El gobierno central reconocía en 2015 que la presencia de mapaches en la Comunidad Autónoma de Madrid se había convertido en todo un problema. “Es un animal omnívoro que, ante la falta de otros depredadores que puedan hacerle frente, ha colonizado el Parque Regional del Sureste”, afirmaba el entonces Ministerio de Inclusión, Seguridad y Migraciones en su web Carta de España.
Hoy, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico lo incluye en la lista de Especies Invasoras de urgente erradicación, por su potencial colonizador y porque constituye una amenaza grave para las especies autóctonas y para nuestros ecosistemas. Está prohibida en España su introducción, transporte y comercialización.
Los técnicos habían capturado en campañas específicas efectuadas desde el 2007 hasta diciembre del 2018 un total de 814 mapaches
Y es que los datos sobre su captura solo en la Comunidad de Madrid son alarmantes. En 2019, se comunicó que los técnicos habían capturado en campañas específicas efectuadas desde el 2007 hasta diciembre del 2018 un total de 814 mapaches.

Una vez capturados, estos animales fueron enviados al Centro de Recuperación de Animales Silvestres (CRAS), en Tres Cantos.
Pero, no solamente han invadido Madrid. En España, el primer avistamiento de un mapache en el medio natural tuvo lugar en 2001 en la isla de Mallorca. Mientras que uno de los últimos avistamientos sucedió en 2020 en Catalunya, en la comarca del Alt Empordà, en Girona. Un año antes, en Cabanillas del Campo (Guadalajara), un vecino grabó también en vídeo un ejemplar.
Se ha confirmado su presencia en libertad, además de en Baleares, Catalunya y Castilla La Mancha, en la Comunidad Valenciana, País Vasco, Andalucía, Asturias, Galicia y Canarias
Se ha confirmado su presencia en libertad, además de en Baleares, Catalunya y Castilla La Mancha, en la Comunidad Valenciana, País Vasco, Andalucía, Asturias, Galicia y Canarias.
Cómo llegaron los mapaches a Madrid
Se creen que la llegada de los mapaches a Madrid se sitúa en el año 2003, debido a un escape, de forma intencionada o no, en el parque del Sureste. En esos años, se regalaban como mascota, pero, al crecer, comían demasiado y se volvían muy agresivos, por lo que escapaban de sus casas o sus dueños los soltaban.

Como, además su tasa de reproducción es muy elevada, con una camada por temporada, en unos pocos años su presencia se convirtió en un problema en dicha zona.
Riesgo para la biodiversidad y para las personas
No hay que olvidar que esta especie invasora, que pone en riesgo la biodiversidad del medio natural, puede llegar a atacar al hombre y ser portador de enfermedades que afectan a las personas y a otros animales, como el virus de la rabia, con centenares de casos confirmados en el centro y este de Europa. De esta manera, se aconseja estar alerta ante cualquier aparición de ejemplares con un comportamiento extraño o que causen alguna lesión o mordedura accidental.
También porta un peligroso parásito denominado Baylisascaris que puede afectar a las personas, causándoles una enfermedad grave
También porta un peligroso parásito denominado Baylisascaris que puede afectar a las personas, causándoles una enfermedad grave.

En cuanto a su impacto en los ecosistemas, por su gran voracidad y agresividad es capaz de desplazar, consumir y, en algunos casos, comprometer la conservación de numerosos grupos taxonómicos. A pesar de ser omnívoro, se le considera un potencial cazador de pequeños y medianos mamíferos y aves y depredador de nidos, por lo que tiene un importante impacto sobre muchas especies, entre las que se incluyen las cinegéticas, como la perdiz roja.