Bugatti Baby II, el montable más exclusivo del mundo

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El Bugatti Baby II es una réplica ‘de juguete’ del Type 35, el auto de competencia más exitoso de todos los tiempos, con carrocería de carbono o aluminio, y tren motriz eléctrico. Por Edmundo Cano     De todo lo que Bugatti ha hecho durante este año para celebrar su 110 aniversario, tal vez el Baby II sea nuestro favorito. Esta réplica a 75 por ciento de escala del Bugatti Type 35 fue presentada en el salón de ginebra de este año como un modelo impreso en 3D, para estimar el interés del público en adquirir uno. Y vaya que lo hubo: los 500 ejemplares que Bugatti tiene planeado realizar se reservaron en 3 semanas, a un precio base de 30,000 euros.

Honrando al pasado

Este ejemplar que vemos en las fotos es el primer prototipo funcional del Baby II. ¿Por qué II? ¿Hubo un primer Baby? Efectivamente, fue fabricado artesanalmente por Ettore y Jean Bugatti para Roland, el Bugatti más joven, como regalo para su cuarto cumpleaños, en 1926. El juguete causó sensación y Bugatti realizó una producción limitada de 500 unidades, de las que sobreviven unas 150 hoy en día.

Alta tecnología

A diferencia del rústico Baby original, su nueva iteración es prácticamente un automóvil en miniatura. Desarrollado en conjunto con The Little Car Company, el Baby II emplea un tren motriz eléctrico alimentado por un paquete de baterías de ion/litio intercambiable: una unidad de 1.4 kW es la estándar, pero puede colocarse una de 2.8 kW que le otorga un rango de 30 km. Y tal como sus ‘hermanos mayores’, cuenta con distintos modos de manejo, uno para niños, que limita la salida del motor eléctrico a solo 1kW, que le permiten una velocidad máxima de 20 km/h, y un ‘modo adulto’, de 4kW que puede llevar al Baby II hasta 45 km/h. Y por si fuera poco, cuenta también con un sistema de frenado regenerativo.

Fiel al original

Toda esta tecnología de punta está contenida en una réplica exacta del Type 35. ¿Qué tan exacta? Todos y cada uno de los componentes del ejemplar de 1924 que corrió y ganó el Grand Prix de Lyon (una de las más de 1,000 victorias conseguidas por el Type 35 en el tiempo que estuvo en activo) fueron escaneados digitalmente para poder ser perfectamente reproducidos. Y cuando decimos perfectamente, no exageramos: el eje delantero y los brazos de los rines son huecos, tal como en el original. Las suspensiones y el sistema de dirección son idénticos a los usados por el Type 35 real. Las llantas fueron desarrolladas exprofeso para el Baby II por Michelin. El remate es el emblema en el ‘radiador’ de herradura, fabricado de plata sólida, como en el Chiron.

En la cabina, el tablero es de aluminio maquinado con instrumentos totalmente funcionales, incluyendo un medidor de la potencia usada por el motor eléctrico, tal como en el Veyron y Chiron. También cuenta con claxon, espejo retrovisor, freno de mano, módulo de pedales ajustable para que los adultos puedan acomodarlo a su talla, e incluso un control remoto para desactivar al Baby II a distancia. La piel en el asiento es la misma que Bugatti usa en las vestiduras del Chiron.

Artesanal

Cuando uno lee todos estos detalles, comienza a entender por qué un montable ‘de juguete’ arranca en 30,000 euros. Porque, claro está, hay múltiples opciones de personalización que pueden disparar ese precio dramáticamente. Por ejemplo, los colores. Aunque el prototipo presentado aquí porta el correcto ‘French Racing Blue’, el Baby II puede pintarse en cualquier color de la paleta del Chiron, o puede ordenarse con decoraciones que honren a Type 35 reales que corrieron hace 90 años.   Pero quizá la opción más sorprendente es el tipo de carrocería. El Bugatti Baby II ‘estándar’ viene con una carrocería fabricada de polímeros compuestos; el Baby II Vitesse está fabricado en fibra de carbono, mientras que el Baby II Pur Sang portará una carrocería de aluminio fabricada totalmente a mano, con métodos artesanales. Los dos últimos, además, vienen con ‘llaves de velocidad’ que desactivan el limitador de potencia del motor eléctrico y desatan sus 10 kW de potencia. Un ‘juguete’ muy exclusivo, digno de portar el nombre Bugatti, y en cierta medida, muy similar a los otros ‘juguetes’ que produce la firma francesa.