Al volante, este nuevo corazón hace del Vectra un coche terriblemente rápido y temperamental. Su fuerza se nota desde los primeros milímetros del acelerador: responde con viveza y cierta rudeza, lleno de energía. Se estira muy bien y tiene una enorme capacidad de recuperación. Desde luego, es un motor excelente para poner techo a una gama tan completa. Si acaso, cabrá criticar su consumo: la marca dice que gasta 10,3 litros cada 100 km.Si bien los principales cambios se han producido en la apariencia de los coches, Opel no ha querido dejar pasar la oportunidad de retocar un poco la arquitectura de los coches y, al tiempo, enriquecer su oferta mecánica.Para poder ofrecer el chasis deportivo y la suspensión IDS Plus, han tenido que realizar unas ligeras modificaciones en el bastidor. De estos retoques ha salido una dirección más eficaz que lleva al coche más aplomado en las rectas y, por supuesto, la posibilidad de montar el interesante y alabado IDS Plus, que permite modificar el tarado de la amortiguación y ajustarlo al tipo de conducción.La esencia del IDS Plus, un sistema estrenado con el Astra, es que una serie de sensores se encarga de analizar las condiciones la conducción, la carretera y las exigencias que, en cada momento, se demandan de la suspensión. En función de estos datos, la informática interpreta en qué grado debe endurecerse el coche para mejorar, en cada situación, la eficacia de la suspensión. Lo que hace este complejo sistema es decidir si el vehículo afronta una situación complicada y evaluar por dónde aparecen los problemas. Así, endurece la amortiguación para contener los balanceos de la carrocería y mejorar el agarre del coche y el trabajo general de la suspensión. Además, se ponen en alerta los sistemas de control de estabilidad y el ABS por si la cosa pasa a mayores y es necesario emplear más medidas de seguridad. También mejora el trabajo del ESP, porque, aunque tiende a retrasar su actuación para permitir un rodar más deportivo, también incrementa su eficacia, con lo que el resultado debe ser mejor. Con el ABS, tres cuartos de lo mismo. En cada ocasión, el ordenador decide sobre qué rueda o ruedas actuar y puede exigir respuestas diferentes a cada una, según las necesidades del momento.
Desde el punto de vista del conductor, esta carga tecnológica tiene una ventaja más: un botón en el salpicadero nos permite variar a voluntad los reglajes de la suspensión. Seleccionando el modo Sport, el coche se endurece, la amortiguación se vuelve más firme, la dirección asistida se hace más rápida y precisa y el acelerador avanza su capacidad de respuesta.
Aunque este dispositivo es una opción, tuvimos la ocasión de probarlo durante la breve toma de contacto organizada por Opel en los alrededores de Madrid. Las carreteras elegidas no permitían grandes alardes, pero sí se nota cómo el coche endurece sus maneras cuando se selecciona el modo Sport y se hace más agradable al desconectarlo. Queda para la prueba a fondo un juicio más amplio del Vectra con este equipo.Aprovechando la puesta al día de los modelos, Opel amplía la oferta mecánica. En Diesel, se proponen los CDTI 1.9 de 120 y 150 CV y el poderoso 3.0 V6 de 184 CV, que ofrecen ahora la posibilidad de incorporar filtro de partículas como opción. Además, se introduce una variante del CDTI 1.9 que se queda en 100 CV y que supone un interesante acceso a la gama de gasóleo.Por el lado gasolina, la oferta arranca con el 1.8 de 122 CV y sigue con los 2.0 Turbo de 175 CV y el 2.2 DIG de 155 CV (éste último, con inyección directa de gasolina). Son todos motores conocidos y de reputación contrastada.
