Cuando escribo estas líneas estamos viviendo uno de los momentos más turbulentos que recuerdo a nivel global y nacional -esperemos soluciones razonables y rápidas por el bien de todos-.
Ya entrando en nuestro entorno automovilístico -y aunque los mercados rusos y ucranianos no son vitales para nuestra industria porque han captado según las últimas referencias el 0,4 de nuestros coches exportados, el 2 por ciento del total de exportaciones de la UE-, esta vez me quedo con la "razonabilidad" que se ha impuesto al menos en nuestro entorno político cuando se ha desechado en el Congreso una propuesta loca de Más País-Equo para prohibir la publicidad de los vehículos de combustión a partir de 2025.
Una vez más vuelven las ideas locas, los globos sonda lanzados desde el entorno político para controlar, prohibir, dirigirnos, aborregarnos buscando un aparente beneficio común que no es tal finalmente y que además de reducir libertades termina perjudicando irremediablemente nuestra industria nacional que, como sigamos así, terminará perdiendo su papel importante a nivel europeo, y si no, al tiempo.
Llevamos muchos años, muchas décadas donde el cliente y sus necesidades han dictado las evoluciones tecnológicas, pero ahora no, estamos en periodo de regresión. Me decía esta misma semana el presidente de Mercedes, Roland Schell, que "por primera vez en la historia no hemos hecho coches para el público, sino para los políticos, unos políticos sin estrategia de país, sin estrategia de Europa. Pueden tener ideas, pero nunca estrategia, como demuestran con la imposición del vehículo eléctrico como única forma de llegar a la neutralidad del CO2".
Y sobre todo, que los políticos legislan y vuelven a legislar sobre lo ya legislado sin darse cuenta de que los cambios tecnológicos necesitan un tiempo de desarrollo y evolución y que también el cliente necesita tiempo para transformar sus hábitos y si algo no se está teniendo en cuenta en esta década es la transición, algo que siempre ha sido clave en cualquier proceso de cambio para que arraigue y se convierta en un valor.
Qué fácil es decir lo que tienen que hacer otros sin preocuparse de predicar primero con el ejemplo apoyando y creando condiciones óptimas de evolución y desarrollo con el dinero de todos. Y esto me vale para nuestro país y para Europa, con esos ideólogos mandando con escaso o nulo conocimiento de la materia, mientras seguimos a la cola europea en infraestructuras, con unos coches eléctricos que existen pero que la gente no entiende o no puede comprar...