Creo que a estas alturas a nadie le sorprende una noticia de que un futbolista ha comprado un coche espectacular, con muchos caballos y totalmente exclusivo. Mismamente, el propio Cristiano Ronaldo siempre ha sido noticia por su espectacular colección de vehículos y algunos lo fueron por sus extravagancias o ¿ya se han olvidado de Walter Pandiani acudiendo a entrenar en un camión?
Pues según informan nuestros compañeros británicos de The Sun, el último en unirse a esta lista de afortunados (lo reconozco, nos da un poco de envidia) es Erling Haaland, que junto a su socio comercial, multimillonario y amante de los automóviles Ole Ertvaag han conseguido comprar un Bugatti Tourbillon, uno de los últimos superdeportivos de la firma francesa.

Hay que recordar que de este modelo solo se fabricarán 250 unidades y una ya tiene encargo para desplazarse hasta Noruega. Su precio base es de 3,8 millones de euros, pero una vez empiezan a sumar los correspondientes impuestos más las posibles personalizaciones que suelen realizar sus dueños, lo normal es que pague por este coche más de cuatro millones de euros.
Sin duda es una gran forma de celebrar la reciente ampliación del contrato de Haaland con el Manchester City, que firmó el pasado mes de enero hasta el 2034 a razón de una media de 17 millones de euros netos de sueldo por temporada, por lo que no tendrá problemas para mantener su nuevo coche. También es sabido que el delantero invierte en otro tipo de bienes con su socio Ertvaag como pueden ser las propiedades inmobiliarias.

Así es el Bugatti Tourbillon: V16 y 1.800 CV
La última compra de Haaland nos sirve como excusa para hablar un poco más del Tourbillon. Creado como una auténtica obra de ingeniería, para moverle se decidió optar por un propulsor con disposición V16 y 8,3 litros de cilindrada atmosférico, que se acompaña de otros tres motores eléctricos. Entre unos y otros la cifra de potencia total combinada se estima que ronda los 1.800 CV, lo que le permite completar el 0-100 km/h en dos segundos, el 0-200 km/h en cinco segundos y llegar a los 300 km/h en menos de diez segundos.
No falta una transmisión automática de doble embrague con ocho velocidades y la tracción total. Dos de los motores eléctricos trabajan en el eje delantero, mientras que el tercero lo hace con el trasero para poder esas cifras de aceleración tan mareantes. Incluso algunos medios apuntan a que Bugatti podría estar preparando una versión mejorada que alcanzase los 500 km/h. Una locura.

Tengo que señalar que, aunque me gustan mucho los paneles de instrumentación digitales, el creado para este Bugatti es una obra de arte. Para ello han utilizado elementos mecánicos, como si fuera un reloj de precisión, en el que se visualiza tanto la velocidad como las revoluciones a las que circulamos. Y dicen los afortunados que han podido escucharle que su V16 recuerda mucho al de una Ducati a alta velocidad (consigue llegar a las 9.000 rpm).
Como suele ser habitual en este tipo de coches, se asienta sobre un monocasco de carbono. A su vez, se le ha dotado de numerosos elementos que mejoren su aerodinámica como un gran difusor en su zaga, así como un alerón extensible que solo aparece cuando es realmente necesario.

¿Haaland quiere ahorrarse los impuestos de Noruega?
Como bien es sabido, a los tabloides como The Sun les gusta mucho el amarillismo y en su artículo se preguntan si Haaland tendrá la intención de ahorrarse un dinero en impuestos con su última compra. Para conseguirlo el futbolista debería intentar matricular el Tourbillon antes del 1 de abril, fecha en la que el Gobierno noruego tiene la intención de subir las tasas a los coches de combustión.
Está claro que esta tesitura no será un gran problema para Haaland, que una vez encargado su Bugatti lo va a comprar definitivamente, pero es evidente que para el resto de los mortales no es lo mismo pagar 4 millones “pelados” que unos 4,77 millones que estima el medio británico que subiría con los nuevos impuestos.

Y como suelen ser coches que se personalizan mucho por parte de sus afortunados clientes, desde el periódico creen que el delantero nórdico habría encargado su Tourbillon con los mismos colores que su club, el Manchester City, por lo que habrá que ver cómo le queda el azul cielo al superdeportivo.