Pero Opel ha querido ampliar este capítulo con la incorporación de un espectacular V6 de 2,8 litros sobrealimentado, un enorme motor que ya equipa Saab en su 9-3, aunque allí rinde 250 CV en lugar de los 230 que da aquí. El bloque y la culata son completamente de aluminio, lleva turbocompresor de doble flujo y, según la propia marca, entrega el 90 por ciento de su mayor par (33,6 mkg) a sólo 1.500 rpm, mientras que el máximo lo ofrece en un amplio margen que va desde las 1.800 hasta las 4.500 rpm. La velocidad máxima está limitada a 250 km/h y el 0-100 km/h se logra en sólo 7 segundos.Este motor tiene origen General Motors y es, según Juan Manuel Lumbreras, un ejemplo de la potencia industrial de un grupo tan amplio como GM.Al volante, este nuevo corazón hace del Vectra un coche terriblemente rápido y temperamental. Su fuerza se nota desde los primeros milímetros del acelerador: responde con viveza y cierta rudeza, lleno de energía. Se estira muy bien y tiene una enorme capacidad de recuperación. Desde luego, es un motor excelente para poner techo a una gama tan completa. Si acaso, cabrá criticar su consumo: la marca dice que gasta 10,3 litros cada 100 km.Si bien los principales cambios se han producido en la apariencia de los coches, Opel no ha querido dejar pasar la oportunidad de retocar un poco la arquitectura de los coches y, al tiempo, enriquecer su oferta mecánica.Para poder ofrecer el chasis deportivo y la suspensión IDS Plus, han tenido que realizar unas ligeras modificaciones en el bastidor. De estos retoques ha salido una dirección más eficaz que lleva al coche más aplomado en las rectas y, por supuesto, la posibilidad de montar el interesante y alabado IDS Plus, que permite modificar el tarado de la amortiguación y ajustarlo al tipo de conducción.La esencia del IDS Plus, un sistema estrenado con el Astra, es que una serie de sensores se encarga de analizar las condiciones la conducción, la carretera y las exigencias que, en cada momento, se demandan de la suspensión. En función de estos datos, la informática interpreta en qué grado debe endurecerse el coche para mejorar, en cada situación, la eficacia de la suspensión. Lo que hace este complejo sistema es decidir si el vehículo afronta una situación complicada y evaluar por dónde aparecen los problemas. Así, endurece la amortiguación para contener los balanceos de la carrocería y mejorar el agarre del coche y el trabajo general de la suspensión. Además, se ponen en alerta los sistemas de control de estabilidad y el ABS por si la cosa pasa a mayores y es necesario emplear más medidas de seguridad. También mejora el trabajo del ESP, porque, aunque tiende a retrasar su actuación para permitir un rodar más deportivo, también incrementa su eficacia, con lo que el resultado debe ser mejor. Con el ABS, tres cuartos de lo mismo. En cada ocasión, el ordenador decide sobre qué rueda o ruedas actuar y puede exigir respuestas diferentes a cada una, según las necesidades del momento.
Desde el punto de vista del conductor, esta carga tecnológica tiene una ventaja más: un botón en el salpicadero nos permite variar a voluntad los reglajes de la suspensión. Seleccionando el modo Sport, el coche se endurece, la amortiguación se vuelve más firme, la dirección asistida se hace más rápida y precisa y el acelerador avanza su capacidad de respuesta.
Aunque este dispositivo es una opción, tuvimos la ocasión de probarlo durante la breve toma de contacto organizada por Opel en los alrededores de Madrid. Las carreteras elegidas no permitían grandes alardes, pero sí se nota cómo el coche endurece sus maneras cuando se selecciona el modo Sport y se hace más agradable al desconectarlo. Queda para la prueba a fondo un juicio más amplio del Vectra con este equipo.Aprovechando la puesta al día de los modelos, Opel amplía la oferta mecánica. En Diesel, se proponen los CDTI 1.9 de 120 y 150 CV y el poderoso 3.0 V6 de 184 CV, que ofrecen ahora la posibilidad de incorporar filtro de partículas como opción. Además, se introduce una variante del CDTI 1.9 que se queda en 100 CV y que supone un interesante acceso a la gama de gasóleo.Por el lado gasolina, la oferta arranca con el 1.8 de 122 CV y sigue con los 2.0 Turbo de 175 CV y el 2.2 DIG de 155 CV (éste último, con inyección directa de gasolina). Son todos motores conocidos y de reputación contrastada.
