Alfa Romeo y Kia han presentado una misma solución, un cambio automático de ocho velocidades, para dos productos tan diferentes como son el Alfa Giulia Quadrifoglio, la versión más potente de la berlina italiana, y el Kia Cadenza, una apacible berlina de tracción delantera con motor V6 de inyección directa de gasolina que verá la luz a principios de 2017.
La del Alfa Romeo Giulia es una caja ZF diseñada para acoplarse a motores longitudinales y, en este caso, al Quadrifoglio: todo un purasangre italiano con motor V6 turbo de 510 CV que le permite alcanzar una velocidad máxima de 307 km/h y bajar de los 4 segundos en la aceleración de 0 a 100 km/h.
Además del modo de conducción automático, sendas levas de aluminio montadas en la columna de la dirección permiten mantener todo el control de la conducción en conducción deportiva. Será entonces, o cuando se elija el modo Race, cuando se puedan disfrutar de unos cambios casi instantáneos —15 centésimas— y una emotividad al menos al nivel de bestias como el BMW M3 o Mercedes C63 AMG. Permite unas reacciones al acelerador inmediatas gracias al mecanismo de bloqueo que minimiza las pérdidas por fricción habituales en el convertidor de par. De ahí su eficacia, de la que dan fe los 7’32” invertidos en dar la vuelta al mítico Nürburgring cuyo vídeo puedes también ver en esta web.
El cambio automático de 8 velocidades del Kia Cadenza
Menos espectacular, aunque tecnológicamente muy avanzado, resulta el nuevo cambio de ocho marchas para motores delanteros que Kia ha desvelado y montará a partir de 2017, primero en el Cadenza y posteriormente en otros modelos de la gama. Como el del Alfa Romeo se asociará inicialmente a un V6, en este caso de 3,3 litros, aunque colocado transversalmente, lo que ha obligado a los ingenieros coreanos a trabajar intensamente en reducir el tamaño, hasta conseguir una caja de ocho relaciones más ligera que la existente de seis (pesa 3,5 kg menos) y con prácticamente sus mismas dimensiones.
Ha sido desarrollada internamente por ingenieros de Kia que se han ocupado de rebajar todas las fricciones internas y simplificar el número de componentes al tiempo que han escalado otros para responder mejor a las demandas. Así, la bomba de aceite es más pequeña y debe mover menos líquido, lo que sumado a una reducción en el número de válvulas y a un accionamiento más directo se tiene como resultado un cambio de velocidades más rápido y económico que el de seis marchas existente hasta el momento.
¿Por qué un cambio de ocho marchas?
Más allá de las ventajas de imagen que puede aportar tener más que la competencia, una transmisión con ocho relaciones de cambio va a permitir una gran flexibilidad a la hora de elegir las relaciones del cambio con, por ejemplo, una primera velocidad muy corta para los SUV, unas intermedias correctamente escalonadas y una última de desahogo, muy larga, que permita ahorrar combustible en las bajadas.
Al tiempo, ese mayor número de posibilidades, permitiría mantener el motor durante más tiempo en la zona deseada del cuentavueltas: la de mejor consumo en los programas Eco y Normal, o en una en la que tengamos más potencia disponible en el modo Sport.
Pero un cambio con más velocidades también va a plantear retos de ingeniería para solucionar los inconvenientes teóricos que ofrecen. Así, va a tener más piezas móviles en su interior, lo que aumentaría las fricciones y, por consiguiente, el consumo y generalmente va a ser más grande que una con menor número. Pese a todo, las de seis son ya el mínimo imprescindible, las de ocho no son infrecuentes y ya hay incluso de 9 como el Range Rover Evoque o el Mercedes E350 Bluetec.
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