"Será como un segundo par de orejas y ojos", dice William Edwars, uno de los diseñadores del sistema "salva niños". Edwars, junto con Terry Mack y Edward Molin, descubrieron que, desde 1996, habían muerto por estos descuidos más de 300 niños en Estados Unidos. La estadística los puso a trabajar y, finalmente, han ideado un mecanismo que se inspira en los que se utilizan en los Boeing 757.
El "detector de presencia de niños" es muy simple. Funciona en combinación con las sillas para bebes, que se dotarían de un sensor de peso y un emisor. El conductor llevaría un receptor colgado de su llavero. Cuando el sensor se da cuenta de que hay un niño en la silla y las puertas del coche se han cerrado desde fuera, envía una señal al emisor que empieza a zumbar. Así, el despistado conductor sabrá que se ha dejado a su pequeño acompañante atado a la silla. Si el niño es sacado de la sillita, el sensor lo detecta y se desactiva el automatismo.
Al parecer, varias compañías automovilísticas se han interesado en el invento, aunque, de momento, no hay acuerdos comerciales.