Pero Opel ha querido ampliar este capítulo con la incorporación de un espectacular V6 de 2,8 litros sobrealimentado, un enorme motor que ya equipa Saab en su 9-3, aunque allí rinde 250 CV en lugar de los 230 que da aquí. El bloque y la culata son completamente de aluminio, lleva turbocompresor de doble flujo y, según la propia marca, entrega el 90 por ciento de su mayor par (33,6 mkg) a sólo 1.500 rpm, mientras que el máximo lo ofrece en un amplio margen que va desde las 1.800 hasta las 4.500 rpm. La velocidad máxima está limitada a 250 km/h y el 0-100 km/h se logra en sólo 7 segundos.Este motor tiene origen General Motors y es, según Juan Manuel Lumbreras, un ejemplo de la potencia industrial de un grupo tan amplio como GM.Al volante, este nuevo corazón hace del Vectra un coche terriblemente rápido y temperamental. Su fuerza se nota desde los primeros milímetros del acelerador: responde con viveza y cierta rudeza, lleno de energía. Se estira muy bien y tiene una enorme capacidad de recuperación. Desde luego, es un motor excelente para poner techo a una gama tan completa. Si acaso, cabrá criticar su consumo: la marca dice que gasta 10,3 litros cada 100 km.Si bien los principales cambios se han producido en la apariencia de los coches, Opel no ha querido dejar pasar la oportunidad de retocar un poco la arquitectura de los coches y, al tiempo, enriquecer su oferta mecánica.Para poder ofrecer el chasis deportivo y la suspensión IDS Plus, han tenido que realizar unas ligeras modificaciones en el bastidor. De estos retoques ha salido una dirección más eficaz que lleva al coche más aplomado en las rectas y, por supuesto, la posibilidad de montar el interesante y alabado IDS Plus, que permite modificar el tarado de la amortiguación y ajustarlo al tipo de conducción.La esencia del IDS Plus, un sistema estrenado con el Astra, es que una serie de sensores se encarga de analizar las condiciones la conducción, la carretera y las exigencias que, en cada momento, se demandan de la suspensión. En función de estos datos, la informática interpreta en qué grado debe endurecerse el coche para mejorar, en cada situación, la eficacia de la suspensión. Lo que hace este complejo sistema es decidir si el vehículo afronta una situación complicada y evaluar por dónde aparecen los problemas. Así, endurece la amortiguación para contener los balanceos de la carrocería y mejorar el agarre del coche y el trabajo general de la suspensión. Además, se ponen en alerta los sistemas de control de estabilidad y el ABS por si la cosa pasa a mayores y es necesario emplear más medidas de seguridad. También mejora el trabajo del ESP, porque, aunque tiende a retrasar su actuación para permitir un rodar más deportivo, también incrementa su eficacia, con lo que el resultado debe ser mejor. Con el ABS, tres cuartos de lo mismo. En cada ocasión, el ordenador decide sobre qué rueda o ruedas actuar y puede exigir respuestas diferentes a cada una, según las necesidades del momento.
Desde el punto de vista del conductor, esta carga tecnológica tiene una ventaja más: un botón en el salpicadero nos permite variar a voluntad los reglajes de la suspensión. Seleccionando el modo Sport, el coche se endurece, la amortiguación se vuelve más firme, la dirección asistida se hace más rápida y precisa y el acelerador avanza su capacidad de respuesta.
Aunque este dispositivo es una opción, tuvimos la ocasión de probarlo durante la breve toma de contacto organizada por Opel en los alrededores de Madrid. Las carreteras elegidas no permitían grandes alardes, pero sí se nota cómo el coche endurece sus maneras cuando se selecciona el modo Sport y se hace más agradable al desconectarlo. Queda para la prueba a fondo un juicio más amplio del Vectra con este equipo.Aprovechando la puesta al día de los modelos, Opel amplía la oferta mecánica. En Diesel, se proponen los CDTI 1.9 de 120 y 150 CV y el poderoso 3.0 V6 de 184 CV, que ofrecen ahora la posibilidad de incorporar filtro de partículas como opción. Además, se introduce una variante del CDTI 1.9 que se queda en 100 CV y que supone un interesante acceso a la gama de gasóleo.Por el lado gasolina, la oferta arranca con el 1.8 de 122 CV y sigue con los 2.0 Turbo de 175 CV y el 2.2 DIG de 155 CV (éste último, con inyección directa de gasolina). Son todos motores conocidos y de reputación contrastada.
