¿Hay un camino hacia las baterías sostenibles?

Para 2030 se prevé que la demanda de baterías se multiplique por 14, una demanda que, extrapolada a las materias primas necesarias, convierte en imperativo un marco regulador de su impacto medioambiental.

El continuo crecimiento de la demanda de baterías ha llevado a la Comisión Europea a proponer una actualización de la legislación de la UE sobre baterías, y ha presentado ya su primera iniciativa de las acciones anunciadas dentro del Plan de Acción para la Economía Circular.

Unas baterías que sean más sostenibles a lo largo de todo su ciclo de vida resultan clave para los objetivos del Pacto Verde Europeo y para contribuir a alcanzar el objetivo de contaminación cero fijado en él.

Estas baterías promueven la sostenibilidad competitiva y son necesarias para el transporte ecológico, para la energía limpia y para lograr la neutralidad climática de aquí a 2050. La propuesta aborda las cuestiones sociales, económicas y medioambientales relacionadas con todos los tipos de baterías.

Las baterías comercializadas en la UE deben ser sostenibles, de alto rendimiento y seguras a lo largo de todo su ciclo de vida. Esto se traduce en baterías producidas con el menor impacto medioambiental posible, utilizando materiales obtenidos con pleno respeto de los derechos humanos y de las normas sociales y ecológicas. Las baterías deben ser duraderas y seguras y, al final de su vida útil, reutilizarse, remanufacturarse o reciclarse, de forma que los materiales valiosos se reincorporen a la economía.

Promover la sostenibilidad competitiva en Europa

La Comisión propone requisitos obligatorios para todas las baterías (industriales, de automóviles, de vehículos eléctricos y portátiles) comercializadas en el mercado de la UE.

Requisitos como el uso de materiales de origen responsable con un empleo restringido de sustancias peligrosas, el contenido mínimo de materiales reciclados, la huella de carbono, el rendimiento, la durabilidad y el etiquetado, así como el cumplimiento de los objetivos de recogida y reciclado, son esenciales para desarrollar una industria más sostenible y competitiva en toda Europa y en todo el mundo.

Ofrecer seguridad jurídica contribuirá además a desbloquear inversiones a gran escala y a impulsar la capacidad de producción de baterías innovadoras y sostenibles en Europa y el resto del mundo para satisfacer las necesidades de un mercado que crece rápidamente.

Minimizar el impacto medioambiental de las baterías

Las medidas que propone la Comisión facilitarán alcanzar la neutralidad climática de aquí a 2050. La mejora de las baterías y de su rendimiento supondrá una contribución clave a la electrificación del transporte por carretera, lo que reducirá significativamente sus emisiones, aumentará el uso de vehículos eléctricos y facilitará una mayor cuota de fuentes renovables en la combinación energética de la UE.

Con esta propuesta, la Comisión también pretende impulsar la economía circular de la cadena de valor de las baterías y promover un uso más eficiente de los recursos con el fin de minimizar el impacto ambiental de estas últimas. A partir del 1 de julio de 2024, solo podrán comercializarse las de vehículos eléctricos e industriales recargables que cuenten con una declaración de huella de carbono.

A partir de julio de 2024, solo podrán comercializarse las de vehículos que cuenten con una declaración de huella de carbono

Para cerrar el círculo y mantener los materiales valiosos utilizados en las baterías durante el mayor tiempo posible en la economía europea, la Comisión propone establecer nuevos requisitos y objetivos sobre el contenido de materiales reciclados y la recogida, el tratamiento y el reciclado en la parte final de su vida útil. Con ello, se garantizaría que la economía no pierda las baterías industriales, de automóviles o de vehículos eléctricos una vez prestado su servicio.

Para mejorar significativamente la recogida y el reciclado de las portátiles, el porcentaje actual de recogida, equivalente al 45 %, debería ascender al 65 % en 2025 y al 70 % en 2030, de forma que la economía no pierda los materiales de las baterías que utilizamos en los hogares.

Otras baterías (las industriales, de automóviles o de vehículos eléctricos) deben recogerse íntegramente. Deben reciclarse todas las recogidas y alcanzarse altos niveles de recuperación, en particular de materiales valiosos como el cobalto, el litio, el níquel y el plomo.

El Reglamento propuesto establece un marco que facilitará la reutilización de las baterías de los vehículos eléctricos para que puedan tener una segunda vida, por ejemplo, como sistemas fijos de almacenamiento de energía o como parte de la red eléctrica como recurso energético.

El uso de nuevas tecnologías de la información, como el pasaporte para baterías y el espacio de datos asociado, serán fundamentales para un intercambio de datos seguro, una mayor transparencia en el mercado de las baterías y la trazabilidad de las baterías de gran tamaño a lo largo de su ciclo de vida. Permitirá a los fabricantes desarrollar productos y servicios innovadores como parte de la doble transición ecológica y digital.

Mediante sus nuevas normas sobre la sostenibilidad de las baterías, la Comisión también promoverá a escala mundial la transición ecológica y establecerá un plan de acción para nuevas iniciativas en el marco de su política de productos sostenibles.