China recomienda un extracto de bilis de oso como medicamento contra el coronavirus

Una inyección de este medicamento, llamado Tan Re Qing, contiene cuatro supuestas hierbas de las que dos son sustancias obtenidas de animales: extracto de bilis de oso y polvo de cuerno de cabra. No hay evidencias científicas que prueben su eficacia.

Mundo Geo

Oso negro asiático, también llamado oso luna. iStock
Oso negro asiático, también llamado oso luna. iStock

La Comisión Nacional de Salud China ha publicado una lista de tratamientos recomendados contra casos severos del COVID-19 donde se incluye un inyección de la medicina tradicional compuesta por, entre otras sustancias, extracto de bilis de oso. El medicamento, llamado Tan Re Qing, se compone de cuatro hierbas que en realidad no lo son, tal y como ha demostrado un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Xi'an Jiaotong y publicado en la revista científica Journal of Liquid Chromatography & Related Technologies. El Tan Re Qing está indicado para el tratamiento de enfermedades respiratorias, en especial la neumonía, según su fabricante el laboratorio Kaibao de Shanghai.

El estudio concluye que el medicamento incorpora "Scutellariae Radix y otras cuatro hierbas (extracto de bilis, Caprae Hircus Cornu –polvo de cuerno de cabra–, Lonicerae japonicae Flos y Forsythiae Fructus)". De las cuatro supuestas hierbas, dos son sustancias extraídas de animales, una de ellas relacionada con el maltrato animal de los osos negros asiáticos, conocidos como osos luna por una zona en forma de media luna blanca que tienen en la región del pecho. 

Granjas de osos y maltrato animal

Se calcula que más de 20.000 de estos animales han sido enjaulados o están siendo criados para extraer su bilis y usarla en la medicina tradicional asiática, según un informe publicado por la organización internacional World Animal Protection (WAP)

Más de 20.000 osos son enjaulados y criados para extraer su bilis. iStock
Más de 20.000 osos son enjaulados y criados para extraer su bilis. iStock

Desde hace tiempo, asociaciones ecologistas denuncian el destino que se reserva en China a estos plantígrados, inmovilizados en estrechas jaulas, donde su abdomen es perforado por un catéter unido a su vesícula para extraer así bilis. El líquido es vendido por las cualidades terapéuticas que se le atribuyen en la medicina tradicional, donde existe la creencia de que cura el cáncer, las dolencias del hígado, reduce la fiebre y la inflamación de las articulaciones. Supuestamente ayuda también a regular el colesterol y a disolver cálculos biliares y renales. 

También la bilis de este animal se emplea en los últimos tiempos como droga recreativa. Mezclada con vino de arroz o con vodka resulta un "tónico saludable", "euforizante" y "sin resaca". La demanda proviene sobre todo de Japón, Corea, Malasia y Singapur, Indonesia y EEUU. También de Australia y Canadá. En Vietnam, para los compradores locales, el producto se vende a cinco dólares el centímetro cúbico (media ampolla), mientras que a los turistas se le pide 30 por la misma cantidad. Hay quienes prefieren comprar el animal vivo, especialmente plantígrados pequeños, sacrificarlo y quedarse con vesícula biliar entera para uso propio. Llegan a pagar por ello entre 2.000 o 2.500 dólares.

Lo llamativo y triste de la situación es que el activo de la bilis de oso, el ácido biliar ursodiol, puede ser producido químicamente en el laboratorio

La extracción de bilis es una de las formas más extremas de maltrato animal que existen en el mundo. Una tortura que deja en los animales tremendas secuelas y les daña físicamente de por vida. Aunque esto poco parecer importar a compañías farmacéuticas chinas que, como Kaibao Pharmaceutical Co Ltd, compran toneladas de bilis en polvo cada año. Por si fuera poco, la sustancia se agrega a menudo a productos no médicos, desde pasta de dientes hasta cosméticos. La producción es legal en China, pero su exportación está prohibida por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES). 

No es el único país de Asia. En el caso de Laos, no existe evidencia de que los osos que se retienen en granjas, normalmente propiedad de inversores chinos, lo sean legalmente, ni tampoco de que hayan nacido en cautividad, lo que implica que han sido extraídos de la naturaleza y se recluyen de manera clandestina.

En Myanmar hay un total de seis granjas de estos plantígrados, de las cuales cuatro comercializan con ellos y con partes de su cuerpo, mientras que las otras dos directamente extraen la bilis que, una vez más, se vende mayoritariamente en China.

Los esfuerzos de las Green Korea United y World Animal Protection en Corea del Sur en conjunción con el Gobierno estatal han ayudado a que la situación mejore allí. Desde hace unos años, es ilegal extraer bilis de estos animales dentro de sus fronteras, pero todavía se permite su sacrificio cuando cumplen los 10 años. Según los datos de estas organizaciones ecologistas, la cifra de osos en granjas es ahora un tercio de lo que era hace un par de décadas, entre otras cosas, por la norma de esterilizarlos que se aplica desde 2017. Eso sí, persisten todavía otros focos ilegales que quedan por controlar.

Algo parecido sucede en Vietnam, donde desde 2005 es ilegal extraer bilis de los plantígrados y todos los ejemplares deben contener un microchip que el Ministerio de agricultura y desarrollo rural monitorea. La ley, no obstante, no dice nada de los que se criaban en granjas previamente, con que quedan unos 450 (de los aprox. 4.500 que había antes) que se siguen usando para este comercio macabro.