La fiscalidad en el mundo del automóvil a nivel europeo varía según cada país. A lo largo de los últimos años, los diferentes gobiernos de la UE han decidido “premiar” a los coches menos contaminantes. En España, por ejemplo, los vehículos nuevos que emiten menos de 120 g/km de CO2 están exentos de pagar el Impuesto de Matriculación y en el caso de los vehículos eléctricos puros, éstos también se ven beneficiados por otra serie de rebajas y ventajas fiscales según la Comunidad Autónoma en la que se vendan.
Sin embargo, hay otros países y gobiernos europeos que durante los últimos años han considerado revisar la fiscalidad del automóvil, puesto que contienen muchas “lagunas” y aspectos a mejorar. Éste es el ejemplo de Francia, que durante 2019 consideró la posibilidad de poder implantar un nuevo impuesto a los coches según su peso.
El proyecto de gravar a los coches más pesados del mercado, según algunos políticos franceses, vuelve a considerarse, tal y como publican algunos medios de comunicación galos y según una información publicada por la web especializada Hibridosyelectricos.com. En líneas generales, la nueva ley sobre los coches más pesados penalizaría con 15 euros por cada kilogramo que supere un límite a establecer, según se trate de un vehículo de combustión (ya sea gasolina o diésel) o de algún vehículo electrificado (eléctrico puro o con algún tipo de sistema de hibridación).
El peso límite del que ya se ha hablado en Francia y según las primeras propuestas presentadas por la actual Ministra de Transición Ecológica en el país vecino, Barbara Pompili, estaría en la cifra de 1.300 kg para automóviles con motor de combustión y de 1.700 kg para los vehículos eléctricos. El límite máximo que se barajaba para los vehículos más pesados, fuese cual fuese su tipología, estaría en los 10.000 euros por modelo.
En busca de coches mucho más ligeros
Todo apunta a que este nuevo impuesto que se baraja desde Francia y que podrían adoptar otros países europeos persigue un doble objetivo: continuar recaudando –ahora más que nunca, ante los grandes estragos que está causando en la economía la pandemia del coronavirus Covid-19- y beneficiar a los coches más ligeros, unos modelos que al ser más livianos, necesitarían menos energía (ya sea a través de combustible o ya sea a través de electricidad) para poder desplazarse.
Ante este posible nuevo panorama, muchos de los modelos eléctricos puros, híbridos e híbridos enchufables con 0 g/km de niveles de CO2 o con niveles inferiores a los citados 120 g/km de CO2, podrían pasar a tener un nuevo gravamen, puesto que precisamente este tipo de automóviles suelen ser muy pesados por los diferentes elementos técnicos que componen su sistema, a través de uno o más motores eléctricos y, sobre todo, a través de unas baterías que, por el momento, continúan siendo muy pesadas.
¿Y cómo se plasmaría la aprobación de este impuesto que gravase el peso de los vehículos en el panorama actual del automóvil? Para ello, ponemos como ejemplo el del Audi e-tron puramente eléctrico en sus versiones e-tron 50 (con 2.445 kg de peso) y e-tron 55 (2.565 kg de peso). Ambos modelos, debido a su “exceso” de kilogramos según la nueva tasa que se plantearía, se gravarían con el límite máximo de 10.000 euros, por lo que estaríamos ante una gran incongruencia a nivel impositivo: por un lado, serían modelos que no gravarían en el Impuesto de Matriculación al no emitir ni un g/km de CO2 (según su homologación); y, por otro lado, serían los automóviles “más penalizados” si viera la luz el nuevo e hipotético impuesto a los vehículos más pesados.