Hace unos días, la Guardia Civil ha detenido en Valencia a cuatro personas por el robo de coches de alta gama por todo el país. Lo llamativo del caso es cuál era su método de robo, que se hacía por encargo. Como si fuera un concesionario.
Todo comenzaba cuando los detenidos recibían el pedido de los vehículos a sustraer, marca, modelo y características del mismo. Según la Guardia Civil, una vez que los vehículos eran encontrados en las urbanizaciones más elitistas del país, les instalaban un dispositivo de geolocalización GPS para conocer la rutina del propietario. Esto también les permitía controlar el vehículo en todo momento.
Una vez estudiados los movimientos del propietario, los ladrones aprovechaban el momento idóneo para sustraerlo. Para ello se servían de multitud de dispositivos tecnológicos, electrónicos y mecánicos como inhibidores de frecuencia y sistemas de apertura que inutilizaban los sistemas de alarma de los vehículos.
Posteriormente, la organización criminal estacionaba el vehículo en distintas ubicaciones (este periodo es conocido como el “periodo de enfriamiento”) para asegurarse de que no tuviera ningún sistema de localización instalado por el propietario. Pasado este tiempo, los ladrones depositaban el vehículo en un garaje seguro. Allí se le realizaban las modificaciones necesarias en el mismo, enmascarándolo para su venta en el mercado ilícito internacional. Esto incluye placas de matrículas dobladas, documentación falsa de acuerdo con las nuevas placas y nuevas llaves de apertura del vehículo con nuevo código con el anagrama de la marca.
Mucha tecnología
A medida que los vehículos se vuelven más tecnológicos también lo hacen los ladrones de coches. En los registros realizados por la Guardia Civil aparte de documentación falsa de vehículos y matrículas dobladas se intervino un arsenal tecnológico. Varios dispositivos electrónicos utilizados para el robo, teléfonos móviles, dispositivos de geolocalización y detectores de dispositivos de geolocalización. También consolas de programación y conectores OBD, inhibidores de frecuencia y tarjetas SIM con identidades ficticias, entre otras cosas.
En la operación se recuperaron tres vehículos y se evitó el robo de otros cuatro que estaban a punto de ser robados. Los efectos recuperados tienen un valor de 1.150.000 euros.