Antes de que entráramos en la era de la electrificación, a los coches de combustión cada vez se les impusieron más restricciones para reducir sus emisiones. Uno de los elementos que crearon los ingenieros para conseguir los objetivos marcados por las normativas anticontaminación fue el filtro de partículas, también conocido por las siglas FAP, que se incorporó en 2005 y que más tarde terminaría llegando a los propulsores de gasolina.
El filtro de partículas es un dispositivo de forma cilíndrica que se coloca por detrás del catalizador con una finalidad clara, tiene que atrapar y destruir las partículas que se generan por la combustión para así reducir las emisiones que salen por los escapes. La cuestión es que este elemento suele ser una de averías más comunes en los coches diésel, que ya de por si tienen un mantenimiento más caro que sus homónimos de gasolina.

En un artículo publicado por La Vanguardia, el mecánico Alberto Peña, comenta que “el filtro de partículas recircula parte de los gases de escape que se evita emitir a la atmósfera, que vuelven al interior del motor y se las termina tragando”. El problema viene dado porque este dispositivo necesita altas temperaturas para funcionar de forma correcta como comenta el profesional “los motores, al igual que los hornos, se limpian por pirólisis, por lo que en un coche que hace viajes de 10 o 15 kilómetros continuamente, nunca alcanza temperatura de trabajo y la carbonilla se termina acumulando”. E irremediablemente de ser así terminará con una vista al taller con un coste estimado de 500-600 euros, aunque en algunos coches se ha llegado a cobrar más.
Consejos para que te dure más el filtro de partículas
Si tienes un coche diésel y normalmente haces recorridos cortos debes tener en cuenta que el filtro de partículas debe regenerarse cada cierto tiempo. Lo ideal sería que habitualmente salgas un poco de la ciudad, como podría ser una autovía, y allí circules con el motor a revoluciones altas. De esta manera propiciarás que la temperatura sea la idónea para que el filtro se deshaga de toda la carbonilla acumulada.

No está de más tampoco revisar el cuadro de instrumentación de nuestro vehículo. En algunos modelos hay un testigo específico que se llama “Check Engine” con forma de un filtro de partículas que indica que está taponado. Si éste parpadea mientras conduces, lo mejor es pararte para no sobrecalentar el motor.
Según la información de La Vanguardia, los filtros de partículas o FAP suelen tener una duración estimada entre los 80.000 y los 120.000 kilómetros, que puede ser una buena referencia para saber si el tuyo necesitará una sustitución en los próximos meses.