La ligera diferencia entre ruido y sonido

Los fabricantes de automóviles europeos abogan por una reducción de las emisiones contaminantes acústicas, ruido, en sus vehículos. Sin embargo, también reconocen que, pese a que ellos se esfuercen, los usuarios también tienen que poner su granito de arena.

Los conductores europeos cada vez distinguen mejor entre sonido y ruido procedente del uso de sus automóviles. Esta preocupación se plasma en las políticas de los fabricantes de automóviles del Viejo Continente que se están empezando a centrar en la calidad de ese sonido, para que no llegue a ser ruido, es decir, con el fin de que no sea molesto. Sin embargo, estos fabricantes critican la forma de medir los niveles de ruido.

En 1980, la Unión Europea comenzó a proponer normativas para reducir las emisiones contaminantes de ruido de los automóviles. En la actualidad, se ha fijado en 71 decibelios el máximo que debe emitir un automóvil. Esta cifra se puede comparar al sonido procedente de un restaurante lleno, según afirma el diario Auto.com</font color="#0000CC">.

Los fabricantes se enfrentan a la administración europea, porque consideran que las formas de medir la calidad del sonido no representan la realidad. Según los constructores, se mide el sonido en los momentos de aceleración y cuando el coche alcanza la velocidad máxima. El sistema no recoge las situaciones habituales del tráfico, por ejemplo al ralentí, mientras se espera en los semáforos.

Para demostrar que lleva razón, la Asociación Europea de Constructores de Automóviles (ACEA) se va a reunir en el Nardo (Italia) para realizar varias pruebas de ruido. Quieren demostrar cómo la forma de conducir de cada usuario puede influir en la contaminación acústica. Es decir, aunque la industria haga esfuerzos por aumentar la calidad del sonido (o reducir el ruido), siempre quedará la forma de conducción de cada usuario y los hábitos que tenga: chirriar de ruedas al acelerar bruscamente, portazos, música ruidosa o los silenciadores gastados.

Johann Tonhauser, ingeniero de BMW, comparte la filosofía de los fabricantes, pero asegura que el objetivo es hacer "un coche lo más silencioso posible".

A finales del año pasado, Renault ya se acercó a este objetivo consiguiendo con su nuevo Vel Satis una reducción del ruido de 3 decibelios. Esta marca ha sido galardonada por el Consejo Nacional Francés del Sonido con un "Decibelio de Oro".