Pero Opel ha querido ampliar este capítulo con la incorporación de un espectacular V6 de 2,8 litros sobrealimentado, un enorme motor que ya equipa Saab en su 9-3, aunque allí rinde 250 CV en lugar de los 230 que da aquí. El bloque y la culata son completamente de aluminio, lleva turbocompresor de doble flujo y, según la propia marca, entrega el 90 por ciento de su mayor par (33,6 mkg) a sólo 1.500 rpm, mientras que el máximo lo ofrece en un amplio margen que va desde las 1.800 hasta las 4.500 rpm. La velocidad máxima está limitada a 250 km/h y el 0-100 km/h se logra en sólo 7 segundos.Este motor tiene origen General Motors y es, según Juan Manuel Lumbreras, un ejemplo de la potencia industrial de un grupo tan amplio como GM.Al volante, este nuevo corazón hace del Vectra un coche terriblemente rápido y temperamental. Su fuerza se nota desde los primeros milímetros del acelerador: responde con viveza y cierta rudeza, lleno de energía. Se estira muy bien y tiene una enorme capacidad de recuperación. Desde luego, es un motor excelente para poner techo a una gama tan completa. Si acaso, cabrá criticar su consumo: la marca dice que gasta 10,3 litros cada 100 km.Si bien los principales cambios se han producido en la apariencia de los coches, Opel no ha querido dejar pasar la oportunidad de retocar un poco la arquitectura de los coches y, al tiempo, enriquecer su oferta mecánica.Para poder ofrecer el chasis deportivo y la suspensión IDS Plus, han tenido que realizar unas ligeras modificaciones en el bastidor. De estos retoques ha salido una dirección más eficaz que lleva al coche más aplomado en las rectas y, por supuesto, la posibilidad de montar el interesante y alabado IDS Plus, que permite modificar el tarado de la amortiguación y ajustarlo al tipo de conducción.La esencia del IDS Plus, un sistema estrenado con el Astra, es que una serie de sensores se encarga de analizar las condiciones la conducción, la carretera y las exigencias que, en cada momento, se demandan de la suspensión. En función de estos datos, la informática interpreta en qué grado debe endurecerse el coche para mejorar, en cada situación, la eficacia de la suspensión. Lo que hace este complejo sistema es decidir si el vehículo afronta una situación complicada y evaluar por dónde aparecen los problemas. Así, endurece la amortiguación para contener los balanceos de la carrocería y mejorar el agarre del coche y el trabajo general de la suspensión. Además, se ponen en alerta los sistemas de control de estabilidad y el ABS por si la cosa pasa a mayores y es necesario emplear más medidas de seguridad. También mejora el trabajo del ESP, porque, aunque tiende a retrasar su actuación para permitir un rodar más deportivo, también incrementa su eficacia, con lo que el resultado debe ser mejor. Con el ABS, tres cuartos de lo mismo. En cada ocasión, el ordenador decide sobre qué rueda o ruedas actuar y puede exigir respuestas diferentes a cada una, según las necesidades del momento.
Desde el punto de vista del conductor, esta carga tecnológica tiene una ventaja más: un botón en el salpicadero nos permite variar a voluntad los reglajes de la suspensión. Seleccionando el modo Sport, el coche se endurece, la amortiguación se vuelve más firme, la dirección asistida se hace más rápida y precisa y el acelerador avanza su capacidad de respuesta.
Aunque este dispositivo es una opción, tuvimos la ocasión de probarlo durante la breve toma de contacto organizada por Opel en los alrededores de Madrid. Las carreteras elegidas no permitían grandes alardes, pero sí se nota cómo el coche endurece sus maneras cuando se selecciona el modo Sport y se hace más agradable al desconectarlo. Queda para la prueba a fondo un juicio más amplio del Vectra con este equipo.Aprovechando la puesta al día de los modelos, Opel amplía la oferta mecánica. En Diesel, se proponen los CDTI 1.9 de 120 y 150 CV y el poderoso 3.0 V6 de 184 CV, que ofrecen ahora la posibilidad de incorporar filtro de partículas como opción. Además, se introduce una variante del CDTI 1.9 que se queda en 100 CV y que supone un interesante acceso a la gama de gasóleo.Por el lado gasolina, la oferta arranca con el 1.8 de 122 CV y sigue con los 2.0 Turbo de 175 CV y el 2.2 DIG de 155 CV (éste último, con inyección directa de gasolina). Son todos motores conocidos y de reputación contrastada.
