Abanderan el lema “No tendrás nada y serás feliz” y lo quieren llevar hasta el final. El Foro Económico Mundial (WEF) llama a las ciudades a una reducción del 75% de los coches privados para 2050 porque, argumentan, la electrificación del transporte privado no es suficiente para cumplir con los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París.
Pero no es su única petición. El Foro de Davos, como se conoce a esta organización no gubernamental internacional, además de reducir a más de la mitad el número de vehículos particulares, van un paso y más allá y aseguran que también es necesario reducir el número de vehículos en las carreteras en menos de 30 años. Y no importa que sean de combustión, híbridos o eléctricos.
Un nuevo modelo de transporte
La propuesta del Foro Económico Mundial parte de un informe publicado en mayo en colaboración con Visa. En él predicen ya un parque mundial de 2.100 millones de coches en 2050 lo que haría necesario que, para cumplir con las directrices climáticas, habría que recortarlo a 500 millones, es decir, una reducción del 75%. Pero, además, implica una disminución del parque móvil mundial de alrededor de un 65% respecto al nivel actual, situado cerca de los 1.450 millones.
El estudio también señala que si seguimos con la tendencia actual de fabricación de vehículos, en 2050 se emitirían 4.600 millones de toneladas de CO2, cifra que podría reducirse hasta los 3.900 millones de seguirse las recomendaciones del Foro de Davos. Además, lograría reducir el asma o las muertes prematuras, y que incluso lograría ahorros de 5 billones de dólares para la economía mundial.

El nuevo plan para eliminar ya hasta el 75% de los coches
¿Cómo lo quieren conseguir? Pues con un nuevo modelo de transporte, denominado SEAM, basado en vehículos compartidos, eléctricos, conectados y automatizados. Según el informe, esta forma de movilidad mitigaría el 80% de las emisiones por pasajero, liberaría el 75% del espacio urbano o disminuiría los costes de transporte en un 40%.
El WEF también aboga por una aplicación generalizada a nivel mundial, ya que "ninguna ciudad o empresa puede alcanzar esta visión por su cuenta". Así, hacen un llamamiento para tejer "fuertes relaciones público-privadas de colaboración" para encontrar soluciones "sensibles al contexto" de la movilidad y que permitan "un futuro sostenible para las ciudades".
¿Y las consecuencias?
El estudio, sin embargo, pasa por alto los riesgos o consecuencias que podrían derivarse de esta drástica decisión de eliminar el transporte privado o de una acelerada electrificación. Además, no tienen en cuenta la libre decisión de las familias por tener un vehículo privado, los elevados costes económicos y sociales de planificar centralmente un proceso de estas características, así como los efectos económicos como consecuencia de la asfixia a la industria del automóvil, con todas las implicaciones de destrucción de riqueza y empleo que ello acarrearía.
Además, tampoco tienen en cuenta los desafíos del mundo rural, donde no tiene cabida un modelo de movilidad en el que prima el transporte público y da prioridad a la bicicleta y al peatón, en detrimento del transporte particular.