Los frenos forman junto con los neumáticos y los amortiguadores el “triángulo” de la seguridad activa en nuestros coches. Circular con todos ellos en buen estado nos permitirá evitar sustos, e incluso más grave, algún accidente. Pero centrándonos en nuestros protagonistas, son los encargados de reducir la velocidad del vehículo hasta detenerlo, elemento por tanto de vital importancia. Por este motivo, y porque tampoco nos gusta derrochar dinero, vamos a repasar seis consejos de la mano de Alquiber para alagar su vida útil.
1. Conducir de forma suave
De la misma manera que sucede con los neumáticos, no existe una fórmula matemática que nos diga exactamente cuántos kilómetros podremos recorrer con nuestros frenos antes de tener que cambiarlos. En ambos casos, la forma de conducir que realicemos será vital para poder alargar su funcionamiento lo más posible.
Por tanto, hay que tener en cuenta que circular de forma brusca hará que tanto los discos como las pastillas sufran mucho más desgaste. Lo más recomendable es anticiparte a lo que pasa a tu alrededor, fijándote bien en otros vehículos por si van a detenerse, controlando el acceso a las rotondas o vigilando cuando un semáforo va a cambiar de color para no pillarte desprevenido. En carretera, sobre todo en bajadas pronunciadas, es recomendable utilizar marchas cortas para no tener que recurrir tanto al freno.
2. Las carreteras
Este punto quizás sea un poco aleatorio e inevitable, pero el firme por el que circulas es otro factor importante a la hora de alargar el trabajo de los frenos del coche. Por ejemplo, en caso de utilizar habitualmente vías urbanas con mucha pendiente o zonas de carreteras montañosas, en lugar de autovías o caminos llanos, incidirá en un mayor desgaste.
3. Vigilar las señales
Y no me estoy refiriendo a las señales de tráfico de la carretera, que también debemos vigilar, sino a cambios en el comportamiento del pedal del freno. Muchos coches cuentan ya con un sistema de aviso en caso de desgaste, pero por si el tuyo no lo tuviera, ponte en alerta si se va demasiado al fondo o si está blando, porque podrían ser síntomas de que ha entrado aire en el circuito hidráulico. Tampoco es bueno si al frenar el volante vibra. En todas estas situaciones lo mejor es acudir pronto a tu taller de confianza.
4. Otro aviso
Otra circunstancia que nos puede avisar de que los frenos de nuestro coche están en las últimas es que tengamos que hacer mucha fuerza sobre él para detenerlo. En este caso las causas podrían deberse a que las pastillas o discos se hayan dañado o que haya poca cantidad de líquido en el sistema. Como en el punto anterior, concierta una cita con el mecánico lo más pronto que puedas.
5. Elegir bien tus frenos
Generalmente vamos al taller y dejamos que el mecánico decida que repuestos debe poner a nuestro coche para la reparación. Pero si eres de los que les gusta comprar las piezas por ti mismo debes conocer que es muy importante que el producto que adquieras cuente con la homologación ECE R-90. De lo contrario, te arriesgarás a perder seguridad en tu conducción por ahorrarte unos pocos euros.
6. Revisiones periódicas
Como punto final, la importancia que tienen las revisiones periódicas. Lo es de otros componentes del propio vehículo y de los frenos también. El mecánico podría encontrar un pequeño problema antes de que vaya a más y solucionarlo sin que comprometa tu seguridad.