Pero Opel ha querido ampliar este capítulo con la incorporación de un espectacular V6 de 2,8 litros sobrealimentado, un enorme motor que ya equipa Saab en su 9-3, aunque allí rinde 250 CV en lugar de los 230 que da aquí. El bloque y la culata son completamente de aluminio, lleva turbocompresor de doble flujo y, según la propia marca, entrega el 90 por ciento de su mayor par (33,6 mkg) a sólo 1.500 rpm, mientras que el máximo lo ofrece en un amplio margen que va desde las 1.800 hasta las 4.500 rpm. La velocidad máxima está limitada a 250 km/h y el 0-100 km/h se logra en sólo 7 segundos.Este motor tiene origen General Motors y es, según Juan Manuel Lumbreras, un ejemplo de la potencia industrial de un grupo tan amplio como GM.Al volante, este nuevo corazón hace del Vectra un coche terriblemente rápido y temperamental. Su fuerza se nota desde los primeros milímetros del acelerador: responde con viveza y cierta rudeza, lleno de energía. Se estira muy bien y tiene una enorme capacidad de recuperación. Desde luego, es un motor excelente para poner techo a una gama tan completa. Si acaso, cabrá criticar su consumo: la marca dice que gasta 10,3 litros cada 100 km.Si bien los principales cambios se han producido en la apariencia de los coches, Opel no ha querido dejar pasar la oportunidad de retocar un poco la arquitectura de los coches y, al tiempo, enriquecer su oferta mecánica.Para poder ofrecer el chasis deportivo y la suspensión IDS Plus, han tenido que realizar unas ligeras modificaciones en el bastidor. De estos retoques ha salido una dirección más eficaz que lleva al coche más aplomado en las rectas y, por supuesto, la posibilidad de montar el interesante y alabado IDS Plus, que permite modificar el tarado de la amortiguación y ajustarlo al tipo de conducción.La esencia del IDS Plus, un sistema estrenado con el Astra, es que una serie de sensores se encarga de analizar las condiciones la conducción, la carretera y las exigencias que, en cada momento, se demandan de la suspensión. En función de estos datos, la informática interpreta en qué grado debe endurecerse el coche para mejorar, en cada situación, la eficacia de la suspensión. Lo que hace este complejo sistema es decidir si el vehículo afronta una situación complicada y evaluar por dónde aparecen los problemas. Así, endurece la amortiguación para contener los balanceos de la carrocería y mejorar el agarre del coche y el trabajo general de la suspensión. Además, se ponen en alerta los sistemas de control de estabilidad y el ABS por si la cosa pasa a mayores y es necesario emplear más medidas de seguridad. También mejora el trabajo del ESP, porque, aunque tiende a retrasar su actuación para permitir un rodar más deportivo, también incrementa su eficacia, con lo que el resultado debe ser mejor. Con el ABS, tres cuartos de lo mismo. En cada ocasión, el ordenador decide sobre qué rueda o ruedas actuar y puede exigir respuestas diferentes a cada una, según las necesidades del momento.
Desde el punto de vista del conductor, esta carga tecnológica tiene una ventaja más: un botón en el salpicadero nos permite variar a voluntad los reglajes de la suspensión. Seleccionando el modo Sport, el coche se endurece, la amortiguación se vuelve más firme, la dirección asistida se hace más rápida y precisa y el acelerador avanza su capacidad de respuesta.
Aunque este dispositivo es una opción, tuvimos la ocasión de probarlo durante la breve toma de contacto organizada por Opel en los alrededores de Madrid. Las carreteras elegidas no permitían grandes alardes, pero sí se nota cómo el coche endurece sus maneras cuando se selecciona el modo Sport y se hace más agradable al desconectarlo. Queda para la prueba a fondo un juicio más amplio del Vectra con este equipo.Aprovechando la puesta al día de los modelos, Opel amplía la oferta mecánica. En Diesel, se proponen los CDTI 1.9 de 120 y 150 CV y el poderoso 3.0 V6 de 184 CV, que ofrecen ahora la posibilidad de incorporar filtro de partículas como opción. Además, se introduce una variante del CDTI 1.9 que se queda en 100 CV y que supone un interesante acceso a la gama de gasóleo.Por el lado gasolina, la oferta arranca con el 1.8 de 122 CV y sigue con los 2.0 Turbo de 175 CV y el 2.2 DIG de 155 CV (éste último, con inyección directa de gasolina). Son todos motores conocidos y de reputación contrastada.
