Las aguas negras, el turismo insostenible, el cambio climático y el mal manejo de residuos también amenazan estos ecosistemas. Los expertos temen lo peor, un “Arca de Noé” con material genético de corales para repoblarlos en el futuro es la propuesta de un activista avalado por un grupo de académicos.
Mientras la mayoría de arrecifes del mundo se enfrentan al blanqueamiento causado por el calentamiento global, los 450 kilómetros del arrecife mexicano en el Mar Caribe batallan un enemigo aún mayor: el llamado Síndrome Blanco, una enfermedad que está consumiendo sin piedad a varias especies de corales, y que ya ha causado el cierre de una parte de reservas tan populares como la de la Isla Cozumel.
La situación es prácticamente apocalíptica para los llamados “corales duros”, explicó a Noticias ONU el experto y fundador de la ONG Restore Coral, Roberto Cerda.
“Hasta la fecha ha tenido una capacidad de crecimiento de propagación nunca vista. Más de 22 especies de corales han sido afectadas, principalmente afecta a los corales duros. El coral cerebro es el más afectado, pero está, por ejemplo, el Coral Pilar, que son unas bellezas de 300 años y 200 años, y el 90% de esa especie ya desapareció. No hay manera de detenerlo”.
El activista, explica que la bacteria que causa el Síndrome Blanco tiene un efecto similar en los corales que el blanqueamiento, pero las colonias infectadas mueren rápidamente en cuestión de semanas.
“El coral cuando se muere se blanquea. Eso es lo que le sucede, pero ésta es como si fuera una especie de mancha también que empieza a crecer y a crecer, y en 40 días te mata un coral de 200 años. Es brutal. Es como si fuera la peste negra de Europa, pero bajo el agua, y es una peste blanca. De hecho, hay quien le dice así. La peste blanca está a más de 120 metros de profundidad. Es como si fuera una gripe, o sea, como si estuviera en el aire algo y lo agarras con la nariz, pero bajo el agua, entonces no hay manera de contenerlo. La capacidad humana para atender el problema es nula.”
Según un estudio de la ONG Healthy Reefs, el Síndrome Blanco, que se detectó por primera vez en gran escala en México en el 2018, ha tenido una propagación rápida a lo largo del Caribe, afectando hasta diciembre del 2019, a ocho países. La enfermedad también afecta indirectamente a otros tipos de corales, no solo los duros.
“Lo que sucede es que el coral duro es la base, es el que genera los arrecifes, las estructuras tal cual arrecifales. Entonces, si se muere, se cae el coral blando. Entonces, al final de cuentas, aunque no mate a los corales blandos, sí los está deteriorando también”, asegura Roberto.

¿Hay alguna esperanza?
Los expertos mexicanos coinciden en que la nueva enfermedad requiere medidas urgentes para reducir los factores de estrés, adoptar mejores prácticas de manejo y explorar técnicas innovadoras de rescate. ¿Pero esto qué significa?
“Se han hecho ya diferentes esfuerzos. Uno de ellos, el más importante, es el Plan de Acción del Síndrome Blanco, que es un esfuerzo colectivo. Me parece que son como 40 organizaciones las que están involucradas a nivel multisectorial”, asegura el fundador de Restore Coral.
El Plan de Acción, lanzado por el Gobierno Mexicano en 2019, busca mantener el bienestar de las poblaciones humanas costeras en la zona de Quintana Roo, la más afectada por la bacteria, al mitigar el deterioro del arrecife y de los servicios ambientales que este provee, a través de acciones de varios sectores.
“Entonces, la verdad, estamos en un escenario muy negativo. El Caribe mexicano es el destino número uno de cruceros del mundo, si no está en el top 3. Cerraron el parque marino de Cozumel por la bacteria, eso quiere decir que ya lo vimos venir aquí como el primer lugar donde debemos tener atención porque depende 100% del turismo de arrecifes. Ellos serán los primeros que tendrán que dedicarse a otra actividad económica”.
Roberto Cerda asegura que, a pesar de todo, la crisis ha traído oportunidades importantes, como finalmente converger a todos los actores que han estado haciendo algo por los arrecifes en un plan común, para crear una incidencia.
El impacto de la calidad del agua
Aunque los científicos no han logrado determinar aún qué produce la bacteria, existen indicios de que la mala calidad del agua influye en su crecimiento.
“Al parecer el deterioro de la calidad del agua está matando a algunos organismos que viven en el coral, como el hongo de fondos marinos, que es el que se come la bacteria normalmente. Entonces, al haberse ido esa defensa ya entró y explotó por todos lados”, afirma Roberto.
El experto también colabora con el doctor Jose Felix Aguirre Garrido, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana de Xochimilco, que se encuentra realizando estudios sobre la bacteria y la calidad del agua en la región.
“Estamos intentando caracterizar estas comunidades para entender un poco el agente patológico, quién es el responsable de esta enfermedad y a partir de estos datos intentar resolver un poco el problema. Utilizar algún tipo de antibiótico y ver si hay alguna condición ambiental o de contaminación, porque también estamos haciendo estudios y hemos encontrado algunos sitios con contaminantes importantes, sobre todo con desechos de ciudades”, explica Aguirre.
El doctor y su equipo han estudiado muestras de lugares turísticos tan populares como Playa del Carmen.
“De las situaciones importantes que estamos viendo es que se está acrecentando el ritmo de infección. Bueno, porque eso nos preocupa, porque al principio teníamos muy pocos corales infectados y en la actualidad hay una gran cantidad de tejido coralino que se está perdiendo”, agrega.
Aguirre explica que todo indica que el contagio ocurre por proximidad, pero que han identificado algunos corales que logran resistir, y que el estrés que se pone sobre estos, a través de la contaminación y el calentamiento del agua (principal causa del blanqueamiento coralino), juega un papel importante.

