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El doctor Rojas, de
Explicó que en
Durante un recorrido efectuado la víspera en tráfico real en el barrio Condesa, contó Rojas, "se nos atravesó una niñita en una parte que no es para peatones, pero el auto la detectó con sus sensores y se detuvo sin ningún problema".
El científico destacó que en esta etapa siempre va una persona sentada detrás de la dirección que va vigilando lo que hace el auto y puede intervenir en caso necesario, "pero en el caso de la niña no fue necesario".
El vehículo recibe las señales de satélites del Sistema de Posicionamiento Global (GPS), que en
"Si la señal de GPS está deteriorada y el auto amenaza con salirse del carril, no lo hace porque reconoce las líneas (mediante las cámaras) y vuelve a centrarse", abundó. Pero para avanzar en el tráfico se necesita saber dónde están los demás autos y los peatones. Para ello, señaló, "tenemos sensores láser, que están enfrente, atrás y arriba del vehículo y nos dan 360 grados de cobertura; con eso tenemos una visión panorámica del tránsito".
La computadora central utiliza toda esa información para decidir a qué velocidad va el auto, si tiene que frenar, acelerar o virar. Rojas refirió que se han realizado experimentos de vehículos autónomos desde hace más de 40 años, pero que la diferencia ahora es que la tecnología de satélites es mucho más avanzada, los sensores más precisos y las computadoras más pequeñas, lo que posibilita su aplicación práctica.
Sin embargo, reconoció que la llegada a las calles del coche que se maneje a sí mismo es cuestión de décadas. El primer problema, dijo, es jurídico porque evidentemente aún no existe jurisprudencia para determinar responsabilidades en caso de accidente cuando están involucrados autos robóticos.
El segundo es de índole social, consistente en que la gente confíe en este tipo de automóviles. "Al principio es difícil meterse en un auto y ver que se va moviendo la dirección sin ponerse nervioso. Entonces, la gente tiene que familiarizarse con la tecnología", explicó.
"Y es un problema también económico, porque una unidad de éstas actualmente no la puede comprar más que un jeque árabe. Van a ir bajando los precios y va a ser un proceso gradual", advirtió Rojas. Consideró que primero van a integrarse a vehículos convencionales partes de la nueva tecnología, como sistemas para mantener el auto en un carril o alertar al conductor de algún obstáculo o señal de tránsito.
"Hay muchas cosas que se pueden ir incorporando poco a poco para aumentar la seguridad de los vehículos manejados por personas, de tal forma que al final se va a tener el paquete completo", vaticinó. De acuerdo con el especialista, ya se puede aplicar esta tecnología en espacios limitados como aeropuertos o fábricas, y en carreteras se puede tener en 10 años, "pero en ciudades, que es lo que a todo el mundo le interesa, pienso que faltan unos 30 o 40 años".
Lo problemático, señaló, es el periodo en que tengan que coexistir autos conducidos por humanos y los robóticos. "El robot va a respetar las reglas del tránsito y de seguridad, pero los humanos no necesariamente. Esa combinación de humanos-robots es muy problemática, y para eso hay que hallar una solución", advirtió Rojas.
"En el futuro estoy completamente seguro de que todos los autos van a ser robóticos porque será más seguro, más cómodo y más barato, pero la transición es lo problemático", puntualizó.
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