Pero Opel ha querido ampliar este capítulo con la incorporación de un espectacular V6 de 2,8 litros sobrealimentado, un enorme motor que ya equipa Saab en su 9-3, aunque allí rinde 250 CV en lugar de los 230 que da aquí. El bloque y la culata son completamente de aluminio, lleva turbocompresor de doble flujo y, según la propia marca, entrega el 90 por ciento de su mayor par (33,6 mkg) a sólo 1.500 rpm, mientras que el máximo lo ofrece en un amplio margen que va desde las 1.800 hasta las 4.500 rpm. La velocidad máxima está limitada a 250 km/h y el 0-100 km/h se logra en sólo 7 segundos.Este motor tiene origen General Motors y es, según Juan Manuel Lumbreras, un ejemplo de la potencia industrial de un grupo tan amplio como GM.Al volante, este nuevo corazón hace del Vectra un coche terriblemente rápido y temperamental. Su fuerza se nota desde los primeros milímetros del acelerador: responde con viveza y cierta rudeza, lleno de energía. Se estira muy bien y tiene una enorme capacidad de recuperación. Desde luego, es un motor excelente para poner techo a una gama tan completa. Si acaso, cabrá criticar su consumo: la marca dice que gasta 10,3 litros cada 100 km.Si bien los principales cambios se han producido en la apariencia de los coches, Opel no ha querido dejar pasar la oportunidad de retocar un poco la arquitectura de los coches y, al tiempo, enriquecer su oferta mecánica.Para poder ofrecer el chasis deportivo y la suspensión IDS Plus, han tenido que realizar unas ligeras modificaciones en el bastidor. De estos retoques ha salido una dirección más eficaz que lleva al coche más aplomado en las rectas y, por supuesto, la posibilidad de montar el interesante y alabado IDS Plus, que permite modificar el tarado de la amortiguación y ajustarlo al tipo de conducción.La esencia del IDS Plus, un sistema estrenado con el Astra, es que una serie de sensores se encarga de analizar las condiciones la conducción, la carretera y las exigencias que, en cada momento, se demandan de la suspensión. En función de estos datos, la informática interpreta en qué grado debe endurecerse el coche para mejorar, en cada situación, la eficacia de la suspensión. Lo que hace este complejo sistema es decidir si el vehículo afronta una situación complicada y evaluar por dónde aparecen los problemas. Así, endurece la amortiguación para contener los balanceos de la carrocería y mejorar el agarre del coche y el trabajo general de la suspensión. Además, se ponen en alerta los sistemas de control de estabilidad y el ABS por si la cosa pasa a mayores y es necesario emplear más medidas de seguridad. También mejora el trabajo del ESP, porque, aunque tiende a retrasar su actuación para permitir un rodar más deportivo, también incrementa su eficacia, con lo que el resultado debe ser mejor. Con el ABS, tres cuartos de lo mismo. En cada ocasión, el ordenador decide sobre qué rueda o ruedas actuar y puede exigir respuestas diferentes a cada una, según las necesidades del momento.
Desde el punto de vista del conductor, esta carga tecnológica tiene una ventaja más: un botón en el salpicadero nos permite variar a voluntad los reglajes de la suspensión. Seleccionando el modo Sport, el coche se endurece, la amortiguación se vuelve más firme, la dirección asistida se hace más rápida y precisa y el acelerador avanza su capacidad de respuesta.
Aunque este dispositivo es una opción, tuvimos la ocasión de probarlo durante la breve toma de contacto organizada por Opel en los alrededores de Madrid. Las carreteras elegidas no permitían grandes alardes, pero sí se nota cómo el coche endurece sus maneras cuando se selecciona el modo Sport y se hace más agradable al desconectarlo. Queda para la prueba a fondo un juicio más amplio del Vectra con este equipo.Aprovechando la puesta al día de los modelos, Opel amplía la oferta mecánica. En Diesel, se proponen los CDTI 1.9 de 120 y 150 CV y el poderoso 3.0 V6 de 184 CV, que ofrecen ahora la posibilidad de incorporar filtro de partículas como opción. Además, se introduce una variante del CDTI 1.9 que se queda en 100 CV y que supone un interesante acceso a la gama de gasóleo.Por el lado gasolina, la oferta arranca con el 1.8 de 122 CV y sigue con los 2.0 Turbo de 175 CV y el 2.2 DIG de 155 CV (éste último, con inyección directa de gasolina). Son todos motores conocidos y de reputación contrastada.
Pero Opel ha querido ampliar este capítulo con la incorporación de un espectacular V6 de 2,8 litros sobrealimentado, un enorme motor que ya equipa Saab en su 9-3, aunque allí rinde 250 CV en lugar de los 230 que da aquí. El bloque y la culata son completamente de aluminio, lleva turbocompresor de doble flujo y, según la propia marca, entrega el 90 por ciento de su mayor par (33,6 mkg) a sólo 1.500 rpm, mientras que el máximo lo ofrece en un amplio margen que va desde las 1.800 hasta las 4.500 rpm. La velocidad máxima está limitada a 250 km/h y el 0-100 km/h se logra en sólo 7 segundos.Este motor tiene origen General Motors y es, según Juan Manuel Lumbreras, un ejemplo de la potencia industrial de un grupo tan amplio como GM.