Escondido a simple vista a lo largo de nuestras costas, los piroplásticos son un tipo de basura marina descubierta en 2019 y se derivan de la quema de plástico que, tras ser erosionado por los elementos, a menudo parecen guijarros normales de playa.
Con esa apariencia, evaden la detección fácil del ojo inexperto y son propensos a escapar durante las limpiezas de playas. A diferencia del plastiglomerado, cuyos fragmentos se encuentran en las playas, los piroplásticos se han erosionado al flotar en el mar durante muchos años.
“Han existido desde que comenzamos a quemar plástico para desecharlo (quizás 80 años más o menos). Algunas de las sustancias químicas ahora restringidas que encontramos en los piroplásticos sugieren que podrían existir desde al menos la década de 1960”
Sobre su origen la Universidad de Plymouth señala que “es probable que provengan de muchas fuentes, incluida la quema de desechos en la playa misma, el colapso de antiguos vertederos, la quema histórica de desechos en el mar y la quema actual en pequeños estados insulares”.
Probablemente, agrega la institución, “han existido desde que comenzamos a quemar plástico para desecharlo (quizás 80 años más o menos). Algunas de las sustancias químicas ahora restringidas que encontramos en los piroplásticos sugieren que podrían existir desde al menos la década de 1960”.

Análisis de los piroplásticos
El científico ambiental Andrew Turner, de la Universidad de Plymouth, y sus colegas realizaron una investigación en 2019 de 165 trozos de estos elementos procedentes de las playas de Whitsand Bay en Cornualles. También recibieron 30 fragmentos adicionales de las Orcadas en Escocia, el condado de Kerry en Irlanda y el noroeste de España.
El equipo sometió las muestras a pruebas para averiguar de qué estaban hechas. La reflexión total atenuada y la espectroscopia infrarroja revelaron que el piroplástico era en su mayoría polietileno (comúnmente usado en bolsas y empaques de plástico), polipropileno (plástico duro comúnmente usado para empaques y contenedores) o una combinación de ambos.
Los investigadores advirtieron que estos compuestos podrían ser, al menos, parcialmente biodisponibles, capaces de ingresar a los cuerpos vivos
Pero, fue el análisis de fluorescencia de rayos X lo que reveló la existencia de plomo, a menudo acompañado de cromo. Esto implica la presencia de cromato de plomo, un compuesto que se puede mezclar con el plástico para darle una tonalidad amarilla, roja o naranja.

Los investigadores advirtieron que estos compuestos podrían ser, al menos, parcialmente biodisponibles, capaces de ingresar a los cuerpos vivos.
"Los piroplásticos requieren su propia clasificación dentro del paraguas de la basura marina, y son una fuente potencial de contaminantes para los organismos que los habitan o los ingieren", escribió el equipo en su artículo publicado en Science of The Total Environment.
"Recomendamos que la práctica de quemar plástico, de manera casual, industrial o institucional, cese por completo”
Por tanto, dadas las dificultades de detección, su propensión a formar microplásticos y contener sustancias químicas potencialmente tóxicas, “es importante que se estudien más y se comprendan mejor. Por supuesto, recomendamos que la práctica de quemar plástico, de manera casual, industrial o institucional, cese por completo”, concluye la Universidad de Plymouth.
Fuente: Universidad de Plymouth.