No cabe duda que la electrificación, ya sea a través de vehículos íntegramente eléctricos o a través de algún sistema de hibridación, es ya toda una realidad en el mundo del automóvil, una tendencia que se hará aún más fuerte en los próximos años. Sin embargo, desde hace ya un tiempo los máximos responsables y expertos de la propia industria de la automoción vienen avisando de los peligros y de las posibles fatales consecuencias de una electrificación total, rápida y radical del sector.
Una de las últimas importantes reflexiones al respecto viene de la mano del propio presidente de Toyota, Akio Toyoda, quien considera que “si se pasa demasiado rápido a los coches eléctricos, la industria puede colapsar”, es decir, la propia industria del automóvil podría verse en peligro.
Durante una conferencia de fabricantes y productores de vehículos y de componentes de automoción en Japón, el máximo responsable de Toyota analizó el fenómeno de la electrificación en la industria del automóvil. De forma específica, según Toyoda, los coches eléctricos “están sobrevalorados” y el cese inmediato de la fabricación de vehículos impulsados con motores de combustión (ya sean diésel o de gasolina) podría suponer un grave peligro de colapso de la propia industria.
El jefe de Toyota también ha afirmado que “cuantos más coches eléctricos se fabrican, más dióxido de carbono se produce”, un hecho en el que no han pensado ni los políticos ni los diferentes organismos gubernamentales a la hora de anunciar a bombo y platillo la prohibición de los coches diésel y gasolina. En el caso de Japón, el Gobierno de este país ya anunció hace unos días su intención de prohibir la venta de coches con motores de combustión en 2035, una medida que para Ario Toyoda es errónea mostrando su más que firme oposición a la misma.
En el caso de Europa, las intenciones de los Gobiernos de Reino Unido y Dinamarca es la de prohibir la venta de coches con motores de combustión en 2030, mientras que en Noruega se pretende adelantarlo a 2025. En el caso de España, el anuncio definitivo y oficial aún no se ha realizado, pero sí se marca el año 2040 como posible año límite a la venta de vehículos diésel y gasolina, mientras que en Alemania el horizonte es algo más lejano, en el año 2050.
Por último, otra de las importantes reflexiones en las últimas declaraciones de Ario Toyoda es la referente al coste que supondría una electrificación total del parque automovilístico en Japón. La inversión en infraestructura podría conllevar un ingente desembolso de entre 135.000 y 358.000 millones de dólares. Por otro lado, si todos los vehículos que circularan en el País del Sol Naciente fueran íntegramente eléctricos, la energía eléctrica de todo Japón se podría agotar en apenas unos meses.