En el deporte, los traumatismos craneales son más comunes de lo que gustaría. La imagen del futbolista mexicano Raúl Jiménez en noviembre del pasado año, cuando sufrió una fractura de cráneo en pleno partido impresionó a todo el mundo. El choque de cabezas que tuvo con David Luiz será una de las jugadas que marcará su carrera, debido a que es muy poco común ver en un terreno de juego una lesión tan seria.

Raúl hoy se siente una persona afortunada, debido a que este tipo de fracturas resultan muy complicadas. El delantero del Wolverhampton ya ha recibido el alta médica y está listo para hacer pretemporada de cara al inicio de la Premier League.
Pero en ¿Qué consiste una rotura de cráneo?
En principio es importante señalar que el cerebro es uno de los órganos más importantes del cuerpo humano, al regir el funcionamiento del resto de sistemas corporales. Que esté protegido es esencial para la supervivencia.
Sin embargo, su estructura es relativamente frágil, con lo que precisa de algún tipo de elemento que evite que se destruya o lesione con el movimiento o con las caídas y choques, o que sea atacado por patógenos y bacterias.
Su estructura es relativamente frágil, con lo que precisa de algún tipo de elemento que evite que se destruya o lesione con el movimiento o con las caídas y choques
Afortunadamente, el ser humano cuenta con diferentes mecanismos de protección, una de los cuales es una resistente cobertura ósea que lo rodea. Estamos hablando del cráneo, el cual está compuesto por diferentes huesos.

Los huesos del cráneo son ocho que están soldados y unidos entre sí a lo largo del desarrollo mediante tejido conjuntivo endurecidas. Su principal función es la protección del encéfalo y permitir una estructura básica en la que parte de la musculatura facial pueda adherirse, además de proveer de una posición estable a los vasos sanguíneos, nervios craneales y el propio encéfalo. Asimismo, el cráneo puede dividirse en bóveda craneal y base del cráneo.
Dicho esto, hay que señalar que una rotura de cráneo consiste en la rotura de uno o más de esos ocho huesos que lo conforman y es, usualmente, generado por un traumatismo.
Si la fuerza del impacto es muy alta, el hueso puede fracturarse en la zona del golpe, o cercano a él, y comprometer las estructuras subyacentes como el cerebro, los vasos sanguíneos, meninges, y/o nervios .
Huesos del cráneo
Los huesos potencialmente comprometidos son cuatro impares ubicados sobre la línea media y dos pares, que son los siguientes:
El hueso frontal
El hueso frontal se localiza en la frente. Empieza justo por encima de las cuencas de los ojos y termina en la parte superior de la frente, siendo así el nexo de conexión entre los huesos del cráneo y los del viscerocráneo. Su principal función, además de dar forma a la frente, es la de proteger los lóbulos frontales del cerebro, que están situados justo detrás de este hueso.
Los dos huesos temporales
Estos dos huesos están situados en los laterales, uno a cada lado de la cabeza. Estos dos huesos protegen los lóbulos temporales y gestionan el lenguaje auditivo y la comprensión del habla.
Los huesos temporales protegen los lóbulos temporales y gestionan el lenguaje auditivo y la comprensión del habla
Los huesos temporales también son responsables de asegurar que el área responsable de controlar la respiración y el ritmo cardíaco no se vea afectada. Estos dos huesos tienen un agujero que sirve para dar soporte al oído, permitiendo así que los sonidos lleguen al tímpano por cada uno de los laterales de la cabeza.
El hueso occipital
El hueso occipital es un hueso del cráneo de forma marcadamente cóncava y localizado en la nuca. Su función es la de proteger, de nuevo, el tronco del encéfalo. Además, también asegura la integridad del cerebelo y los lóbulos occipitales, encargados de la coordinación muscular y de procesar las imágenes que percibimos, respectivamente.
Los dos huesos parietales
Los dos huesos del cráneo parietales ocupan el área que conforma la coronilla y sus alrededores. Son dos huesos simétricos y soldados entre sí. Su tarea es la de proteger la parte de la corteza cerebral que hay debajo, que es donde ocurren la percepción, la imaginación, el juicio, el pensamiento, etcétera.
La tarea de los huesos parietales es proteger la zona donde ocurren la percepción, la imaginación, el juicio, el pensamiento, etcétera
Del mismo modo, garantiza la integridad de los lóbulos parietales y los órganos subcorticales que tiene debajo. Estos lóbulos parietales se encargan de regular estados de ánimo y de procesar estímulos sensoriales.
El hueso etmoides
El hueso etmoides el único de este grupo que no dispone de una forma aplanada. De hecho, su morfología es rugosa y con cavidades. No se trata de un hueso “externo”, pues está localizado en la parte interna de la cara, detrás de la nariz.

Su función es la de ser la principal estructura de sostenimiento de la cavidad nasal, desarrollando así una misión primordial para el correcto funcionamiento del sistema olfativo, creando canales a través de los cuales pueda fluir el aire.
El hueso esfenoides
El hueso esfenoides podría considerarse como la piedra angular de la base del cráneo, pues es el que permite, situándose en la porción media de la base del cráneo, que otros elementos óseos del cráneo queden unidos entre ellos.
Su función, por lo tanto, es la de dar apoyo a otros huesos del cráneo y también la de dar forma a la estructura interna de la cara.
Estos son los ocho huesos que protegen nuestro cerebro, una estructura férrea que protege el órgano más importante que tiene el ser humano, Y es que somos capaces de vivir sin algunos de nuestros órganos. Podemos tener una vida perfectamente normal con un solo riñón, sin bazo e incluso, si una situación de cáncer lo requiere, sin estómago. Lo que es físicamente imposible es vivir sin cerebro.