La verdad que es una pena pero, aunque los agentes de seguridad se esfuerzan porque no pase, los robos de coches se siguen sucediendo año tras año. Para hacernos una idea, en el pasado 2024 se registraron según las estadísticas nada menos que 33.061 hurtos, lo que haciendo una cuenta rápida nos sale un promedio de 90 al día.
Según esos mismos datos, los coches que más se buscan son los generalistas con más de 11 años, siendo el mes de enero y los lunes los periodos más activos para los amigos de lo ajeno. Y no es de extrañar, pero la Comunidad de Madrid, Cataluña y Andalucía es donde más se registran, algo que es normal por el gran parque automovilístico que acumulan estas regiones.

A partir de aquí métodos hay muchos para robar los coches. Quizás por las películas nos imaginamos a los ladrones como si fuera casi “hackers”, preparados con dispositivos avanzados para poder abrir las puertas en un abrir y cerrar de ojos. Aunque como comprobaremos a continuación, elementos tan básicos como una botella, una moneda o un limón pueden bastar para engañarnos. Porque aquí, no nos olvidemos, la picaresca cuenta y mucho.
El truco de la botella
Está claro que muchas veces tenemos un poco de prisa por arrancar y queremos salir corriendo inmediatamente, pero sería aconsejable en zonas conflictivas darse una vuelta rápida alrededor de nuestro coche para comprobar que no hay nada extraño. Y a eso me refiero por ejemplo a encontrar una botella de plástico colocada en el paso de rueda, encajada con la rueda.

Por lo general, los cacos que suelen utilizar esta técnica suelen colocar las botellas en el lado derecho del coche, alejadas de la vista del conductor. Al intentar iniciar la marcha, el plástico produce un ruido muy grande, lo que hace que nos detengamos de inmediato para comprobar que lo ha provocado. Como ya he dicho que vamos con prisas, nos bajamos con el vehículo encendido, momento aprovechado por los ladrones para acceder a él y salir huyendo a toda velocidad, pues se lo hemos dejado en bandeja.
Una moneda bastará
La misma recomendación con el que empezaba el truco anterior nos valdría también para el siguiente supuesto. En este caso la protagonista es una moneda y el procedimiento suele suceder en los aparcamientos o zonas oscuras, justo en el momento en el que estamos aparcando.
La verdad que necesita de un poco de maña por parte del ladrón, tanto para colocar la moneda como para que no nos percatemos de su presencia, pero el caso es que logran meter el objeto en alguna de las manillas de las puertas sin que nosotros lo podamos notar.

Aparentemente puede resultar una acción inofensiva, la cuestión es que al intentar cerrar el coche no será posible pues la manilla con la moneda impedirá la operación. Algunos conductores se percatarán y volverán al coche, pero otros darán por hecho que tras pulsar el botón de la llave su vehículo debería estar cerrado. Craso error, pues el ladrón tendrá acceso completo al coche, por lo que podrá desvalijarlo por completo y si es más habilidoso, incluso llevárselo de allí. Por tanto, no te olvides de revisar siempre el cierre de las puertas antes de irte.
Limones o naranjas en la carretera
Este último método para robar coches no es exclusivo de nuestro país, ya que se ha dado también en otros países de nuestro entorno. Aquí de lo que se trata es de dejar en la calzada frutas como pueden ser naranjas, limones o incluso melocotones, aunque también se conocen casos con patatas. Quitando un poco estas últimas, todas tienen un tamaño bastante parecido.

Pues el mayor error que podemos cometer en este caso es pasar con alguna de las ruedas por encima de ellas, pues en su interior se han escondido previamente objetos metálicos o afilados (imagina aquí cualquier cosa). Esto provocará, en muchas ocasiones, un pinchazo, por lo que tendremos que parar para cambiar la rueda o llamar a la asistencia. Y como los ladrones nos han seguido, será el momento que aprovecharán para asaltarnos ya sea llevándose los objetos de valor del interior o incluso el propio vehículo.