Por Ernesto Roy Ocotla Fotos: José Luis Ruiz Edición para online: Manuel Fernández
La fuente de inspiración para este todoterreno es el CJ8 de 1981, también conocido como “Scrambler”, que conformó una variante para aquella clientela de vehículos multipropósito en crecimiento.
Los rasgos característicos de aquel “Civilian Jeep” y que éste JK8 exalta de manera reinterpretada, son la conversión de una variante de cuatro puertas a una media cabina que incorpora una batea en la parte trasera, suspensión modificada para propósitos aún más rudos y detalles de equipamiento enfocados al desempeño que incluyen rieles antirocas, winch en la parte frontal, lift kit de cuatro pulgadas o enormes llantas con rines específicos.
Cero impedimentos
Al visitar nuestra zona de pruebas convivimos con tres tipos de caminos: carreteras, caminos de montaña y terracería. De manera progresiva fueron apareciendo pros y contras pues en carretera se hace evidente que es ideal para fines de semana o momentos de diversión -como si de un juguete se tratara-, debido a que la estabilidad al paso carretero no es su fuerte y en ciudad no es tan maniobrable. Los frenos también piden mayor cuidado en nuestro rodar por la gran masa y llantas de alto perfil con tacos en su labrado.
Eso sí, el confort es remarcable, pues baches y demás irregularidades de algunos terrenos poco se sienten gracias a la suspensión reforzada, además en el interior los asientos cooperan para que esta sensación de confort continúe a pesar de muchos kilómetros recorridos. Si a esto le sumamos el techo desmontable -de fibra de vidrio que se divide en dos partes y se guarda detrás de los asientos-, entonces la experiencia está completa.
Una de sus mayores virtudes son los 10 centímetros extra que tiene la suspensión, pues los ángulos de ataque, salida y ventrales aumentan. El motor es un Pentastar VVT de seis cilindros en V, de 3.6 l de desplazamiento que produce 285 hp de poder, transmitidos a las cuatro ruedas gracias a una caja automática de cinco velocidades. El motor en estas exigencias resulta suficiente, pues con su elasticidad nos permite jugar con las capacidades de 4x4 ya sea entregando el necesario torque para sobrepasar grandes obstáculos o para romper el silencio y dejar tanto lodo en la carrocería como nos sea posible.
Los ajustes que se realizan son variados, pues se pueden bloquear los diferenciales de ambos ejes, además de desacoplar las barras de estabilización.
Inclinaciones, rocas, troncos, curvas o pequeñas paredes de lodo que separan un camino del otro, todos y cada uno son devorados por las capaces llantas 235/70 R17. Si se es poseedor de un Jeep Wrangler y quiere convertirlo en este medio de diversión ilimitada, el precio a pagar por el kit de pick-up es cercano a los 160,000 pesos, está disponible en cualquier distribuidora de Chrysler y el proceso de modificación tarda entre dos y tres semanas.
NOS GUSTA
Capacidad todoterreno
Apariencia llamativa
Energía del propulsor
NOS GUSTARíA
Sensación menos básica en interiores
Mejor visibilidad trasera
Mayor espacio en la cabina
Resumen técnico
MOTOR
Tipo/cilindrada: V6, 3.6 l
Potencia máxima: 285 hp a 6,400 rpm
Par máximo: 353 Nm a 4,800 rpm
TRANSMISIÓN
Caja: Automática, seis velocidades
Tracción: Trasera c/eje del. conectable y reductora
DIMENSIONES
Largo x ancho x alto: 440 x 187 x 189 cm
Distancia entre ejes: 294 cm
Capacidad de carga: 453 kg
Tanque de combustible: 70 litros
Peso vacío: 2,029 kg
PRUEBAS AUTOMÓVIL (a 2,240 msnm)
0 a 400 metros: 18.46 s
Rebase 80 a 120 km/h: 8.18 s
Frenado de 100 a 0 km/h: 47.5 m