En cualquier caso, el primer objetivo de este A5 Cabrio 3.0 TDI quattro S tronic pasa por ser un modelo descapotable. Para ello, se mantiene fiel a un techo de lona, frente a la popularización de los techos rígidos escamoteables, con el que conserva esa auténtica imagen tradicional de cabrio, para lo bueno y para lo malo. Esto no quita para que objetivamente este techo de lona resulte soberbio mecánica y materialmente hablando. La flexibilidad de la lona permite que sea rapidísimo su pliegue o repliegue —apenas lleva 17 segundos incluyendo la bajada/subida de las cuatro ventanillas—, maniobra que se puede realizar a toque de tecla en marcha hasta 50 km/h.
Como coupé, el aislamiento y la insonorización que procura el techo resultan muy buenas, aunque de todas formas para climas extremos Audi ofrece una lona reforzada. Recogido el techo, sus características de flexibilidad también permiten restar menos espacio al maletero. Si buenos nos parecen los 380 litros verificados en formato coupé, muy razonables y aprovechables resultan los 300 litros con el techo recogido. El acceso detrás resulta cómodo, pero como suele ser habitual en este tipo de carrocerías, el respaldo posterior queda muy vertical y condiciona el acomodo de los pasajeros. Por cierto, el respaldo es abatible y se puede comunicar el maletero con el habitáculo, por lo que la versatilidad de carga sube considerablemente, una funcionalidad de agradecer en un tipo de vehículo que a menudo renuncian a no poca practicidad. Otro detalle muy cómodo es el brazo telescópico de los cinturones de seguridad delanteros, que se acercan automáticamente para facilitar a los pasajeros su enganche.
Los bastidores de todo cabrio siempre nos llevan a poner especial énfasis en sus resultados dinámicos. La pérdida de rigidez estructural por el sacrificio del techo (se recurre a refuerzos inferiores del chasis y pilares) condiciona mucho la dinámica (los crujidos que se pueden escuchar en el habitáculo delatan la mayor deformidad del chasis en apoyos, baches, etc) y por aquí aparecen muchas diferencias entre los cabrios. En este sentido, este A5 conserva una calidad de fabricación y sensación de rigidez dinámica fantásticas. De hecho, en este cabrio hay mucho de deportivo. Sus reacciones son muy directas y su pisada muy firme, y por tanto la sensaciones de guiado y de estabilidad son, si no tan buenas teóricamente como en un A5 convencional, tan creíble como en un muy buen coupé. Estamos, además, ante las exigencias de un motor con una respuesta inmensa desde muy bajo régimen.
Tal y como están las cosas, ponerse a los mandos de este 3.0 V6 TDI de 240 CV y 50 mkg nos lleva a sentirnos sobremotorizados en todo momento. Con esos números, la espontaneidad de respuesta y una aceleración que puede con cualquier tipo de adelantamiento están siempre presentes a golpe de acelerador. Este motor cumple con todos lo requisitos, porque además es razonablemente suave, silencioso y económico como Diesel que es. El cambio automático S tronic de esta versión, de tipo de doble embrague, es otro componente que suma tanta deportividad (transiciones rapidísimas) como confort de conducción, objetivo que casa a la perfección en la doble personalidad de este cabrio. Además, sus siete velocidades estrechan saltos entre marchas antes que ofrecer mucho desarrollo, en parte para compensar la fricción que supone la tracción integral permanente. Esta tracción quattro con diferencial torsen asegura una motricidad increíble en cualquier situación y demanda, además de equilibrar las reacciones del chasis ante la inmensa entrega de su motor.
- Comportamiento
Prestaciones
- Calidad de fabricaciónErgonomía y espacio posterior
- Kit reparapinchazos
- Precio