Es una iniciativa de una empresa privada de 2018. Estos ‘coche-radar’ no gustan, como es lógico, entre los conductores franceses. Sin embargo, estos particulares, aliados con el estado, hacen que ambos se lucren de un acto que deja dudas debido a que los conductores que son contratados no son fuerzas de seguridad y sus comportamientos no siempre cumplen con las normas.
Objetivo
La instalación de radares en coches particulares fue aprobada en 2021 por los gobernantes de nuestro país vecino. Su idea principal es la de sorprender a los conductores al no poder estos detectar a golpe de vista estos radares móviles, algo que es más fácil si se ve una cámara o algún coche habitual como los que la DGT tiene en España.
¿Mejora la seguridad vial?
La gran duda de todo esto es si de verdad sirve para mejorar la seguridad en las carreteras francesas o si su verdadero objetivo es aumentar significativamente las multas por exceso de velocidad y por ende, la recaudación de la República. De hecho, se ha estimado una recaudación de unos 94 millones de euros.
Y ahora, ¿en qué situación están estos coches?
Estos coches están desplegados en un total de ocho regiones. Además, operan los siete días de la semana, dando igual el clima o la hora, con la intención del gobierno francés de llegar a los 400 ‘coche-radar’ de cara al próximo año 2024.
¿Cómo son?
Estos ‘coche-radar’ están equipados con GPS. Con ello reconocen de manera automática los límites de velocidad de cada tramo. Según el propio Gobierno de Francia, estos radares tienen un margen técnico específico para los límites de velocidad, lo que los diferencia de otros sistemas de control de velocidad.
Fijaos si sacan beneficio que lo que os contamos ya en 2021 era que desde la República los presupuestos estipulados eran los de sueldos de 1.500 euros mensuales para cada conductor, que debe realizar jornadas laborales de seis horas. Se trata de un servicio muy bien pagado para el poco trabajo que conllevo, aunque eso sí, a costa de aprovecharse de otros ciudadanos, lo que debería recaer en su conciencia.

Deficiencias
Este sistema no tiene muchos seguidores y según los informes locales, hay puntos defectuosos:
- Para empezar los coches carecen de identificación distintiva y no están conducidos por autoridades locales, lo que les hace difícilmente reconocibles.
- A su vez, la gestión y la contratación de los conductores, recaen en las manos de empresas privadas, aprobadas por el Estado.
- Los vehículos están en mal estado, contando así con altos kilometrajes, neumáticos desgastados y matriculas deficientes, haciendo único responsable al dueño de llevar el vehículo al taller si así lo cree necesario.
- A pesar de no tener mucho trabajo, se considera un sueldo bajo el de los conductores al contar con un trabajo desafiante y enfrentar día tras día amenazas y agresiones por parte de los conductores multados, algo que se puede intuir.
Y, ¿en España?
En nuestro país este método no es legal, ya que ni la Dirección General de Tráfico ni el Servei Catalá de Trànsit recuerren a empresas externas para gestionar denuncias por infracciones de tráfico ni para controlar la velocidad. La ley deroga esta responsabilidad a los ayuntamientos, pero se recalca la prohibición de abrir puertas a este tipo de iniciativas.