Los ejemplares de este nuevo taxón, que ha recibido el nombre de Pollentia perezi, fueron recolectados originalmente por Joan Pérez, espeleobuceador de Pollença, de la Sociedad Espeleológica Balear, a quien ha sido dedicada esta nueva especie.
El hallazgo fue realizado recientemente en el fondo de un lago subterráneo sin conexiones aparentes con el mar situado en una cueva de la bahía de Alcúdia (Mallorca). El agua de este lugar presenta una fuerte estratificación, es decir, que tiene capas de distinta salinidad que no se mezclan entre ellas, y el gusano se encuentra únicamente en las del fondo, a unos 15 metros de profundidad, donde hay una salinidad totalmente marina.
Los ejemplares de Pollentia perezi alcanzan dos centímetros de longitud y su cuerpo es muy aplanado. No tienen ojos ni pigmentación corporal, excepto unas pocas manchas minúsculas dispersas
Los ejemplares de Pollentia perezi alcanzan dos centímetros de longitud y su cuerpo es muy aplanado. No tienen ojos ni pigmentación corporal, excepto unas pocas manchas minúsculas dispersas, y muestran parápodos (apéndices que los gusanos emplean para nadar o reptar) hipertrofiados.
También tienen otros apéndices sensoriales muy desarrollados, que son adaptaciones típicas de organismos cavernícolas o de animales del mar profundo. Además, presentan un cerebro rojo que es visible a través de su tegumento traslúcido y, como otros miembros de la familia Polynoidae, el dorso cubierto de escamas.
Los gusanos marinos descubiertos exhiben un conjunto único de rasgos morfológicos no registrado hasta ahora en otros miembros de esta familia, lo cual ha supuesto tener que erigir un nuevo género para acomodarlos. El nuevo nombre genérico escogido hace referencia a Pollentia, la antigua ciudad romana situada en el actual municipio mallorquín de Alcúdia, donde se ha descubierto esta especie.
De las profundidades del océano a la cueva de Alcúdia
Además del estudio morfológico de los ejemplares, los investigadores también han secuenciado el ADN mitocondrial y nuclear de los especímenes y han realizado el análisis filogenético.
Pollentia perezi no está emparentado con las otras dos especies de polinoides cavernícolas conocidas, que viven en Lanzarote y en las Islas Caicos (Bahamas), respectivamente, sino con gusanos marinos escamosos que habitan lugares tan remotos como las profundidades abisales del Pacífico o la plataforma continental antártica
Los resultados indican que Pollentia perezi no está emparentado con las otras dos especies de polinoides cavernícolas conocidas, que viven en Lanzarote y en las Islas Caicos (Bahamas), respectivamente, sino con gusanos marinos escamosos que habitan lugares tan remotos como las profundidades abisales del Pacífico o la plataforma continental antártica. Este hecho genera muchas preguntas sobre el origen, evolución, distribución y adaptaciones de estas especies en ambientes tan lejanos y dispares.
A pesar de que el origen de Pollentia perezi todavía resulta desconocido, los investigadores señalan que su restricción a una única cueva seguramente sea solo aparente, y que futuras prospecciones, con toda seguridad, lo descubrirán en otros lugares parecidos del litoral.
Es muy probable, pues, que este gusano marino mantenga poblaciones en otros lugares cavernícolas costeros de Mallorca, Menorca y Cabrera, que, en aquel tiempo, conformaban una única unidad insular
De hecho, la cueva que lo aloja estaba completamente seca y alejada varios kilómetros tierra adentro de la línea de costa hace tan solo 15.000 años, durante el último máximo glacial, cuando el nivel del mar se encontraba unos 134 metros por debajo de su cota actual. Es muy probable, pues, que este gusano marino mantenga poblaciones en otros lugares cavernícolas costeros de Mallorca, Menorca y Cabrera, que, en aquel tiempo, conformaban una única unidad insular.
Los autores de este descubrimiento son la doctora Maria Capa, investigadora de los grupos de investigación en Biodiversidad, Sistemática y Evolución (Bio6Evo) y en Ecología Marina y Sistemática (MarES) de la UIB, y los doctores Joan Pons y Damià Jaume, científicos titulares del IMEDEA (CSIC-UIB). Los resultados de este descubrimiento se han publicado recientemente en la revista científica Zoological Journal of the Linnean Society.
Fuente: Universidad de las Illes Balears.
    








