Aunque el automóvil es, quizá, el sector que más está pagando la llamada crisis de los semiconductores, este problema mundial afecta también a otras grandes industrias. En el mundo del motor, en concreto, está ocasionando ya desde hace meses la paralización de numerosas fábricas de coches e importantes caídas en ventas, ya que las últimas estimaciones aseguran que el tiempo de espera ahora para comprar un vehículo es ya de hasta 1 año. Ante estas circunstancias, Europa ha decidido pasar a la acción. Y ya era hora.
La Unión Europea, por tanto, acaba de anunciar esta semana que desarrollará ya la denominada nueva Ley Europea de Chips, una iniciativa que nace para obtener una mayor soberanía tecnológica para no depender en el futuro de la fabricación de semiconductores en mercados externos a la UE. El anuncio, en concreto, ha llegado a través de la propia Comisión Europea.
Como un aviso directo a grandes potencias como China, Corea del Sur, Taiwan o Estados Unidos, la UE considera que es imprescindible marcar un plan común para aumentar la capacidad de producción de semiconductores en Europa, para lo que llegará también a importantes acuerdos de cooperación internacional. Ursula Von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, ha asegurado que se creará así “un ecosistema de vanguardia en el que los distintos Estados miembros de la UE colaborarán para determinar las prioridades en materia de investigación y desarrollo”.

El plan y las dificultades de llevarlo a cabo
Para crear una nueva industria europea de semiconductores, “puntera, vital y competitiva más o menos desde cero”, tal y como apunta la CE, el objetivo de esta nueva ley es duplicar de inicio la cuota de la UE en el mercado mundial de chips hasta 2030, fijado en la actualidad simplemente en el 10 por ciento. Crear una industria autónoma y competitiva necesitará de años, según ha pronosticado Von der Leyen.
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La nueva legislación ofrecerá incentivos para potenciar su desarrollo, a través de la colaboración de todos los estados y de financiaciones públicas y privadas. La compañía Intel, por ejemplo, ya ha desvelado en este sentido su plan de construir al menos dos nuevas fábricas de microchips en Europa, para lo que está prevista una inversión de hasta 80.000 millones de euros durante la próxima década.
Según los principales analistas mundiales, en Europa harán falta entre 10.000 y 20.000 millones de dólares y de 2 a 3 años para que arranque la producción y esté operativa. El principal problema además que se vislumbra a corto plazo es el difícil acceso a minerales en terceros países fuera de la UE y en complicadas situaciones económicas y geopolíticas, junto a las dudas que el proyecto genera en muchas empresas de cara a realizar fuertes inversiones.

Qué opina el Gobierno de España
La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, ha valorado como muy “positivas las medidas anunciadas por la Comisión como la Ley Europea de Chips”, pero solicita al mismo tiempo un mayor impulso por parte de la Comisión para garantizar el suministro de estos componentes esenciales para recuperar los niveles de producción de vehículos en las fábricas europeas y españolas.
“La escasez de los semiconductores es un problema que afecta a toda la industria de automoción europea y que exige, primer lugar, actuaciones inmediatas como facilitar la flexibilidad interna de las empresas a través de los ERTE que han sido una medida muy exitosa durante los meses más duros de la pandemia. Pero también actuaciones estructurales para incrementar la capacidad de producción en España y en Europa”, ha confirmado Reyes Maroto.