Ese sabor añejo es sólo visual porque operativamente este 500 es todo lo moderno que puede ser el mismo Fiat Panda. De hecho, podríamos decir que el 500 es un Panda carrozado para la ocasión, dado que se sustenta sobre la misma plataforma. Por su enfoque urbano, dinámicamente el 500 es un coche que se muestra ágil y maniobrable desde el primer momento, sintiéndose también mucho más estable y cómodo de suspensión que un específico urbanita como el Smart Fortwo. Es un rey más de la ciudad, gira mucho y reacciona rápido a nuestras indicaciones. En todo caso, la visibilidad es mejorable a pesar de sus recortadas medidas. La luneta posterior ofrece un campo de visión reducido que aún se recorta más si subimos los reposacabezas traseros, que al descansar sobre el respaldo, exigen casi siempre a ello si viaja alguien detrás. Esto obliga a recogerlos siempre que no se ocupen esas plazas y esta maniobra resulta incómoda. Quizá por ello se ofrecen sensores acústicos traseros de aparcamiento.La suspensión se siente firme en general, seguramente para dar solidez a los movimientos de un coche corto, aunque llega a un punto que pierde progresividad. En ciudad y buenas condiciones de carretera es cómoda pero puede pecar de algo blanda sobre baches o badenes tomados a alta velocidad, momento en que la carrocería oscila más acusadamente. No obstante, en carretera su corta batalla no implica un comportamiento especialmente delicado. Sin ninguna pretensión de ser un especialista entre curvas, el 500 acomete sin traumatismos los cambios de dirección con buena actitud. La dirección en esas situaciones peca de falta de tacto informativo pero las trazadas del 500 no conllevan ningún problema. El tacto mecánico en general (freno, cambio, dirección, etc) no tiene la exquisitez de un Mini ni lo pretende, pero sí resulta parejo a un Twingo y no hay crítica alguna hacia ello. La sonoridad mecánica y aerodinámica es mejorable, pero no creemos que sólo sea por una deficiencia de asilamientos. En habitáculos tan pequeños el motor siempre está más presente y los silbidos aerodinámicos apreciables desde poco más de 80 km/h en la unidad probada suponemos que, quizá, se deban a un frontal en el que el diseño retro ha pesado sobre cuestiones técnicas de aerodinámica. En plena reconversión Diesel, un motor de esta naturaleza en un coche tan urbano también tiene mucha razón de ser. El 500 puede motar el motor 1.3 Mjtd en la variante de 70 CV, el cual se muestra también convincente más allá del centro de la ciudad. De su baja cilindrada se desprende una bajo régimen algo débil que hemos cuestionado sobre coches más grandes y pesados como el Grande Punto, pero en este 500 no está supeditado a salvar lo antes posible las primeras 2.000 revoluciones. El coche tiene un rodar muy fluido en 4ª y 5ª sin necesidad imperiosa de vigilar el régimen de giro y la conducción habitual en carretera y autopista se solventa con acelerar más o menos sin necesidad de recurrir al cambio. Hasta 130 km/h es un coche razonablemente ágil y sólo desde ese momento se aprecia que para seguir hasta su máxima de 160 Km/h, hay que insistir con el acelerador. Sus consumos están en consonancia y en carretera se pueden mantener cruceros legales consumiendo poco más de 5 litros, por lo que su pequeño depósito de 35 litros le cunde más de la cuenta. Ya hemos comentado que la sonoridad del motor quizá sea el punto más débil. Por cierto, esta versión homologa unas emisiones de C02 por debajo de los 120 gramos, que lo eximen del Impuesto de Matriculación que entre en vigor el año que viene. El 500 vendrá a España con tres niveles de equipamiento, como ya hemos comentado personalizables al gusto del consumidor. Nuestra unidad Sport venida de Italia nos da una idea del buen gusto con que podemos definir el interior, con una tapicería de piel a juego con el volante y los guarnecidos de las puertas, entre otras cosas. En el equipamiento de serie no falta una dotación que en materia de seguridad sorprende por los airbag de rodillas que suma a los habituales frontales, laterales y de cabeza. También se suma el 500 a la informática actual y ofrece una conexión Bluetooth y un conector USB que permite vincular, por ejemplo, un reproductor MP3 al equipo de música del coche. Pero lo más sorprendente es la garantía de 5 años ó 500.000 kilómetros que va pareja a la compra financiada a través de la red comercial de Fiat y que entre otras cosas contempla también la recogida del coche en el domicilio para no desplazarse al taller… una extraordinaria fórmula de unir el pasado con el futuro. — Maniobrabilidad urbana
— Equipamiento y personalización
— Agrado general
— Visibilidad posterior
— Sonoridad mecánica
— Altura trasera
— Aire retro