En el banquillo se sentará igualmente el agente, acusado de lesiones imprudentes, ya que disparó su arma reglamentaria, alcanzado al primero.
El Ministerio Público sostiene que, entre las 20.30 horas del 25 de marzo de 2011 y 08.30 horas del día 28, una persona que no ha podido ser identificada forzó con un destornillador o un instrumento semejante la cerradura de la puerta delantera izquierda de un automóvil aparcado en la calle Fernández Ladreda de Oviedo. A continuación, lo puso en marcha y abandonó el lugar.
Sobre las 20.40 horas del 28 de marzo, el acusado Y.S.C., sin que conste que hubiera participado en la sustracción del coche pero en todo caso conociendo su procedencia ilícita, conducía por Oviedo el vehículo sustraído.
Al llegar al cruce de las calles Río Eo con Tenderina Baja, dos funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía que viajaban en un coche patrulla le dieron el alto, ya que tenían conocimiento de que sobre el vehículo pesaba una denuncia por robo. Así, los agentes cruzaron su automóvil delante del otro, que se había detenido en un semáforo.
Uno de los policías se bajó del coche patrulla y se dirigió hacia la puerta del conductor del otro vehículo, diciéndole a Y.S.C. que se bajase. Éste, sin embargo, no hizo caso y se mantuvo dentro del coche, con las manos ocultas. Para protegerse, el policía se desplazó hacia el tercio posterior del vehículo y desenfundó la pistola reglamentaria. Entonces, Y.S.C. dio marcha atrás de forma brusca para tratar de atropellarlo. A continuación, huyó hacia delante sorteando el coche patrulla.
El agente disparó entonces su arma contra el vehículo. Lo hizo dos veces, entrando uno de los proyectiles por la luna trasera, atravesando luego el respaldo del asiento trasero y el del conductor, fragmentándose al menos en dos trozos, que alcanzaron al acusado.
Y.S.C. sufrió lesiones a nivel torácico-abdominal con dos orificios de entrada, contiguos, en hemotórax posterior derecho, uno de 0,5 centímetros de diámetro con restos de proyectil, y otro de un centímetro de diámetro, con restos metálicos. Tenía además un tercer orificio, de salida. La parte del proyectil que cruzó el tórax penetró en la rodilla derecha de Y.S.C.
Para la curación de estas lesiones necesitó 57 días, 17 de ellos de hospitalización. Le quedaron como secuelas varias cicatrices y persistencia de restos metálicos en el lóbulo inferior pulmonar derecho.
El segundo proyectil impactó en el piloto trasero del lado derecho del coche. Tras estos hechos, Y.S.C. siguió con su marcha en dirección a la carretera de Villamiana, perseguido por el otro policía.
El propietario del coche ha sido indemnizado por su compañía de seguros. Cuando el automóvil fue recuperado, faltaban de su interior una radio, dos altavoces y dos mandos de garaje. No consta que Y.S.C. haya participado en la sustracción de estos objetos.
Y.S.C. fue condenado en abril de 2004 por un delito de atentado y en diciembre de ese mismo año por un delito intentado de robo-hurto de uso de vehículo a motor.
La Fiscalía considera que Y.S.C. es autor de un delito de utilización ilegítima de vehículo de motor ajeno y de atentado, con la agravante de reincidencia, y solicita que se le imponga una condena de dos años de prisión y multa de nueve meses con una cuota diaria de diez euros (2.700 euros), con un día de privación de libertad por cada dos cuotas impagadas, y a que indemnice al propietario del vehículo sustraído con 150 euros.
El Ministerio Público considera que el agente de policía autor de los disparos es autor de un delito de lesiones imprudentes, con la eximente incompleta de obrar en cumplimiento de un deber, y solicita que sea condenado a tres meses de prisión y que indemnice a Y.S.C. con 9.366,46 euros, por las lesiones y las secuelas. De esta cantidad será responsable el Ministerio del Interior.