Cuando llegamos al equipamiento no podemos más que reafirmarnos. El A2 de pruebas lleva estrictamente lo necesario en cuanto a aspectos puramente de lujo y confort. Es cierto, nos podrán argumentar, que lleva el climatizador, el ABS y el control de estabilidad de serie, pero tampoco es menos cierto que los elevalunas eléctricos traseros, que no figuran en nuestra lista entre las opciones, la regulación en altura de la banqueta, el cierre centralizado con mando a distancia o los faros antiniebla, las cinco plazas, y el mencionado doble suelo para el maletero, obligatorio con la rueda de repuesto, deberían formar parte de ese mismo equipamiento de serie. Sin ningún género de dudas lo mejor del A2 se centra en su excepcional comportamiento. No podemos decir que la prueba del alce, que tanto daño hizo al Clase A, sobrevuele la definición de las suspensiones, pero en algún sentido se ha ido a similares planteamientos -al margen de una buscada disminución del centro de gravedad-, eligiendo directamente una dureza, aumentada con los neumáticos opcionales de la unidad de pruebas, que más tiene que ver con la deportividad que con el confort esperable en un modelo con motor de 1,4 litros y sólo 75 caballos teóricos y, como ya hemos comentado, con una vocación ciudadana. De esta afirmación se puede extraer que el paso de baches o “guardias tumbados" el golpeteo es seco y desagradable debido a su poca capacidad de absorción, pero en buen terreno y más si este es virado, la agilidad, aplomo y docilidad resultan encomiables. Es difícil que nos ponga en apuros, sobre todo si somos generosos en las presiones empleadas subiendo a 2,2 y 2,1 kg/cm2 en los trenes delantero y posterior, respectivamente. Además, el control de estabilidad vienen en nuestra ayuda si todo lo demás resulta superado. Esta agilidad está supeditada lógicamente a un motor de 75 CV -84 en nuestro banco-, sin duda uno de los mejores argumentos por lo voluntarioso y honesto que se muestra, ya que, conducido de forma deportiva, esto es, aprovechando siempre su zona alta, proporciona un rendimiento excelente. En donde la marca ha pecado de optimismo ha sido en la elección de la capacidad del deposito de combustible. Con sólo 34 litros nos proporciona una autonomía de 500 kilómetros conforme a nuestras medidas habituales, pero baja bastante en cuanto circulamos por carretera a buenos cruceros, en donde deberemos parar en el surtidor cada 400 o menos. El resumen final que hay que realizar es que el Audi A2 es un vehículo para aquellos que pueden y quieren pagar la originalidad en el estilo y son buenos degustadores de la tecnología. El resto de los mortales se fijarán, y mucho, en un precio muy cercano, con algún matiz de equipamiento, al del A3 de 1,6 litros y superior, por ejemplo, al del Golf con el mismo motor, por citar sólo dos modelos que tampoco son precisamente baratos.
Audi A2 1.4 75CV
El Audi A2 entra de lleno en un segmento en el que hasta ahora se movía a sus anchas y en solitario el Mercedes Clase A. Su mejor baza hay que buscarla en la exclusividad, fruto de un elevado refinamiento tecnológico, que incluye el empleo del aluminio para fabricar el bastidor y la carrocería.
