Muchas informaciones especulaban que el sustituto del Chiron sería un deportivo totalmente eléctrico. Se apoyaban en el hecho de que las normativas europeas empujan a los fabricantes hacia ese camino, aunque sean pequeños como Bugatti, y que al ser comprada la firma por Porsche y Rimac se podría lanzar un modelo que tomara como base el Nevera. Olvídate de todo eso porque el Tourbillon es una auténtica obra de arte sobre ruedas y todavía tendrá un motor de combustión detrás de los asientos.

El Tourbillon mantiene la esencia
En una fotografía que nos han proporcionado desde la marca podemos ver a los cuatro últimos Bugatti juntos y se puede apreciar que este Tourbillon es una evolución más de la saga. Aunque claro tiene su personalidad, pues la parrilla en forma de herradura gana todavía más en tamaño, siendo comandada por dos tomas de aire laterales que ahora se parten por una línea cromada. Los faros se mantienen horizontales, pero todavía más finos y me encanta el detalle del capó con una tira LED iluminada, que visualmente nos lleva hasta un limpiaparabrisas que parte en dos la luneta delantera.

Todas sus formas, incluidos los bajos, están pensados para alcanzar la mejor eficiencia aerodinámica. Y lo hace también con detalles que nos recuerdan a sus predecesores, como esa forma lateral que abrazan las puertas y que marca la clara distinción entre los dos colores para la carrocería.
Más diferenciada es la zaga de este Tourbillon, que algunos recuerda en cierta manera al diseño de los McLaren. Comento esto por las formas redondeadas tanto de su carrocería como de las luces LED, que como vemos en su zona central cuentan con la palabra Bugatti. Se recurre a un alerón móvil que se despliega a alta velocidad y también sirve de servofreno, unido a un difusor bastante trabajado en el aspecto aerodinámico, aunque las salidas de escape no llaman mucho la atención. Y como pasaba en el frontal se utiliza otra tira iluminada, que en este caso parte la ventanilla desde donde se puede ver su poderoso motor.

Antes de hablar de ese portentoso propulsor, vamos a colarnos en el interior del Tourbillon. Las puertas se abren hacia arriba de forma eléctrica y nada más entrar encontramos el motivo del nombre de este nuevo deportivo. Porque Tourbillon hace referencia al mecanismo de un reloj de precisión del mismo nombre que fue creado por Abraham-Louis Breguet en el siglo XVIII. La idea era transmitir que lo mecánico está por encima de la electrónica. A mí es un detalle que me encanta, le da un toque distintivo a un coche que ya tiene esa etiqueta y tiene detalles de zafiro y rubí.
De nuevo vuelve a haber una separación clara de las dos partes del coche, como pasaba en el exterior. Esa consola se ha fabricado en aluminio y cristal, contando con botones o mandos de estilo clásico, nada de soluciones hápticas más modernas. El único detalle un poco discordante es la pantalla multimedia de la parte superior, que es desplegable por lo que a veces está escondida.

Para tapizar este habitáculo se ha utilizado cuero de alta calidad, como vemos en unos asientos envolventes y que están fijados al suelo. Desde ahí accederemos a unos pedales de ajuste eléctrico, mientras que para las puertas se ha optado por un sistema de sonido por vibradores que es más ligero que los convencionales por altavoces.
Cómo sonara este Tourbillon
Llegamos al momento de hablar del motor. Con esta nueva entrega se dice adiós al anterior W16 8.0, que hace veinte años ya empezó a mover al Veyron y luego pasó al Chiron. Ahora llega un V16 con 8.3 litros y con aspiración natural (el anterior tenía cuatro turbos) que ha sido diseñado por el especialista Cosworth y que aporta al conjunto 1.000 CV y puede subir hasta las 9.000 rpm. Construido con materiales ligeros para que solo pese 252 kg, va asociado a una transmisión automática de doble embrague de ocho velocidades.

Junto a esta obra de arte de la ingeniería trabajarán tres motores eléctricos: uno de ellos se ha colocado entre las ruedas traseras, mientras que los otros dos van en el eje delantero para que el Tourbillon cuente con tracción total. Sumando de aquí y de allá el resultado final son 1.800 CV, lo que son 200 CV más que el Chiron Super Sport.
No se nos puede olvidar que este Tourbillon cuenta con una batería de 25 kWh de capacidad que funciona a una tensión de 800 V. Forma una T y se instala debajo del habitáculo y con ella la marca dice que puede alcanzar una autonomía eléctrica de 60 kilómetros. Toda esa electrificación no ha disparado el peso del deportivo, ya que desde Bugatti afirman que su masa total estará por debajo de los 1.995 kg del Chiron.

Mucha culpa de ese buen trabajo en materia de peso la tiene la nueva estructura monocasco fabricada en fibra de carbono, material que también encontramos en la carrocería. Y ya que hablamos del chasis, también hemos conocido que se abandona la configuración de doble horquilla de acero del Chiron para sustituirla por una de aluminio multibrazo. Los frenos son de carbono/cerámicos, escondidos detrás de llantas de 20 pulgadas delante y de 21” detrás, mientras que los neumáticos escogidos son los Michelin Pilot Sport Cup 2.
Todos estos datos y cambios en su configuración llevados al papel hacen que el Tourbillon sea un coche más rápido que el Chiron Pur Sport. Empezamos con un 0-100 km/h en 2 segundos (tres décimas menos), el 0-200 km/h en 5 segundos (aquí baja medio segundo), el 0-300 km/h en 10 segundos (le gana en 2,4 segundos) y podría llegar a los 400 km/h en 25 segundos. Porque su velocidad máxima se establece en 445 km/h.

De la misma manera que pasaba con los Veyron y Chiron, el Tourbillon se fabricará en Molsheim (Francia). Desde la marca nos han informado que se ensamblarán 250 unidades, su precio se ha fijado en 3,8 millones de euros y las primeras entregas están previstas para el 2026.