Con el aumento de la movilidad y del número de desplazamientos de largo recorrido con motivo de las vacaciones de verano, la DGT vuelve a alertar sobre los peligros del conocido como efecto elefante. Pero, ¿en qué consiste exactamente?
El efecto elefante se produce generalmente cuando, en caso de accidente de tráfico, colisión o frenada brusca, un pasajero ubicado en las plazas traseras sale despedido golpeando los asientos delanteros y, por consiguiente, impactando en sus ocupantes. El problema es que el impacto se produce con la fuerza del peso del pasajero que sale despedido, multiplicada por la velocidad a la que circule el vehículo.

Es decir, según la DGT, una persona que pese 75 kg, saldrá despedido golpeando el asiento delantero con una fuerza de 4,2 toneladas, simplemente con que el coche circule a 60 km/h. En este caso sería el peso equivalente a un paquidermo, y de ahí el nombre de este efecto, que surgió de una vieja campaña publicitaria francesa que aseguraba que “no viaje con un elefante en el asiento trasero”.
Este problema tan grave en carretera tiene una solución muy, muy sencilla: simplemente con que todos los pasajeros traseros se abrochen correctamente el cinturón de seguridad, se resuelve. Así de fácil. Porque, además, no llevarlo evidentemente supone que no solo se produce el efecto elefante, sino que además el propio pasajero que sale despedido tendrá consecuencias fatales.
Por la inercia y el #efectoelefante, la fuerza con la que un objeto suelto dentro del #vehículo golpearía a cualquier ocupante se multiplicaría hasta por 40 veces su peso a 50 km/h. Imagina si fuese un niño mal anclado o sin sujeción.
— Dir. Gral. Tráfico (@DGTes) June 18, 2020
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No dejar tampoco objetos sueltos
Pero la DGT va un paso más allá todavía. Desde Tráfico aseguran que un efecto similar al conocido como elefante se produce también cuando dejamos objetos no sujetos en el habitáculo en viajes. Ante cualquier frenazo brusco, pueden salir despedidos y golpear a cualquier pasajero, multiplicando hasta por 40 veces su peso en caso de una velocidad ya solo de 50 km/h.
Botellas llenas (o incluso vacías), teléfonos, tablets, reproductores, bolsos, maletas… e, incluso, un niño mal sujeto en una silla, por ejemplo, puede convertirse en un proyectil mortal en caso de accidente o frenazo. Seamos pues consecuentes: evitarlo es muy sencillo.