Consecuencia de los largos tiempos de embargo de las marcas, ya hace tres semanas que asistimos a la primera toma de contacto con el nuevo BMW 330e Sedán, la primera opción híbrida enchufable de la berlina, ya que en julio de 2020 llegará una versión PHEV con carrocería Touring.
Sin embargo, el tiempo que ha pasado hasta ahora sólo ha servido para reafirmar algunas de las sensaciones vividas a bordo. Y es que todavía recuerdo la sorpresa que fue pisar el acelerador, salir de la autovía y comprobar que estábamos ante un vehículo tan polivalente como distintas son las caras mostradas.
Para empezar, hay que tener en cuenta que este nuevo BMW Serie 3 (G20 en la denominación interna) ha nacido con el cometido de incluir en su base una opción híbrida enchufable. Al contrario que ha sucedido hasta ahora, las marcas ya cuentan con esta mecánica durante el diseño de sus productos, lo que ayuda a mejorar las sensaciones y a un mejor aprovechamiento de la tecnología. En este caso, es indiscutible.
Construido con una vocación más dinámica que su generación pasada, la cual recibió algunas quejas por “burguesa" o de comportamiento excesivamente neutro para BMW, los germanos han buscado de nuevo ese extra dinámico que diferencia a la marca de sus competidores más directos. Y, como pudimos leer en esta primera prueba y en la de su versión Touring, sin duda lo han conseguido. Pero aún quedaba por comprobar cómo le sentaba esto a la opción híbrida enchufable.
BMW 330e Sedán 2019, el coche que tú quieres que sea
Por su puesto, desde la marca siempre han asegurado que el nuevo BMW 330e Sedán se trataba de un híbrido enchufable con una cara claramente deportiva. Pero, como es lógico, las dudas estaban ahí, y quedaba por comprobar si quedaba algo de ello más allá de una aceleración más agresiva, apoyado por el par inmediato que entrega un motor eléctrico.
Sin embargo, en BMW han conseguido demostrar que cualquier atisbo de duda era infundado. Porque pese a que su peso es mayor que su homólogo de gasolina, alcanzando aquí los 1.815 kg, el reparto de pesos 50:50 equilibra el coche y consigue que enlazar curvas en carretera secundaria sea una delicia. La disposición de las baterías en el centro del automóvil y bajo los asientos elimina la posibilidad de generar descompensaciones o inercias indeseadas.
Así, por supuesto que la aceleración del BMW 330e Sedán es considerable, alcanzando hasta 420 Nm de par motor y 292 CV cuando su bloque de gasolina (cuatro cilindros, 2.0 litros y 184 CV) y el eléctrico (hasta 113 CV) trabajan codo con codo. Se elimina cualquier posibilidad de pasar apuros en las aceleraciones y, además, se gana en sensaciones si pisamos el pedal a fondo y con el modo deportivo activamos el XtraBoost, una entrega momentánea de 40 CV más durante 10 segundos. El conjunto mecánico, por tanto, trabaja con 252 CV de potencia máxima en condiciones normales.
Pero como decimos, más allá de la aceleración, lo verdaderamente interesante de un BMW es lo que nos ofrece en movimiento. Y, aquí, los germanos han sabido dar con la tecla. El paso por curva es excepcional, sin atisbos de perder el control en ningún momento y con esa sensación de que podemos ir un poquito más rápido en el siguiente giro. Es aquí donde destaca un chasis reforzado en un 25 por ciento respecto a su predecesor y con mejoras puntuales del 50 por ciento. Sus amortiguadores con cámaras neumáticas en sus extremos suavizan el recorrido último de los mismos y eliminan las posibles durezas generadas por una plataforma más rígida.
Aunque el verdadero interés llega de la mano de su sistema regenerativo. Con él, pisar el freno antes de una curva puede convertirse en una excepción, ya que levantar el pie del acelerador ya reduce considerablemente la velocidad del coche. Es decir, podemos enlazar las curvas de una vía secundaria utilizando sólo el pie derecho y buscando el límite al mismo, jugando hasta comprobar cuán eficiente es este sistema.
Por otro lado, en carretera el coche disfruta de un aplomo que nos hace circular a altas velocidades por las Autobahn alemanas con total seguridad, plenamente insonorizado y beneficiado directamente de una mayor anchura y longitud de la batalla.
BMW 330e Sedán 2019, su cara austera
Pero más allá de que el nuevo BMW 330e Sedán sea todo un divertimento a pesar de tratarse de un híbrido enchufable, tampoco podemos olvidar que la mayor parte de sus compradores se harán con él para reducir consumos y que sus bolsillos no se vacíen tan rápido.
Aquí es donde se hace fuerte la gestión de la energía eléctrica de la berlina. La ruta dispuesta por BMW era de poco más de 80 kilómetros, en su mayoría por carreteras secundarias y atravesando pequeñas poblaciones. Y de este recorrido conseguimos superar la barrera de los 50 kilómetros en modo eléctrico, sin abusar del acelerador pero, ni mucho menos, optimizando el sistema. Es decir, la mayoría de los conductores podrían realizar sus trayectos diarios utilizando sólo el modo eléctrico o con el apoyo puntual de motor de combustión.
Sacándole el máximo partido, el ciclo WLTP anuncia para este coche un total de 66 kilómetros de autonomía plenamente eléctrica, muy por encima de la generación pasada. Además, utilizando sólo el modo de cero emisiones podremos alcanzar velocidades de 140 km/h, lo que lo hace plenamente útil para quien combina vías rápidas con entornos urbanos.
BMW 330e Sedán 2019, un coche para el futuro
Podemos decir, por tanto, que quien se compre este híbrido enchufable (ya está disponible desde 53.700 euros) tiene coche para muchos años. Y es que, con la indecisión que pueden vivir algunos conductores respecto al uso que le podrán dar al vehículo, sólo les quedará mirar al maletero (pierde un centenar de litros y se queda en 375), ya que por tecnología no van a tener ningún problema.
Por supuesto, este BMW 330e Sedán recibe la etiqueta Cero emisiones y entra de lleno en el grupo de los mejor valorados por la DGT. Ahora mismo, este vehículo no sufriría ningún tipo de restricciones a la circulación en ninguna de las dos ciudades españolas que presentan estos problemas para los conductores, léase Madrid o Barcelona.
Pero, además, tampoco lo tendrán en un futuro. Primero porque su tecnología permite que siempre se guarde una pequeña carga eléctrica para utilizarla cuando sea necesario y porque desde la marca nos aseguran que en poco tiempo será capaz de adaptar el modo de conducción en función de si nos encontramos dentro o fuera de poblado.
Así, utilizando su lector de señales, el coche podrá circular en modo únicamente eléctrico cuando entienda que estamos circulando por una población. Puede parecer que sólo se trata de una pequeña consideración para con el resto de ciudadanos, pero va más allá. Imaginemos que con el tiempo, las ciudades sólo dejan circular en modo eléctrico y, por tanto, los híbridos quedan discriminados. Aunque se instalaran radares de emisiones, como ya hemos visto, esto no sería un problema, ya que el coche decidiría por sí mismo circular en modo únicamente eléctrico y, por tanto, no lanzaríamos sustancias contaminantes por el tubo de escape.