Cómo han cambiado las cosas. Hace unos años el mayor anhelo de un joven al cumplir los 18 años era sacarse el carnet de conducir para poder disfrutar al volante de su primer coche. Pues bien, los jóvenes de hoy en día no quieren conducir. Poco más de la mitad de la generación Z (los jóvenes nacidos a partir de 1995) se ha sacado el carnet de conducir, frente al 81 por ciento de los “baby boomers”, aquellos nacidos entre 1946 y 1964. Esta es una de las principales conclusiones de un estudio realizado por la plataforma de movilidad compartida Uber.
Y es que los boomers son la franja de edad con mayor porcentaje de gente con carnet de conducir, más alto incluso que los pertenecientes a la Generación X (1965-1985), con un porcentaje de gente del 78 por ciento y los millenials (1985-1995), de los cuales el 74 por ciento tiene carnet de conducir.
¿Por qué sucede esto? Pues según este estudio, las generaciones más jóvenes dan mayor importancia a la libertad y comodidad como motivación para sacarse el carnet de conducir, frente a los usuarios de mayor edad, cuyo principal motivo es laboral.
El 60,5% de los españoles que no tiene carnet considera que ya existen numerosas alternativas de movilidad para desplazarse por su ciudad, como transporte público, VTC, taxi u opciones de micromovilidad como patinetes y bicicletas eléctricas. Otros de los motivos para no tener el carnet de conducir son el miedo a conducir (36,5%), el elevado coste del coche, el coste del carnet (22%), que conduce otra persona (20%) y la falta de tiempo (15%).
Otros medios de transporte
El coche propio es el medio de transporte preferido para desplazarse al trabajo o al centro de estudios entre los usuarios de mayor edad (52%), mientras que los menores de 40 prefieren el metro y el autobús.
Para los desplazamientos que tienen que ver con el ocio, la VTC es el método de transporte favorito entre la mayoría de los encuestados, aunque los más jóvenes (entre 18 y 25 años) siguen apostando por el transporte público. ¿Y por qué no utilizan el coche privado? Pues principalmente por la pérdida de tiempo que implica buscar aparcamiento (60%), el gasto que supone aparcar en un parking (58%), las restricciones al vehículo privado en ciertas áreas de la ciudad (31%) o los costes que lleva aparejados la compra y mantenimiento de un coche (30%).