Álvaro Sanz ha sido el ganador en tres de las cuatro categorías del concurso impulsado por la multinacional española Grupo Antolín que diseña y fabrica componentes y módulos para el interior del automóvil. Sanz ha ganado con sus propuestas de interiores para techo, puerta y salpicadero, a la vez que ha recibido mención en capítulo de Color&Trim.
Álvaro Sanz Lázaro ha sido alumno del Máster en Styling y Diseño de Concepto en el Automóvil de la Universidad Politécnica de Valencia, con la que Autopista mantiene una estrecha relación y con la que hemos realizado históricamente nuestro concurso de Diseño desde finales de los años 90. Esta segunda edición del Design Challenge by Grupo Antolin ha contado con la participación de más de 300 trabajos de 15 países.
Para Javier Villacampa, director corporativo de Innovación del Grupo Antolín “el proyecto de Álvaro ha merecido ser el ganador por su alta calidad en todo el proceso de diseño, su innovación y coherencia en el conjunto de la propuesta. Ha desarrollado un interior completo con un diseño muy atractivo que combina e integra a la perfección nuevas tecnologías y materiales innovadores y sostenibles”. El proyecto de Sanz ha gustado tanto en el Grupo Antolín, que desde el 1 de febrero Álvaro forma ya parte de su equipo de Diseño.

De 28 años, Álvaro Sanz es ingeniero mecánico e industrial pero su gran pasión desde pequeño –según nos confiesa- era diseñar coches, incluso con sus interiores. También estudió diseño industrial en la Universidad de Umea (Suecia) para de aquí desembarcar en el Máster de Styling y Diseño de Concepto en el Automóvil de la Universidad Politécnica de Valencia, donde descubrió no solo el diseño automovilístico sino la nueva movilidad. Su proyecto de fin de Máster fue un tren en colaboración con la ferroviaria Stadler para recorrer el corredor mediterráneo entre Valencia y Roma disfrutando de una experiencia de viaje especial gracias a vagones que ejercen de miradores, otros que son zonas de recreo con zona de bar y asientos orientados hacia el mar en todo su recorrido...
Nos comenta Álvaro Sanz que empezó a pensar en este concurso cuando se convocó la primera edición hace dos años y que, un año más tarde, y en plena situación de pandemia, y antes de realizar el proyecto de fin de Máster, decidió trabajar en el proyecto de interior que presentaría al concurso del Grupo Antolín. El estado de pandemia y de confinamiento le ayudó por el tiempo que pudo dedicar al proyecto pero también por entender mejor lo que quería realizar: era éste un tiempo de encierro, en el que solo podía salir al jardín de su casa pero dónde la luz jugaba un papel importante en su vida al no encontrarse en una caja cerrada e incomunicado. Y esto lo aplicó a su proyecto Antolín Vivar buscando resolver problemas –la esencia del Diseño-. Y trabajó en cómo podía conocer los problemas de la gente y envió un cuestionario a familiares, amigos y allegados con preguntas cerradas y abiertas para obtener respuestas comunes como punto de partida. Y estas respuestas las trasladó a temas como la iluminación y ubicación de elementos en puertas, techo, consola y pantallas.

Tras esta fase de conocimiento y organización comenzó la fase de bocetación y modelación con la premisa de la ergonomía como primera prioridad. Nos dice Álvaro Sanz que en paralelo trabajó la propuesta de materiales que compondrían su interior teniendo en cuenta la sostenibilidad y el aligeramiento máximo de componentes y grupos –algo que formaba parte del pliego de condiciones del concurso junto con la funcionalidad realista-, sin olvidar la industrialización asumible. El proyecto, que le empleó desde abril hasta finales de julio o principios de agosto, concluyó con la elaboración de un vídeo ilustrativo de su propuesta.
En su concepción del interior factible y realizable en el umbral 2025-2030 tuvo en cuenta cambiar la actual concepción del vehículo donde estás cerrado y sin movilidad. Álvaro quería un espacio más abierto, quería cambiar de la focalización en el conductor para privilegiar a todos los ocupantes gracias a las posibilidades cada vez mayores de automatismos y donde la conducción tendrá cada vez más una función placentera puntual para el conductor –el volante es escamoteable para usarse solo cuando sea estrictamente necesario-. “Para eso, nos dice Sanz, he creado una especie de salón donde los ocupantes compartirán espacio, donde no se pierda el tiempo mientras se realizan los trayectos”. Le pedimos opinión sobre cuál sería la carrocería perfecta que encajaría con este interior: “hoy en día se hacen diseños de cajas sobre plataformas. Esto resta belleza y dinamismo y siempre se puede encontrar un equilibrio. Mi propuesta necesita una cabina de dimensiones generosas para poder girar asientos. Podría ser un SUV del segmento C porque necesito altura pero sin ser un minibús; debería ser un SUV con fuerza, velocidad y movimiento”.

Álvaro también nos comenta que ha aligerado en su proyecto el peso y los materiales de las puertas a partir de procesos, materiales e investigaciones ya en estudio, lo cual da aún más realismo a su proyecto Antolín Vivar –afirma haber aprendido con este trabajo no solo de Diseño, también a nivel de industrialización y materiales-. De la parte del interior de la que se muestra más contento es del techo por su carácter innovador, y cuando le pedimos que nos defina este Antolín Vivar con una sola palabra, emplea “acogedor”, en el que los ocupantes quieran estar...
Visión de futuro
Aprovechamos esta charla con Álvaro Sanz para que nos avance desde su posición privilegiada hacia dónde se dirige el tema de los interiores en el futuro, ya como profesional y no solo como alumno: “la era del cuero ha pasado aunque pueda seguir dando sensación de calidad, igual que la madera. Lo que antes era lujo, ahora las nuevas generaciones lo vemos de otra manera. La vanguardia significa ya también sostenibilidad. Hace cinco años, el ejecutivo llevaba Prius y vamos en esa línea. Uso de materiales sostenibles no implica renunciar a calidad y originalidad. Utilizar elementos como algas o cartón puede dar como resultado algo atractivo pero tenemos que dar una vuelta al coche y a estos materiales porque si intentamos reproducir texturas antiguas con materiales nuevos nos vamos a equivocar con el resultado. Hay que intentar e inventar colores y texturas nuevas”.