Que los SUV están de moda no te lo vamos a descubrir a estas alturas. Tampoco que han llegado a todos los segmentos. Ni que han canibalizado a esas versiones que, puntualmente, añadían un pequeño punto aventurero a vehículos familiares. Hablamos de carrocerías que elevaban ligeramente las berlinas o los monovolúmenes, añadían algunos detalles estéticos y simplificaban los viajes por pistas de tierra.
Pero la ola SUV tiene tanta fuerza que, recordando aquellas versiones a las que hacíamos referencia, incluso han llegado a los pequeños utilitarios. No hay muchos en el mercado, pero puede que Audi, con su A1 Citycarver, abra la puerta en un segmento en el que no encontramos muchos rivales, más allá del DS3 Crossback, el Ford Fiesta Active o el Hyundai i20 Active.
Para ofrecer esta segunda versión, Audi apuesta por retoques estéticos que se resumen en unos pasos de rueda más vistosos y, sobre todo, una parrilla octogonal del mismo estilo que los archiconocidos SUV de los germanos, esta vez sin las atractivas molduras para destacar sobre la carrocería. En este caso es una apuesta a todo o nada por el negro.
Si hablamos de datos técnicos, hay muy pocos cambios respecto a su versión originaria. La carrocería está levantada en cinco centímetros, aunque éstos se ganan en una suspensión 35 milímetros más larga y especialmente en el tamaño de sus ruedas, que montan llantas de 16 pulgadas con opción de hacerlas crecer hasta las 18 pulgadas.
Por lo demás, estamos ante el mismo Audi A1 que ya conocemos y al que ya hemos puesto a prueba. Apuesta absoluta por la personalización y la conectividad, con un interior al que se le puede añadir el Virtual Cockpit, además de su amplia compatibilidad tanto con Apple Car Play como Android Auto.
Si hablamos de espacio, el Audi A1 Citycarver mantiene medidas casi calcadas al modelo conocido, pero crece en altura hasta 5 centímetros, derivados principalmente de su carrocería más elevada, por lo que no tiene una traslación directa a su habitabilidad interior ni el maletero, que se mantiene en los 335 litros de capacidad mínima o 1.090 litros si abatimos los asientos, configurables en 60:40.
Audi A1 Citycarver, qué gana en movimiento
Para ver conocer más de cerca qué cambios llegan con el nuevo Audi A1 Citycarver, nos subimos al utilitario en una ruta que nos llevó a conocer diversas partes de la ciudad de Hamburgo en Alemania.
Como podíamos esperar, esta nueva versión se desenvuelve con la misma soltura entre el tráfico que la versión ya conocida. En concreto, la motorización probada fue la tricilíndrica 1.0 de 116 CV, la que Audi apellida 30 TFSI. Esta opción ya está disponible en los concesionarios junto a una más modesta, de 95 CV y misma cilindrada. Por encima, en unas semanas estará disponible el archiconocido 1.5 TSI de 150 CV.
La unidad probada contaba con cambio automático Steptronic de siete velocidades aunque también se puede configurar en manual de seis relaciones. La misma combinación estará disponible en el bloque más potente, mientras que en el más modesto (que ya se puede pedir en concesionarios desde 24.200 euros y del que se harán las primeras entregas a principios de noviembre) sólo se podrá elegir con un cambio automático de cinco relaciones.
La suavidad del cambio Steptronic lo convierte en una de las mejores opciones si eres de los que prefiere olvidarse de la palanca de cambios o si sufres los atascos diariamente. Es preciso y lo suficientemente rápido como para salvar pequeños imprevistos.
Sus cinco centímetros en altura permiten una visión más amplia del entorno. Desde luego, en ciudad pueden ser útiles, sobre todo para salvar bordillos o anticipar algunos bolardos. Pese a ello, si aparcamos diariamente en la calle la cámara de visión trasera sigue marcando la diferencia.
Lo que no tuvimos oportunidad de probar fue el coche en carretera abierta. En ciudad sí que pueden ser útiles los amortiguadores de mayor recorrido, especialmente en calles plagadas de resaltos, pero no sabemos si esta configuración penaliza más de lo que beneficia en carreteras reviradas. Pese a ello, no parece que el perfil de comprador que buscan en Audi sea el de una persona que habitualmente se mueva por este tipo de vías.
Lo que sí notamos con este motor tricilíndrico fue un exceso de vibraciones en el interior. Nada problemático pero que deja cierto regusto amargo en un habitáculo que sí está muy bien terminado. Habría que ver si en carretera, moviéndose a revoluciones más bajas se suple este problema. Del mismo modo, notamos que la puesta en marcha del motor también es un poco ruidosa. Al igual que con el punto negativo anterior, en un viaje largo no será molesto, pero en una ciudad, donde el funcionamiento del Start&Stop es constante, sí puede llegar a cansar.
Sólo nos quedaría por comprobar si estos dos detalles negativos están íntimamente ligados con la motorización probada y, sin embargo, están solucionados con el motor tetracilíndrico más potente.