Ford Mondeo 2.2 TDCi Titanium

Un empuje impresionante, un diseño renovado, lujo en su interior y un comportamiento más que notable en esta edición especial de la berlina de Ford.

Ford Mondeo 2.2 TDCi Titanium
Ford Mondeo 2.2 TDCi Titanium

La nueva mecánica que monta este automóvil va a hacer temblar los cimientos de la industria automovilística europea y, quizás, hará que cambie el eje rotacional de la misma que, hasta ahora, tenía su centro neurálgico en los motores alemanes. Te contamos por qué. Con toda probabilidad, la mecánica 2.2 TDCi que estrena este Ford Mondeo supondrá un antes y un después en la carrera por desarrollar mecánicas de ciclo Diesel eficientes. Se trata de una máquina equilibrada, potente, con un empuje extraordinario y que, además, no destaca por consumos desorbitados. Si este motor lo asociamos a uno de los chasis más notables del mercado, obtenemos un automóvil que podemos calificar, cuanto menos, de brillante. A este Mondeo Titanium sólo podemos reprocharle un tacto peculiar en tres elementos: pedales de freno y de embrague, dirección y palanca de cambio. Eso sí, estos matices dependerán del gusto de la persona que se siente tras el volante. Empecemos analizando la mecánica. Destaca, por encima de todos los aspectos, su entrega de par: elevada desde las más bajas vueltas (19 mkg a 1.250 rpm) y elástica hasta agotar el cuentavueltas (21 mkg a 4.500 vueltas). Nuestro banco de rodillos ha registrado la sorprendente cifra de par motor máxima de 44 mkg a 2.440 rpm, pero lo mejor es que la entrega de empuje se realiza en todo el recorrido del cuentarrevoluciones.Sin duda alguna, el mejor rango de utilización de la mecánica se encuentra entre 2.000 y 3.250 giros. Ahí, arroja sin rubor cifras en torno a 40 mkg y que alcanza, en ocasiones, 44 mkg. Pero este empuje, ¿cómo es percibido por el conductor? Pues en contra de lo que podríamos suponer, se recibe sin brusquedad, con una tremenda suavidad. Después, se gestiona de manera correcta gracias a una caja de cambios manual de seis velocidades y se transmite al suelo eficaz y satisfactoriamente a través de unas suspensiones de tarado confortable y firme.