Volkswagen Golf R32

El Golf ha sido durante muchos años uno de los modelos más emblemáticos de Volkswagen. La versión R32 en concreto, con 241 CV, tracción total permanente y cambio de seis relaciones, sobrepasa los límites de los GTI más extremos.

Volkswagen Golf R32
Volkswagen Golf R32

A estas alturas de vida de la cuarta generación del Golf, y apenas unos meses antes de que llegue su sustituto, los dirigentes de la marca alemana han creído conveniente poner a la venta una versión que pueda llegar a ser la referencia del segmento. Y en este sentido no se han equivocado, si bien, como se puede observar en el recuadro de los rivales, la competencia es y será muy dura.

En los tiempos que corren, la afición por el tuning está alcanzando cotas muy elevadas, sobre todo entre los jóvenes. Estéticamente, el R32 es uno de los ejercicios más claros de preparación de marca, conseguida a base de sobredimensionar algunos elementos. El enorme paragolpes delantero con tres tomas de aire —aunque excepto la central, las otras son de adorno— y el trasero con las dos salidas de escape proporcionan un aspecto muy deportivo. A esto hay que añadirle los faldones laterales y las enormes llantas de radios de 18 pulgadas, que al estar la suspensión rebajada 20 milímetros con respecto a otras versiones del Golf —10 mm en comparación con el V6—, impacta aún más visualmente.

Y si la estética llama la atención, el sonido proveniente del motor hace volver las miradas pensando que se acerca un World Rally Car. El estruendo se oye desde que se pone en marcha el motor y al levantar el pie del acelerador las detonaciones se suceden constantemente. Este embriagador sonido se vuelve algo incómodo a medida que se van recorriendo kilómetros, sobre todo a elevada velocidad y en las plazas traseras. Aún así, los responsables del desarrollo del R32 querían que se pudiera disfrutar del sonido intensamente, al igual que del resto del coche. Tal como sucede en el exterior, el interior del Golf ha recibido algunos cambios, pocos pero suficientes para enganchar a los apasionados del tuning. Porque al igual que sucede en algunos de sus rivales como el Seat León o el Honda Type-R, el componente estético es clave para conquistar los corazones —y el bolsillo— de los que buscan las sensaciones más fuertes. Por ello, en el R32 nada más abrir la puerta, unos anatómicos baquet fabricados por König con los reposacabezas integrados en el respaldo nos invitan a sentarnos. Tras regular el asiento —falta el ajuste lumbar— y volante, encontramos una posición de conducción ideal, sujetando al cuerpo como un guante. El grueso volante forrado en piel y más pequeño de lo habitual parece hecho a medida, mientras que el resto del habitáculo apenas se diferencia de los de sus hermanos de gama.

Al girar la llave de contacto el poderoso motor V6 de 3,2 litros con 241 CV comienza a rugir. Este motor se estrenó en el Volkswagen Phaeton y ha llegado al R32 con la misma potencia y sin ninguna modificación. Está basado en el anterior V6 de 2,8 litros pero con importantes cambios que aumentan la cilindrada hasta los 3.189 cm3. El diámetro de los cilindros ha pasado de 81,0 a 84,0 milímetros y la carrera de 90,3 a 95 al igual que la relación de compresión, que ahora es de 11,25:1 en vez de 10,75:1. Dispone de distribución variable continua regulando el calado de los árboles de levas de admisión en 52 grados y los del escape en 22 grados. La culata ha sido rediseñada para ampliar las secciones de los conductos de admisión y escape y se han adoptado nuevos soportes de válvulas.

Con todo ello, el motor resulta muy agradable y elástico, con un empuje notable desde bajo régimen y muy progresivo hasta el corte. Sube de vueltas con rapidez, lo que en conducción deportiva obliga constantemente a estar pendiente del cambio de marcha. En este capítulo hay que destacar el buen tacto de la palanca aunque le falta una mayor rapidez.