Hoy, el Equipo Edison de Ford se encarga de pensar a lo grande y tomar decisiones rápidas, de operar con vistas de futuro identificando y desarrollando asociaciones de vehículos eléctricos con otras compañías, entre otras diferentes funciones. Dirigido por Ted Cannis, presidente de Ford Argentina durante 2002-2005, ha liderado el renacimiento del nuevo Mustang.
Como curiosidad, a principios del siglo pasado, Henry Ford, Tomas Edison y el señor Firestone montaron equipo para formar un club de millonarios con la sana intención de emprender viajes, campamentos y aventuras a lo grande. Y ya metido en los años 60, también cabe citar que se agolpaban clientes a las puertas de los concesionarios de esta marca esperando la entrega de las primeras y más que limitadas unidades del auténtico Mustang. Visto así, si la puñetera pandemia o el cambio climático nos da algo de tregua, no sé yo si cualquier tiempo pasado fue mejor, pero empiezo a apostar que sí.
Gustará más o menos la estética, pero este nuevo Ford Mustang Mach-E tiene mucho de lo que ha de tener un vehículo para, además de trasladarte, enamorarte en cada trayecto... al menos, más de lo que pueden hacerlo otros coches eléctricos. Lommel, instalaciones donde Ford pone a punto sus coches, es un verdadero paraíso por la variedad de escenarios y carreteras disponibles, la mayoría de las cuales emulan diferentes trazados reales de todo el mundo. Sí, juegan en casa, pero lo que allí rinde bien lo suele hacer también fuera.
Probamos el Ford Mustang Mach-E en circuito
Así lo comprobamos en su día con el Focus ST, el último producto que pudimos probar allí. De momento, poco interesa si se abre el coche con el smartphone, con el teclado numérico del pilar o si te ensucias poco o mucho las manos al agarrar el pequeño tirador —expuesto a las salpicaduras de las ruedas delanteras—, porque el objetivo no es ya conducirlo, sino pilotarlo de verdad.
Nos espera una versión bimotor de Rango Extendido, es decir, con 351 CV, tracción total y baterías de 98 KW —88 útiles—. Y autonomía teórica de 540 km dispuestos a fulminar sin la más mínima compasión, confiando en que tras la primera parada técnica pueda estar de nuevo operativo: tarda 38 minutos para cargar el 80% de sus baterías a la máxima potencia de carga admitida, 150 kW —115 kW en caso de la batería pequeña, la de 76 kW—.
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El Ford Mustang Mach-E rezuma muy buen ambiente, tapizados, calidades y, si no lo estuviera —que no es el caso—, aparenta estar sobradamente preparado en materia digital y multimedia —pantalla de 10 pulgadas al frente y mega tableta de 15,5 pulgadas en formato vertical en el salpicadero—.
Ford Mustang Mach-E: así va y suena
Pie a tabla... y es difícil olvidarse del percherón pero poderoso andar, girar y sonar de los auténticos V8 del Mustang, pero en cuestión de aceleraciones, ahora es como sentir un duro apretón de manos porque en milésimas de segundo tu cuerpo parece constreñir todos los músculos con el aluvión de sensaciones que se te vienen encima.
Los dos motores síncronos logran que tu espalda se pegue al asiento, que sientas poderío y el vigor que tiene que tener un vehículo de esta naturaleza, aun cuando tiene que mover más de dos toneladas de peso y un tamaño nada desdeñable. Aunque con otras frecuencias y ayudado de sistemas virtuales, este Mustang eléctrico no suena nada mal ni desde dentro ni desde fuera.
A ciegas, identificaría a su dirección como una de Ford, y eso es un cumplido mucho mayor que cualquier referencia a Mustang, sobre todo a los de aquella época. Tacto firme, directo, una delicia para quien guste conducir sintiendo dónde va a poner las ruedas en cada momento. Incluso en la rigurosa zona de baches, aísla perfectamente, tan bien como lo hace la amortiguación en las ondulaciones que superen con holgura el estándar en nuestras carreteras, sin generar reverberaciones molestas en la estructura y carrocería fruto de la perseguida y conseguida rigidez estructural.
Se siente el acento deportivo, cierta rigidez y firmeza general en todo, también algunos mandos o incluso el pedal de freno, bien puesto a punto. La tracción total da prioridad al eje posterior, pero los sistemas eléctricos, sin conexión física, tienen ya ciertas ventajas frente a los mecánicos si están gobernados por una rápida electrónica de potencia. Puedes jugar con ella tren a tren, rueda a rueda y anticiparte tanto a la reacción que el Mach-E deja los controles electrónicos muy en segundo plano, todo un regusto para conducir rápido, con seguridad y fluidez.
No es fácil encontrar apoyo de su zaga porque tiende a buscar reacciones más neutrales y con su peso no es el coche más apropiado, no ya para buscar altos límites de adherencia lateral, sino para cambiarlos rápidamente de dirección, pero hasta en ese sentido, el nuevo Mustang tiene claramente ADN Ford, proporcionando muy buenas sensaciones al volante.
Y, sin duda, lo mejor de todo es que te las proporciona sin renunciar funcionalmente a casi nada, con un rango de autonomía más que considerable y un precio rompedor por el que nadie te puede dar nada parecido. ¿Habrá nacido una nueva estrella?
El nuevo Ford Mustang Mach-E, en claves
PRECIO. ¿Quién da más? Imposible encontar un rival más competitivo por potencia, autonomía o incluso sensaciones o comportamiento. Cuatro variantes de momento a la venta, con precios de partida desde 48.473 € hasta los 64.903 € del, por el momento, modelo más prestacional.
¿Y EL GT? Prometedor. Llegará más adelante una versión con este apellido, con más potencia —487 CV—, frenos y ruedas de mayor tamaño y suspensión pilotada. Sensaciones aún mejores prometiendo 500 km de autonomía.
USO Y VIDA A BORDO. SUV grande en longitud, voluminoso, pero más cerca del suelo que otros rivales. Motor y chasis admiten un más que confortable equilibrio para el día a día, pero sus plazas traseras no desbordan amplitud y el maletero principal no es demasiado grande.
