Esta idea contraria a la intuición se desarrolló por primera vez en las décadas de 1960 y 1970, cuando se usaron cadenas para modelar datos que salían de colisionadores subatómicos en Europa, según un sitio web sobre teoría de cuerdas creado por la Universidad de Oxford y la Royal Society británica. Las cuerdas proporcionaron una forma matemática elegante de describir la fuerza fuerte, una de las cuatro fuerzas fundamentales del universo, que mantiene unidos los núcleos atómicos.
El tema permaneció marginal durante muchos años, hasta la "revolución de la teoría de cuerdas" en 1984, cuando los teóricos Michael Green y John Schwarz produjeron ecuaciones que mostraban cómo las cuerdas evitaban ciertas inconsistencias que plagaban los modelos que describían las partículas como objetos puntuales, según la Universidad de Cambridge.
Los físicos demostraron que estas ideas diferentes estaban todas relacionadas y podían combinarse con otra llamada supergravedad, que funcionaba en 11 dimensiones
Pero, este primer florecimiento dejó a los investigadores con cinco teorías diferentes sobre cómo las cuerdas unidimensionales oscilaban en una realidad de diez dimensiones. Una segunda revolución se produjo en 1995, cuando los físicos demostraron que estas ideas diferentes estaban todas relacionadas y podían combinarse con otra llamada supergravedad, que funcionaba en 11 dimensiones. Ese enfoque generó la encarnación actual de la teoría de cuerdas.
Desentrañando misterios
La teoría de cuerdas es uno de los métodos propuestos para producir una teoría del todo, un modelo que describe todas las partículas y fuerzas conocidas y que reemplazaría al estándar de la física, que puede explicarlo todo excepto la gravedad. Muchos científicos creen en la teoría de cuerdas por su belleza matemática. Las ecuaciones se describen como elegantes y sus descripciones del mundo físico se consideran extremadamente satisfactorias.

La teoría explica la gravedad a través de una cuerda vibrante particular cuyas propiedades corresponden a las del hipotético gravitón, una partícula mecánica cuántica que transportaría la fuerza gravitatoria. Que la teoría requiera extrañamente once dimensiones para funcionar, en lugar de las tres del espacio y una del tiempo que normalmente experimentamos, no ha disuadido a los físicos que la defienden. Simplemente, describieron cómo las dimensiones adicionales están acurrucadas en un espacio extremadamente pequeño, del orden de 10^-33 centímetros, que es lo suficientemente pequeño como para que normalmente no podamos detectarlas, según la NASA.
Los investigadores han utilizado la teoría de cuerdas para tratar de responder preguntas fundamentales sobre el universo, como lo que sucede dentro de un agujero negro, o para simular procesos cósmicos como el Big Bang. Algunos científicos incluso han intentado utilizar la teoría de cuerdas para controlar la energía oscura, la fuerza misteriosa que acelera la expansión del espacio y el tiempo.
Una búsqueda sin fin
Pero, últimamente, la teoría de cuerdas ha sido objeto de un mayor escrutinio. La mayoría de sus predicciones no se pueden probar con la tecnología actual, y muchos investigadores se han preguntado si se están hundiendo en una madriguera de conejo sin fin. En 2011, los físicos se reunieron en el Museo Americano de Historia Natural en el undécimo debate anual en memoria de Isaac Asimov, para discutir si tenía sentido recurrir a la teoría de cuerdas como una descripción viable de la realidad.
Este paisaje multiverso parecía proporcionar suficientes posibilidades para que, si los investigadores las exploraran, se encontraran con una que correspondiera a nuestra propia versión de la realidad
Los desafíos más recientes provienen del propio marco, que predice la existencia de una cantidad potencialmente enorme de universos únicos, hasta 10^500 (ese es el número 1 seguido de 500 ceros). Este paisaje multiverso parecía proporcionar suficientes posibilidades para que, si los investigadores las exploraran, se encontraran con una que correspondiera a nuestra propia versión de la realidad.

Pero, en 2018, un artículo influyente sugirió que ni uno solo de estos innumerables universos hipotéticos se parecía a nuestro cosmos; específicamente, cada uno carecía de una descripción de la energía oscura tal como la entendemos actualmente.
"Los teóricos de cuerdas proponen una cantidad aparentemente interminable de construcciones matemáticas que no tienen una relación conocida con la observación", dijo Sabine Hossenfelder, física del Instituto de Estudios Avanzados de Frankfurt en Alemania, que ha criticado la teoría de cuerdas.
Otros investigadores sostienen que la teoría de cuerdas algún día arrojará resultados. Escribiendo en la revista Physics Today, el físico Gordon Kane, de la Universidad de Michigan, sugirió que, con las actualizaciones que se están realizando, el Gran Colisionador de Hadrones podría proporcionar evidencia de la teoría de cuerdas en un futuro cercano. Pero el destino final es, hasta el momento, desconocido.
Fuente: Livescience.