Esta práctica que te vamos a explicar es aplicable para cualquier momento del año, ya que el uso del vehículo puede ser continuado en la gran mayoría de conductores. Sin embargo, durante esta época veraniega, con las temperaturas ambientales más elevadas y la mayor probabilidad de realizar viajes largos, se antoja más importante si cabe.
¿Eres de los que tras aparcar el vehículo lo apagan y se sube a casa? ¿O eres de los que, nada más subirse al coche, enciende el motor y arranca al instante? Si te sientes identificado con alguno de estos dos casos o con ambos, reflexiona con lo que te vamos a contar a continuación, porque quizás estés acortando la vida útil de la mecánica de tu vehículo al no respetar las fases de calentamiento y de refrigeración.
La complejidad técnica de los motores, y más en los últimos tiempos, requiere del conductor conocer determinados gestos que puedan ir en favor de un correcto mantenimiento. Los motores de los coches alcanzan temperaturas elevadas cuando están funcionando a pleno rendimiento, especialmente un elemento mecánico muy común en la gran mayoría de mecánicas actuales: el turbo.
Este componente se encarga de elevar la potencia y el rendimiento del motor aprovechando el paso de los gases de escape. El turbo alcanza un número de revoluciones por minuto muy superior al del propio motor (200.000 rpm), lo que significa que alcanza también temperaturas muy elevadas. Tanto si arrancamos con celeridad como si paramos el motor en seco después de un viaje largo, nos arriesgamos a que este turbocompresor sufra, se termine rompiendo y tengamos que afrontar su sustitución, algo que no es nada barato (unos 1.000 euros).
Así pues, debes saber lo siguiente: cuando llegues al punto y final de tu ruta y dejes tu vehículo aparcado, no lo apagues al instante. Quizás si has hecho un desplazamiento corto y a baja velocidad no pasa nada, pero si vienes de hacer un viaje largo y a velocidades elevadas deberías esperar unos segundos (1 minuto, por ejemplo) antes de apagar el motor. Así, dejarás que actúe el sistema de refrigeración del vehículo mientras esté encendido y el turbo reduzca su temperatura.
En lo arranques del vehículo también es importante esperar unos segundos, pero a la inversa: cuando lo enciendas, no te pongas en movimiento todavía, ya que el turbo (y el motor en sí) no habrá alcanzado la temperatura óptima de funcionamiento. Esto es especialmente importante en sitios y en los meses fríos, cuando el motor necesita todavía de más tiempo para alcanzar una temperatura adecuada.