Rover saca pecho

Hace un año, la simbólica cantidad de 10 libras, unas 2.000 pesetas, cerraba el trato. Rover, emblema de la automoción británica y asfixiada por las deudas, se desvinculaba de BMW, su propietaria hasta entonces. Tomaba las riendas un cuestionado financiero llamado John Towers. Un año después, las cifras avalan su esfuerzo.

Rover saca pecho
Rover saca pecho

Audazmente embarcado en su Proyecto Phoenix, Towers (en la foto) agrupó a su alrededor un decidido colectivo de empresarios y se lanzó con todas sus ganas a reflotar Rover. Todavía no se puede decir que lo haya logrado, pero los muchos escépticos que dudaron de su capacidad y de sus buenas intenciones hace mucho que andan con la boca muy cerrada.
En la desbandada, BMW se llevó Mini y Land Rover, las joyas de Rover, con lo que lo primero que hizo Towers fue mirar dentro de casa y sacar del armario la marca MG, que encabezaba sus otrora prestigiosos deportivos.
Renombró Rover como MG Rover y encargó una nueva línea de deportivos para usarla como bandera del renacimiento. Perder Mini y Land Rover no le hizo mucha gracia, pero aligeró su plantilla y le evitó despidos. Sobrevive casi la mayoría de los asignados exclusivamente a la marca Rover, incluidos los casi desahuciados de la factoría de Longbridge, al sureste de Inglaterra.

Ahora, al echar cuentas de su primer año, Towers levanta la cabeza y empieza a sonreír. Sabe que sus ingresos van por buen camino y que la tesorería se ha recuperado mucho antes de lo esperado.
Se permite incluso el lujo de hablar de nuevos modelos para dentro de un año como mucho. Los observadores especulan que podría comprar una plataforma contrastada a otro fabricante, o bien adaptar la del Rover 75 para un formato más pequeño.
Los expertos se ponen de su lado y, en unas declaraciones al Financial Times, Garel Rhys, profesor de Economía de la Industria del Motor de la Universidad de Cardiff, asegura que es más que probable que Rover salga de pérdidas en 2002 y empiece a sumar beneficios.
Hace pocas semanas, Towers ya decía que sus ventas llegarán en 2002 a las 205.000 unidades, muy por encima de las 190.000 calculadas para este año.

Ante esta situación de esperanza, muchas voces se alzan ahora contra BMW por su incapacidad para gobernar Rover durante cinco años. Se recuerda ahora que, en lugar de revitalizar los coches de grandes ventas, como el 25 y el 45, prefirió lanzar una gama nueva, la 75, para la que el mercado no estaba bien dispuesto.
Claro que este mismo razonamiento lleva de nuevo a las dudas: si BMW con todo su poder no pudo mantener Rover a flote, ¿cómo podrá hacerlo el casi desconocido Towers?