Es un éxito desde 2008 cuando se lanzó al mercado bajo la denominación GLK. Desde entonces, en poco más de una década sus ventas se han disparado por encima del millón y medio de unidades, convertido en el SUV medio, animado por la fiebre que ha puesto estos coches de moda y renombrado como GLC desde 2015.
Ahora, a mitad de su vida comercial, al Mercedes GLC le toca una renovación que lo pone al día con el resto de la gama, tanto a nivel estético como mecánico, incorporando microhibridaciones de 48 voltios en el motor de gasolina que le otorgan la etiqueta ECO y una nueva suspensión neumática en opción que mejora mucho sus aptitudes fuera de la carretera.
En movimiento, la renovación no añade nuevas sensaciones respecto al modelo que ya conocíamos. El SUV medio se sigue comportando como un auténtico rutero, capaz de devorar kilómetros en vías rápidas sin que los ocupantes sientan algo más que el paso del tiempo. La comodidad a bordo está garantizada, salvo los adultos que se sitúen en las plazas traseras de la versión coupé que tendrán que habituarse a un espacio más angosto y el conductor a prescindir del retrovisor interior.
Es en carreteras secundarias reviradas donde puede sufrir un poco más. Si bien no se siente un coche pesado o perezoso a la hora de enlazar las curvas, la dirección sí peca de ser un poco blanda, dando la sensación de flotar ligeramente, aunque a la hora de la verdad, el SUV entra en las curvas con total confianza. La solución es muy sencilla: seleccionar el modo Sport. Esta configuración ligeramente más deportiva aporta un extra de viveza que elimina cualquier sospecha que tengamos sobre el vehículo.
Lo que sí cambian de verdad son las impresiones fuera de la carretera. La suspensión neumática, a elegir en opción, añade dos modos offroad a la sistema de suspensión dinámica, elevando y reduciendo la altura hasta en 15 mm respecto a su posición original. Serán pocos quien la disfruten pero te aseguramos que si la eliges disfrutarás mucho de ella.
No nos equivoquemos, no estamos ante un todoterreno puro, pero sí es cierto que hemos pasado obstáculos inimaginables, ofreciendo un gran resultado en un circuito que podía ofrecernos serias dudas antes de enfrentarlo con esta nueva suspensión del GLC. Aquí sí que el SUV de Mercedes gana enteros frente a sus rivales.
Mercedes GLC y GLC Coupé, ahora con etiqueta ECO
La otra gran novedad del Mercedes GLC llega con sus motores de gasolina. Ambas versiones cuentan con el mismo motor, un 2.0 tetracilíndrico que entrega 197 y 258 CV en función la opción escogida, y que recibe automáticamente la etiqueta ECO de la DGT, gracias a una microhibridación suave de 48 voltios con la que se dice adiós al alternador y cuyo motor eléctrico de 13 CV ofrece un extra de potencia en las aceleraciones, permite recorrer los primeros metros en modo eléctrico y reduce los consumos con un modo de planeo que permite apagar el motor de combustión si levantamos el pedal del gas en las vías rápidas.
En cuanto a las versiones diésel, el GLC está disponible con tres versiones, aunque en este caso volvemos a encontrarnos con un mismo bloque de 2,0 litros. En este caso las potencias son de 163, 194 y 245 CV, todas ellas más que suficientes para un coche que sobrepasa con alegría los 1.800 kg pero muy bien disimulados si optamos por una conducción tranquila o eficiente. Tampoco si necesitamos un extra de potencia en recuperaciones o adelantamientos.
Además, todos los motores anteriores aparecen con tracción total 4Matic, por lo que la seguridad a bordo está asegurada, y para dosificar su potencia, la conocida caja de cambios automática 9 G-Tronic, de convertidor de par con simulación de 9 relaciones, ofrece la misma suavidad que ya hemos podido disfrutar en otros modelos de la estrella.
En septiembre, el mismo mes en el que se recibirán las primeras entregas del SUV (para conocer los precios tendremos que esperar a julio), conoceremos una nueva versión híbrida enchufable en la que se combinará la energía eléctrica con un motor de gasolina. En 2020 se podrá elegir esta misma combinación, pero con un motor diésel, por lo que la eficiencia estará será aún mayor.
Mercedes GLC y GLC Coupé, pequeños cambios estéticos y MBUX
Por fuera, el nuevo Mercedes GLC y GLC Coupé cuenta con pequeños detalles que ponen distancia con el modelo vendido hasta ahora y se igualan al resto de modelos de la marca. Los faros delanteros reciben una nueva firma y pueden escogerse en combinación a dos tipos de parrilla, una con dos lamas horizontales y otra en acabado perla. Por detrás, los grupos ópticos son ahora más ligeros y fluidos, con nuevos detalles LED que “recuerdan a las garras de un tigre que se aferra a la carretera", en palabras de la propia marca durante la presentación.
Por dentro, la consola central cambia ligeramente. De momento no veremos la doble pantalla corrida que se ha ido incorporando progresivamente a los últimos modelos, pero sí estarán presentes las tres salidas de aire en forma de turbinas bajo la pantalla central. El volante multifunción es el mismo que en el resto de la oferta germana.
Sin embargo, la gran novedad llega con el sistema multimedia de inteligencia artifical MBUX. Los más conectados están de enhorabuena, ya que las funciones de este sistema son casi infinitas, con controles mediante pulsaciones, gestos o voz. Su nivel de comprensión es realmente profundo, por lo que el conductor no se debe preocupar de conocer las cuatro frases predefinidas, y el propio sistema va aprendiendo con el tiempo, por lo que los perfiles de los conductores serán mucho más personalizados.
Y en España, el equipamiento de serie también incluirá llantas de 18 pulgadas en todas las versiones, maletero eléctrico y cámara de marcha atrás, por lo que los compradores no tendrán que desembolsar un extra en estas interesantes opciones.
Mercedes-AMG GLC 63 y 63 S, los más radicales
Mención aparte merecen las versiones más deportivas y radicales del SUV. Consideradas las opciones topes de gama, en ambos casos cuentan con el conocido bloque V8 biturbo de 4,0 litros y potencias de 473 y 510 CV. Junto a una caja de cambios más rápida y un embrague húmedo que reduce en 40 kg su peso, su conducción es una delicia.
Lo más destacado es su capacidad para convertirse en un deportivo de lo más eficaz, teniendo en cuenta que no deja de ser un automóvil pesado y con el centro de gravedad alto. En este caso, el acabado coupé le sienta realmente bien a un conjunto que profundiza en una imagen más deportiva con aditamentos exteriores e interiores, como una parrilla más grande heredada directamente de la competición, asientos deportivos calefactables, un habitáculo salpicado de Alcántara,incluido el volante, y especificaciones propias en el sistema MBUX que nos ofrece toda la información necesaria en un circuito, como la temperatura de los neumáticos.
Sus 3,8 segundos en el 0 a 100 km/h se consiguen gracias a la gestión de la potencia mediante su caja de cambios de nueve relaciones, la tracción total y un diferencial autoblocante con regulación electrónica en el eje trasero, además de un nuevo programa de conducción que permite elegir hasta tres configuraciones de agilidad. En todas las versiones se ha añadido una configuración específica para asfalto mojado y cuentan con un modo Race que limita las ayudas electrónicas al mínimo para ofrecer el comportamiento más eficaz posible. Sólo así podemos alcanzar los 250 y 280 km/h de velocidad punta, en función de si añadimos o no la S final al nombre.