Jeep Wrangler JK8: prueba de manejo

AU241-Jeep-JK8-1.jpg
AU241-Jeep-JK8-1.jpg

Por Ernesto Roy Ocotla Fotos: José Luis Ruiz Edición para online: Manuel Fernández

 

La fuente de inspiración para este todoterreno es el CJ8 de 1981, también conocido como “Scrambler”, que conformó una variante para aquella clientela de vehículos multipropósito en crecimiento.

 

Los rasgos característicos de aquel “Civilian Jeep” y que éste JK8 exalta de manera reinterpretada, son la conversión de una variante de cuatro puertas a una media cabina que incorpora una batea en la parte trasera, suspensión modificada para propósitos aún más rudos y detalles de equipamiento enfocados al desempeño que incluyen rieles antirocas, winch en la parte frontal, lift kit de cuatro pulgadas o enormes llantas con rines específicos.

 

 

Cero impedimentos

 

Al visitar nuestra zona de pruebas convivimos con tres tipos de caminos: carreteras, caminos de montaña y terracería. De manera progresiva fueron apareciendo pros y contras pues en carretera se hace evidente que es ideal para fines de semana o momentos de diversión -como si de un juguete se tratara-, debido a que la estabilidad al paso carretero no es su fuerte y en ciudad no es tan maniobrable. Los frenos también piden mayor cuidado en nuestro rodar por la gran masa y llantas de alto perfil con tacos en su labrado.

 

Eso sí, el confort es remarcable, pues baches y demás irregularidades de algunos terrenos poco se sienten gracias a la suspensión reforzada, además en el interior los asientos cooperan para que esta sensación de confort continúe a pesar de muchos kilómetros recorridos. Si a esto le sumamos el techo desmontable -de fibra de vidrio que se divide en dos partes y se guarda detrás de los asientos-, entonces la experiencia está completa.

 

Una de sus mayores virtudes son los 10 centímetros extra que tiene la suspensión, pues los ángulos de ataque, salida y ventrales aumentan. El motor es un Pentastar VVT de seis cilindros en V, de 3.6 l de desplazamiento que produce 285 hp de poder, transmitidos a las cuatro ruedas gracias a una caja automática de cinco velocidades. El motor en estas exigencias resulta suficiente, pues con su elasticidad nos permite jugar con las capacidades de 4x4 ya sea entregando el necesario torque para sobrepasar grandes obstáculos o para romper el silencio y dejar tanto lodo en la carrocería como nos sea posible.

 

Los ajustes que se realizan son variados, pues se pueden bloquear los diferenciales de ambos ejes, además de desacoplar las barras de estabilización.

 

Inclinaciones, rocas, troncos, curvas o pequeñas paredes de lodo que separan un camino del otro, todos y cada uno son devorados por las capaces llantas 235/70 R17. Si se es poseedor de un Jeep Wrangler y quiere convertirlo en este medio de diversión ilimitada, el precio a pagar por el kit de pick-up es cercano a los 160,000 pesos, está disponible en cualquier distribuidora de Chrysler y el proceso de modificación tarda entre dos y tres semanas.

 

 

NOS GUSTA

Capacidad todoterreno

Apariencia llamativa

Energía del propulsor

 

NOS GUSTARíA

Sensación menos básica en interiores

Mejor visibilidad trasera

Mayor espacio en la cabina

 

Resumen técnico

 

MOTOR

Tipo/cilindrada: V6, 3.6 l

Potencia máxima: 285 hp a 6,400 rpm

Par máximo: 353 Nm a 4,800 rpm

TRANSMISIÓN

Caja: Automática, seis velocidades

Tracción: Trasera c/eje del. conectable y reductora

DIMENSIONES

Largo x ancho x alto: 440 x 187 x 189 cm

Distancia entre ejes: 294 cm

Capacidad de carga: 453 kg 

Tanque de combustible: 70 litros

Peso vacío: 2,029 kg 

PRUEBAS AUTOMÓVIL (a 2,240 msnm)

0 a 400 metros: 18.46 s

Rebase 80 a 120 km/h: 8.18 s

Frenado de 100 a 0 km/h: 47.5 m