Ford Focus RS vs Seat León Cupra 300: ¿cuál es mejor?

Como si de uno de esos épicos enfrentamientos de Alí con Foreman, o Pacquiao contra Mayweather, Ford Focus RS y Seat León Cupra llevan enfrentándose por el trono entre los súper-GTI en cada una de sus respectivas renovaciones. Ambos son dos de los coches más mediáticos en su segmento y representan el summum en cuanto a deportividad entre los compactos, un escalón por encima de mitos como el VW Golf GTI en nivel de potencia. 

Y cada uno de ellos cuenta con su propia personalidad. Así, el Ford Focus RS resulta más exuberante, musculoso y radical; más extrovertido en su deportividad; en resumen, con un punto de exageración en sus paragolpes, montantes laterales y extractor aerodinámico trasero… y eso que ha perdido las branquias que montaba sobre el capó en anteriores entregas. Su imagen recuerda a esos luchadores de gran pegada; esos que al más mínimo descuido del rival pueden marcar las diferencias y con un único movimiento tumbar a su rival para que escuche la cuenta de diez en el suelo. 

El Seat León Cupra, en cambio, es más discreto y sutil con detalles como los paragolpes deportivos que lo identifican, pues parece que no hace alarde de ello. Encarnaría el papel del estilista, algo más ligero y preciso en sus movimientos, aunque con potencia suficiente para jugársela en el cuerpo a cuerpo y con tal precisión que hace fácil lo difícil. Es capaz de entrar y salir de la distancia de golpeo hasta agotar a su rival más contundente. 

Ford Focus RS y Seat León Cupra: circuito o tramo

Dada su capacidad para emocionar, no es fácil conservar la calma y analizar estos dos purasangres en base a factores racionales como precio, equipamiento o espacio interior disponible —sobre todo para los ocupantes de las plazas traseras— y maletero, favorables ambos al León a pesar de presentar una carrocería más compacta. También el Seat resulta algo más refinado, con índices de sonoridad más bajos desde el ralentí y una suspensión de firmeza variable que permitirá adaptarse mejor a las situaciones de conducción relajada. 

Sin embargo, donde demuestran su carácter único es cuando se disfruta de su espectacular poderío mecánico, que los pone a un nivel prestacional próximo a los Porsche 911 de hace apenas una década. Así, el Seat León Cupra impresiona por su contundencia, con una aceleración realmente espectacular, pues es capaz de acercarse a los 25 segundos para recorrer los 1.000 primeros metros —algo sólo al alcance de unos pocos elegidos—. Sin embargo, palidece ante el Focus RS, que acelera como un auténtico misil y aventaja a su rival en casi un segundo al completar el primer kilómetro. ¡Realmente demoledor! Esto no sería posible sin dos elementos clave: las ayudas electrónicas a la conducción, que llevan la potencia a términos racionales, y la tracción a las cuatro ruedas, que contribuye a transmitir al suelo esos brutales 350 CV y «domesticar» a la bestia, haciéndola menos exigente, más accesible a un mayor número de aficionados que en generaciones anteriores se enfrentaban a aquel exigente diferencial autoblocante delantero. 

Ahora, para sentarse tras el volante del Ford Focus RS no hay por qué ser un consumado experto en pilotaje deportivo. Pese a ello, sigue siendo más exigente que el Seat León Cupra, ya que se muestra más ágil y reactivo a las transferencias de masas, producidas voluntariamente por el conductor o accidentalmente en algún pequeño fallo de conducción. Así, muestra más facilidad para moverse en las frenadas en apoyo, a deslizar en caso de cambios de apoyo bruscos y amagar con el sobreviraje en las salidas de las curvas, por lo que exige mano firme y equilibrio con el gas para mantener el control cuando estás intentando marcar un tiempo en una vuelta cronometrada. Además, el Ford Focus RS esconde un efecto final: el modo Drift del selector de modo de conducción, que le convierte «de facto» en un propulsión trasera y permitiría recrearse provocando apoteósicas derrapadas a base de modular con el pedal derecho. 

Por su parte, el Seat León Cupra responde a esta demostración de poderío con una eficacia sorprendente y una facilidad de conducción insultante, incluso en la versión de dos ruedas motrices que probamos, 4.600 euros más barata que la de tracción integral. Lleva los límites más lejos y permite aproximarse a ellos sin más asomo de inquietud que la visión del velocímetro, pues nos dirá lo increíblemente deprisa que vamos siempre con precisión, aplomo y facilidad para cambiar de dirección a la más leve insinuación del volante. Cierto es que en las zonas más lentas el Seat puede parecer menos rápido que el Ford, pero no pasa de ser una impresión visual ya que, como hemos comprobado en nuestro circuito de pruebas en el Circuito del INTA, esa sensación no se ve refrendada por las mediciones del cronómetro. Y es que el León saca un excelente partido al diferencial electrónico delantero y no desperdicia ni un ápice de fuerza en otra cosa que no sea avanzar. Los frenos, por su parte, resultan impresionantes, pues los del León igualan las imponentes distancias de parada del RS, aunque lo hacen con un tacto de pedal más suave, un punto menos dosificable quizá a la hora de emplearse a fondo en un circuito, pero más confortable en el uso cotidiano por su tacto menos duro. 

Ford Focus RS vs Seat León Cupra: día a día

Olvidados los momentos de máxima excitación, de búsqueda de aceleraciones imposibles o de explorar nuestras capacidades en alguna recóndita carretera de montaña, aparece el uso más cotidiano, el que habitualmente realizamos rodeados de radares fijos, móviles, de tramo y amenazadores helicópteros. Un día a día en el que valoramos aspectos como la sonoridad que llega al habitáculo, la facilidad para mantener una conversación con el resto de pasajeros, el equipamiento de confort, las ayudas electrónicas a la conducción o la conectividad, aspectos en los que el Seat va consolidando una ventaja que, si bien es pequeña en cada valoración, acaba marcando diferencias en el balance final. Por si fuera poco, su motor 2.0 resulta algo más refinado y económico que el 2.3 del Focus, aunque ambos nos ofrecen una contundencia y una progresividad asombrosas. 

Su discreción estética, además, le permitirá al Seat León Cupra pasar algo más desapercibido en el tráfico diario o incluso a la hora de aparcar en cualquier calle si somos partidarios de no llamar tanto la atención. En el otro rincón del cuadrilátero, el Focus RS exhibe un carácter más «extrovertido», lleno de músculo, para hacer las delicias de aquellos que quieran disfrutar igualmente de un compacto muy deportivo, pero optan además por contar con una imagen que exhiba más a las claras ese poderío, valorando así una mayor exclusividad y sin importarles pagar un precio bastante más elevado. 

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