Lexus RX300 Premium

El Lexus RX300 ha entrado por la puerta grande en el selecto club de los vehículos todo uso de carácter lujoso. Elegante, con un excelente andar en carretera y dotado de una terminación y equipamiento de primer nivel, ofrece, además, una movilidad razonable fuera del medio asfaltado, gracias a sus suspensiones elevadas y a las ayudas electrónicas a la conducción.

Lexus RX300 Premium
Lexus RX300 Premium

Tras un año de vida en el mercado americano, donde la aceptación del Lexus RX300 ha quedado refrendada por unas ventas de más de 73.000 unidades, los responsables de Toyota han decidido «trasplantar» su producto al mercado europeo dentro del segmento de los Sport Utility de lujo. Un segmento con modelos de tal calidad que nos hacía dudar si un producto desarrollado inicialmente para satisfacer las demandas y condicionantes de un mercado tan peculiar como el americano se adaptaría a las exigencias europeas. Han bastado unos pocos kilómetros a sus mandos para despejar todas nuestras dudas y permitirnos afirmar que nos encontramos ante uno de los todo uso más agradables que hayamos conducido.

En la consecución de estas buenas sensaciones han tenido una influencia decisiva no sólo su calidad de realización, de la que hablaremos más adelante, sino muy en especial el delicioso funcionamiento de su motor y el afinado comportamiento de su bastidor.

Con respecto al primero de ellos, el RX300 está animado por un V6 de tres litros realizado en aluminio, que utiliza culata multivalvulas y distribución variable VVT-i. Su potencia es de 201 CV a 5.600 rpm y su par motor de 28,8 kgm a 4.400 rpm, cifras nada espectaculares, si se tiene en cuenta que rivales como el BMW X5 ofrecen, con la misma cilindrada, 230 CV y 31 kgm de par. Sin embargo, este aparente hándicap no se traduce en unas prestaciones pobres, ya que el Lexus, gracias, a su buena aerodinámica (Cx de 0,36) y a su relativamente discreto peso (1.790 kg), acelera de cero a 100 km/h en poco más de 10 segundos y cubre los mil metros con salida parada en 32 segundos, cifras que lo sitúan como un SUV de carácter alegre. Por desgracia, estas buenas prestaciones se consiguen a base de consumir bastante gasolina, y si bien a cruceros de 120 km/h mantenidos se necesitan 12 litros cada 100 kilómetros, lo que no está mal, por encima de esa velocidad la cosa cambia bastante y los consumos se disparan, pudiendo llegar a superar muy holgadamente los 18 litros a cruceros por encima de 150 km/h.

En la buena respuesta de este V6 tiene también mucho que ver su cambio de marchas automático, que destaca tanto por su suavidad como por su buena gestión. No es sólo que los cambios se realicen con una dulzura exquisita o que el «kick-down» responda con rapidez a la solicitud de reducción de marcha del acelerador, sino que pese a utilizar sólo cuatro velocidades, éstas presentan un escalonamiento que permite aprovechar bien la potencia disponible. Incluso en su gestión está previsto un modo «invierno», que se activa con la pulsación de un botón situado junto a la palanca de cambios, que hace que se eviten las pérdidas de adherencia en las arrancadas sobre nieve o hielo a base de iniciar la marcha en tercera velocidad.