mientras que en con el kit Performace se incluye un grupo final ligeramente más corto y un diferencial autoblocante, con el que se optimiza el comportamiento, y también la motricidad.
Para adaptarse a las nuevas exigencia, esta versión N, además de unos amortiguadores de control electrónico, monta muelles más duros, silent-blocks más enérgicos y si bien el monocasco del i30 no precisa ningún tipo de refuerzo, se incluyen unos tirantes en la cuna delantera y una barra que une los soportes de la suspensión trasera.
El i30 N es un coche con una doble personalidad; cuando se escogen los modos de conducción más civilizados, el coche es bastante confortable; pero basta insertar el modo Sport y sobre todo el programa N, para que se convierta en un GTI de talante marcadamente deportivo.
En el modo Confortadmite de muy buen grado conducirlo tranquilamente. Se nota que la respuesta del motor es más contundente y la suspensión se vuelve más firme con el programa Sport y de forma especial el N Mode. Gracias a ello, responde con una rapidez insultante a las insinuaciones que se realizan con el volante, vira muy plano y ofrece una conducción muy precisa en todo momento, demostrando unas cualidades dinámicas de primera. Al menos mientras el estado del firme sea bueno, de lo contrario es preferible optar por el programa Custom, con el que se pueden variar los reglajes del coche por separado y escoger un tarado de amortiguadores menos radical.
En circuito
En circuito, conviene optar por el modo N. Como pudimos comprobar en la pista italiana, donde pudimos conducir la versión más potente. Esta ofrece un paso por curva espectacular, el tren delantero resulta muy obediente y gracias al autoblocante, sorprende la extraordinaria motricidad en curva. El eje trasero, por su parte va muy bien bastante asentado y los frenos aguantaban sin rechistar el trato más exigente.
El Hyundai i30 N llegará al mercado el próximo mes de noviembre. Todavía no se conocen los precios con exactitud, pero todo apunta a que la versión de 275 CV pueda quedarse con las ofertas de lanzamiento en torno a los 28.000 euros, mientras que con el kit Performance aumentará en aproximadamente 4.000 euros. La diferencia está más que justificada si se tiene en cuenta las diferencias que existen entre ambos, pero si no se tiene intención de visitar el circuito con asiduidad o se buscan prestaciones a la décima, con la versión de 250 CV hay más que suficiente para disfrutar de unas prestaciones de primera y un talante marcadamente deportivo.
A la hora de hacer balance, lo que más me ha gustado del i30 N es su polivalencia; combina a la perfección una conducción como coche de diario, con la máxima deportividad en pista. Puestos a hacer comparaciones, su principal rival sería el Peugeot 308 GTI, y también el Seat León Cupra: si bien este es algo más potente, también puede ser más apropiado para manejar a diario gracias a al cambio DSG de doble embrague que se ofrece en opción.