No ha sido una presentación al uso, ni por el coche que hemos podido probar, ni por el lugar elegido para conducirlo. La carta de invitación explicaba ya que íbamos a ponernos a los mandos de unidades camufladas del próximo Audi A3 2020, en un destino tan aislado y poco frecuente como la isla São Miguel, en el archipiélago de las Azores.
Una vez allí, la sorpresa fue que los coches camuflados resultaron ser Audi S3 2020, una buena oportunidad para probar las mejoras técnicas de las que se podrá beneficiar el nuevo A3 Sportback, que “ofrecerá la mejor dinámica de conducción de su historia" y elementos hasta ahora reservados a segmentos superiores. Eso sí, por ahora solo nos dejan contar nuestras sensaciones de conducción, nada de datos técnicos.
Por tanto, para hacerse una idea aproximada de algunas de sus características toca echar un vistazo a lo que hemos ido contando de VW Golf 8 y Seat León 2020, con los que comparte plataforma, pero no podemos confirmar ningún dato. Eso sí, el modelo de los cuatro aros tendrá personalidad propia en todos los sentidos, puesto que hasta el más mínimo detalle se ha desarrollado para que el coche se sienta como un Audi.
Audi A3 2020: en marcha y con mal tiempo
Durante nuestra estancia en Azores el tiempo no fue lo que podríamos denominar idílico. Vientos huracanados, lluvia torrencial y niebla se fueron intercalando durante toda la jornada. Unas condiciones en las que muy pocos coches se podrían haber defendido como el Audi S3, prácticamente imperturbable por cualquier tipo de inclemencia.
Ni el viento lateral ni las balsas de agua afectaban prácticamente a su trayectoria, pues el nuevo Audi S3 hace gala de un aplomo, una estabilidad y una precisión de guiado excepcionales. Los amortiguadores adaptativos, la tracción quattro, el ESP con sus distintas funciones y la dirección de radio progresivo tienen mucho que ver en ello, pues ahora hay una comunicación más rápida entre todos los sistemas y sensores.
La distribución de par, totalmente variable entre ambos ejes, se realiza mediante un embrague multidisco en baño de aceite, colocado delante del diferencial trasero y controlado por una bomba eléctrica que aplica hasta 44 bares de presión a los discos, dependiendo del reparto que se necesite enviar al eje posterior. El par puede llegar a ser del 100% en el tren trasero si, por ejemplo, arrancamos con las ruedas delanteras sobre hielo pulido, pero el máximo en condiciones normales suele ser del 50% en cada eje, lo que, con el suelo mojado, nos deja un leve y controlable subviraje al acelerar a fondo a la salida de las curvas cerradas, al menos llevando el poco intrusivo ESP en su posición estándar.
Dependiendo del programa de conducción seleccionado, del ESP —conectado, Sport o totalmente desconectado—, o de si el conductor gira el volante con un estilo de conducción deportivo, también se envía más o menos par atrás, es decir, que el sistema funciona de manera anticipativa. Esto se complementa especialmente bien con otra característica que sigue presente en el Audi S3: el frenado de las ruedas interiores cuando se afronta una curva a alta velocidad —Audi lo denomina control selectivo de par—, cuya actuación pasa inadvertida, pero contribuye a lograr la mencionada precisión en la trayectoria marcada por el volante, ya que induce el giro, dando la impresión de que llevamos un diferencial central tipo Torsen en lugar de uno tipo Haldex.
Toda esta interacción de sistemas logra un nivel de agarre muy alto, así como unas reacciones predecibles y muy neutras que brindan una gran confianza. Como cabría esperar de un modelo de Audi, es fácil de conducir y muy eficaz, pero al mismo tiempo hace que te involucres en la conducción, pues todo está calibrado de manera brillante para permitir disfrutar al volante. A pesar de la complejidad técnica, el coche no se siente como un conjunto de piezas separadas, sino como un todo intachablemente sincronizado.
Audi S3: lo que sentimos
Tanto el empuje del motor como su evocador sonido acompañan a la hora de lograr emoción, sobre todo en modo Dynamic, más intenso y con alguna que otra explosión al levantar el pie tras fuertes aceleraciones. Por su parte, la entrega de potencia es progresiva pero contundente, con una respuesta muy inmediata y muy bien aprovechada por un impecable cambio S tronic de doble embrague. No es salvaje, pero es muy rápido, dejando siempre sitio a una posible versión RS.
Para esta nueva generación del Audi A3 se ha puesto especial hincapié en el salto entre los diferentes programas de conducción —comfort, auto, dynamic, efficiency e individual—, ya que es ahora más acusado, pudiendo pasar de una más que respetable suavidad de suspensiones y silencio de marcha, hasta un tacto bastante más directo y deportivo, pero perfectamente soportable.
Para ello, los amortiguadores adaptativos cuentan con un rango de regulación más amplio entre su posición más suave y más firme. Su reglaje constante tiene en cuenta datos como las aceleraciones verticales de la carrocería o el movimiento individual de cada rueda, algo de lo que se beneficia tanto la calidad de rodadura como la absorción de las irregularidades, que denota muy buen trabajo del sistema, sobre todo porque no deja de contener eficazmente todos los movimientos de la carrocería. Si el resto de la gama A3 se aproxima a este resultado, habrá que dar la enhorabuena a Audi.