Dentro de la gama de un mismo modelo suele haber versiones completamente diferentes, hasta el punto de que muchas veces su conducción guarda poco parecido entre sí. Es sin lugar a dudas el caso del Audi A7, cuya oferta parte de un discreto TDI de 204 CV y llega hasta el impresionante RS 7 de 600 CV, pasando por un novedoso S7 Diesel o por el híbrido enchufable que probamos en estas páginas.
A pesar de emplear una arquitectura común, cada uno cuenta con personalidad propia, fruto de soluciones muy diferentes. Por ejemplo, dependiendo del motor y de la caja de cambios (de convertidor de par Tiptronic, o de doble embrague S tronic) se recurre a distintos esquemas de tracción total, bien de tipo Torsen, que puede incluir diferencial trasero con reparto de par vectorial, o la más reciente quattro ultra, en la que prima la eficiencia (es la que lleva el Audi A7 Sportback 55 TFSIe Quattro de esta prueba).
Para algún modelo se ofrece la posibilidad de incorporar dirección activa, ligada a la dirección a las cuatro ruedas, así como suspensiones neumáticas, por no hablar de las diferentes medidas de llantas y neumáticos opcionales. Todo ello, lógicamente, afecta al comportamiento y al tacto general del coche, que se puede adaptar en gran medida a nuestro gusto a base de las citadas opciones técnicas.
En el A7 Sportback 55 TFSIe Quattro apenas hay extras disponibles que afecten a su dinamismo. De serie incluye suspensión deportiva (10 mm rebajada), que se puede combinar opcionalmente con amortiguadores adaptativos como los que llevaba nuestra unidad, por lo que podemos seleccionar los habituales programas del Audi Drive Select (Efficiency, Comfort, Auto, Dynamic e Individual) para modificar su dureza, junto con el grado de asistencia de la dirección, la respuesta del motor y las leyes del cambio automático.
No es mucho si lo comparamos con el arsenal tecnológico de otros Audi A7 probados anteriormente, en los que el comportamiento cambiaba radicalmente según el modo de conducción seleccionado, pudiendo pasar de unas reacciones con tendencia subviradora a un coche neutro, e incluso sobrevirador.
ESPACIO | Audi A7 Sportback 55 TFSIe |
Anchura delantera | 145 cm |
Anchura trasera | 140 cm |
Altura delantera | 87/95 cm |
Altura trasera | 88 cm |
Espacio para piernas | 78 cm |
Maletero | 380 litros |
Audi A7 Sportback 55 TFSIe, placer eléctrico
En este TFSIe la sofisticación no llega tanto por su comportamiento, que es algo menos preciso, con mayor balanceo de la carrocería y más inercias que otros Audi A7, como por las cualidades del sistema híbrido enchufable, que se encarga de elevar el placer de conducción con un aporte eléctrico nada despreciable.
Al pulsar el botón de arranque e insertar una velocidad, emite un elaborado ronroneo sintético para avisar a los peatones, una evocadora mezcla sonora entre V8 y vehículo de Blade Runner, que rebota en las paredes del garaje y evoluciona según la velocidad a la que circulemos. Desde dentro del habitáculo el murmullo es discreto, pero suficiente para dar la sensación de estar a bordo de algo “gordo", carente de vibraciones y que destila calidad.
De forma predeterminada arranca en modo eléctrico y, mientras haya carga suficiente, se puede circular hasta 135 km/h con bastante soltura, ya que los 143 CV y 350 Nm de par del motor eléctrico pasan a través de la caja de cambios de 7 marchas, por lo que se aprovecha muy bien hasta la última gota de rendimiento.
El acelerador háptico cuenta con un punto de mayor resistencia en una parte de su recorrido, que va cambiando según la carga de la batería, e indica hasta dónde podemos acelerar sin que arranque el motor de combustión, por lo que su uso puramente eléctrico resulta cómodo e intuitivo. El pedal también emite pulsaciones para sugerirnos cuándo dejar de acelerar, como ocurre en otros A7 para ayudarnos a ser más eficientes, pero en este, además, se incrementa automáticamente la frenada regenerativa si nos aproximamos a un vehículo, a una intersección o a un límite de velocidad, hundiéndose ligeramente el pedal de freno de forma autónoma —este asistente, que constantemente hace que se encienda la luz de freno, se puede desactivar—.
PRESTACIONES | Audi A7 Sportback 55 TFSIe |
Acel. 0-100 km/h | 5,7 s |
Acel. 0-400 m | 14,26 s |
Acel. 0-1000 m | 25,8 s |
Sonoridad 120 km/h | 65,5 dBA |
Sonoridad 140 km/h | 69,8 dBA |
Frenada desde 140 km/h | 67,85 m |
Peso en báscula | 2.140 kg |
En resumen, como el resto de la gama Audi A7, cuenta con un sinfín de funciones de eficiencia, seguridad y conducción parcialmente automatizada, a las que se añaden otras específicas relacionadas con la electrificación.
Además del modo eléctrico EV, cuenta con modo híbrido, así como con la posibilidad de reservar la carga de las baterías para emplearla más tarde (no hay función de recarga en marcha), en cuyo caso el funcionamiento es similar a cuando se agota la batería (en realidad siempre queda algo de carga). Es decir, como un híbrido convencional no enchufable, ya que sigue habiendo bastantes momentos en los que se utiliza el motor eléctrico, tanto a poca velocidad, como para armonizar cambios de marcha.
Eso sí, para lograr consumos bajos y aprovechar el verdadero potencial del sistema híbrido es necesario hacer uso de la recarga en enchufe, que puede ser a 7,4 kW como máximo, potencia a la que se requieren aproximadamente 2,5 horas para una carga completa. En un enchufe doméstico convencional se necesitan 7 horas.
CONSUMOS | Audi A7 Sportback 55 TFSIe |
Consumo en ciudad | 8,6, l/100 km |
Consumo en carretera | 7,8 l/100 km |
Consumo medio | 8,1 l/100 km |
Con batería suficiente conseguimos una respuesta mecánica todavía más espontánea, con un empuje realmente contundente cuando se suma la potencia de ambos motores y una gran suavidad. No parece que el propulsor térmico tenga únicamente 4 cilindros y 2 litros (con 252 CV), pues está muy bien aislado acústicamente, carece de asperezas y vibraciones y se siente muy lleno, sobre todo si colabora el motor eléctrico (143 CV), que aporta todavía más refinamiento y agrado de uso, aprovechando sus 367 CV.