“Tenemos varias zonas impactadas con blanqueamiento. Afortunadamente parte del blanqueamiento que estamos en una zona en algunos casos puede remediar, sobre todo si las condiciones de estrés hacia el coral se modifican y se quitan. Hemos visto que se recupera parte de la colonia de Coral, pero el problema es que cuando sumas el blanqueamiento del coral y el síndrome blanco, más otras enfermedades como banda negra, banda amarilla, realmente tenemos una pérdida importante de colonias coralinas”, agrega.
El equipo del doctor Aguirre ha detectado que en la zona de Quintana Roo se están descargando aguas residuales directamente al océano.
“Estamos pidiéndole a las autoridades que echen a andar todas las plantas de tratamiento de aguas que están en la zona, que no se haga una descarga indiscriminada de residuos y que finalmente esto sirva para que la calidad de agua mejore, que es una variable más de impacto hacia el coral. Por otro lado, también hay que decirle a la gente que usen bloqueadores que sean amigables con el coral. Hay una gran cantidad de compuestos químicos en ellos y que pueden impactar de manera directa. También se necesita invertir en investigación. Si logramos invertir en detectar exactamente cuáles somos responsables de esta enfermedad, podremos tener más información y finalmente, poder resolver esta problemática en la zona”, asegura el catedrático.
"A día de hoy hay solamente botaderos de basura a cielo abierto, en donde toda esa química se filtra por la piedra porosa que hay en la región Caribe y se va al cenote y al cenote es un sistema gigante, uno de los más importantes del mundo, que te pasa de agua salada de agua dulce en una semana. Pero se está envenenando”, agrega Roberto Cerda.
Lograr cambiar el panorama es un problema complejo, debido a la gran influencia del turismo en la región, afirma el experto.
“Este tema es complicado porque la región depende 100% de la actividad turística. Son unos 2,2 billones de dólares anuales los que produce el Caribe mexicano a la economía. Entonces no se pretende, no se quiere asustar, digamos, al turista. Pero si hay una realidad del impacto del turismo cada vez que llega es lo que está alterando la calidad del agua. Si no le damos un descanso, pues también va a ser complicado recuperarla”.

¿En qué consiste el proyecto Arca de Noé?
La reducción de la cobertura de coral representa un problema muy serio para los humanos y para el resto de las especies y ecosistemas que dependen de los arrecifes.
Roberto Cerda, que lleva mucho tiempo trabajando e impulsando proyectos para restaurar los corales en México e iniciativas importantes de cultivo y siembra de estas especies, asegura que la situación es tan crítica, que es momento de pensar en las generaciones venideras.
“Se continúan promoviendo esfuerzos de replantación y de restauración. Sin embargo, creo que hay un tema que debemos de enfrentar: si hubiese un billón de corales hoy que pudiésemos plantar en esos 450 kilómetros de costa que tiene el arrecife mexicano, nada nos garantiza que ese billón de unidades de coral va a sobrevivir. Tampoco veo que sea una tarea humana, o sea, la cantidad de buzos, tanques de oxígeno y horas de trabajo bajo el agua para la cantidad de corales que puedes replantar y el tiempo que tardan en recuperarse cuando le agregamos fenómenos de desarrollo costero como temperaturas, acidificación y demás. Es realmente una tarea una tarea titánica”.
Es por ello por lo que, junto a varias instituciones académicas, su ONG Restore Coral ha lanzado el proyecto del “Arca de Noé para el Coral Mexicano”, un banco genómico que tiene cuatro objetivos específicos:
- Restaurar el tejido coralino vivo
- Preservar de manera criogénica gametos y larvas.
- Establecer un banco genético de diversas especies
- Apoyar un proyecto de muestras con varias instituciones académicas como el Centro de Investigación Científica de Ensenada, Baja California, (CISESE) y la UNAM
“La Florida, en Estados Unidos, donde también hay corales enfermos por el mismo Síndrome, está en la misma agenda, en la creación de bancos genéticos para después repoblar en donde se acomode la cosa. Por coincidencia, conocí al fundador del proyecto del Genoma Humano, y él me habló de esta tecnología. Entonces lo conecté con el caso del coral y él me dijo “Claro que sí, que se puede”.
Roberto también identificó al proyecto de Australian Coral Genomics, y se contactó con el homónimo mexicano que ya estaba en esa investigación, pero en la Costa del Pacífico.
“La doctora Carmen Paniagua, que es la principal investigadora del CICESE, fue increíblemente abierta a la idea de poner esta tecnología que ya tienen ellos en el Subsistema Nacional de Recursos Acuáticos Genéticos. Vamos a generar recursos genéticos desde Quintana Roo con la (Universidad Autónoma de México) la UNAM y con INAPESCA y los bancos genéticos se van a albergar en Veracruz y en Jalisco y en el norte”.