La idea es sencilla pero revolucionaria: los clientes de GM que tengan un coche en régimen de leasing (alquiler a largo plazo con derecho de compra final) podrán hacerse con un nuevo coche de la marca y dejar de pagar el que ya tienen.
Esta insólita medida afectará a los clientes cuyos contratos expiren entre mayo y septiembre de este año. "Se puede llamar una amnistía del leasing", dice un vendedor de Oldsmobile ilusionado por la posibilidad de vender más coches gracias a esta iniciativa. El mismo portavoz señala que los más beneficiados serán aquellos clientes con límites de kilometraje en sus contratos. Los que lo hayan excedido tienen que pagar una cuota extra, con lo que estarán encantados por librarse de esta carga y pasarse a un coche nuevo.
Además de esta medida, GM también sopesa la posibilidad de ampliar sus programas de intereses bajos y descuentos sobre las tarifas oficiales. Estas ideas han logrado que las marcas de GM recuperasen terreno por primera vez en 10 años.
Todo vale para ganar cuota en un mercado que declina desde principios de año. Si no hay sorpresas, las cifras de febrero hablarán de otra caída de ventas cercana al 10 por ciento, con lo que los grandes fabricantes viven en alerta roja.